tag:blogger.com,1999:blog-56213870564228491862024-03-24T09:47:22.716-07:00El Skinhead que leía novelas de amorBlog de reflexión personal con patente de corso para pensamientos serios, idas de olla y faltas de ortografíaDexter Coughtonhttp://www.blogger.com/profile/01702807377039521588noreply@blogger.comBlogger57125tag:blogger.com,1999:blog-5621387056422849186.post-60597543560090928482024-03-23T14:42:00.000-07:002024-03-24T09:46:50.423-07:00El madero del Molo<p> Entre las cosas terribles que tienen las mudanzas, sobre todo después de años en un mismo lugar, es la bofetada que nos da a la memoria todo aquello que un día guardamos, ya fuese con cariño, prudencia o desgana y que, ya olvidado, reaparece de repente entre las cosas que debemos trasladar o archivar en la basura.<br /><br /> Hace una semana, desmontando mi casa para poder hacer unas obras poco postergables, encontré entre parches de Lucha Autónoma, chapas anti reformistas, argamboys y carteles de cuando el Sub comediante Marcos acababa de saltar al número uno de los cuarenta principales, unos recortes de la última etapa del Molo.<br /><br />El Molotov durante años, pero no siempre, emparejado con la agencia UPA de contra información fue, para el movimiento autónomo desde la segunda mitad de los años ochenta hasta principios del siglo veintiuno, una fuente de información vital. Un nexo de unión simbólico entre ese universo de colectivos aislados en pueblos y barrios antes de la llegada de Internet. El no periódico del movimiento incipiente, dónde todxs queríamos leer nuestras acciones y que esperábamos ansiosxs cada mes o cada quince días. <br /><br /> El proyecto pasó por distintos formatos. Fanzine, boletín casi tipo telex, periódico mensual... En algunas de esas etapas tuvo una sección conocida por “El madero del Molo”. La mentada sección consistía, casi siempre, en utilizar noticias reales encontradas en la prensa burguesa que dieran parte de pifias cometidas por las fuerzas de seguridad del estado (toneladas de cocaína que desaparecían mágicamente de dependencias policiales, casos de nepotismo, y “torrentadas” varias) y narrarlas con sentido del humor y sátira.<br /><br /> En la última etapa del Molo colaboré activamente en esa sección siendo una de las personas que trataba de sacar de la chistera algo de humor de aquellas barrabasadas cotidianas. Los recortes del Molo que he encontrado se corresponden, de hecho, a dos de dichas colaboraciones. Por desgracia solo tengo estos dos en mi poder, el resto estarán dónde quiera que se guarden los archivos del Molotov, y no son los dos que mejor me quedaron. El que no pienso compartir es bastante flojo. <br /><br /> A continuación transcribiré literalmente, erratas incluidas, el que, en su día, me consta que hizo reír por su mala baba a un par de amigos cercanos y a mi compañera de piso de entonces, militante del mentado colectivo.<br /><br /> Pero antes de eso, consciente de que me lee gente que en aquellos años eran criaturas de Dios o ni habían nacido siquiera, haré alguna aclaración básica para ayudar a entender algunos de los chistes. En las referencias musicales ya no me meto que se me va la entrada del blog a la wikipedia directamente. <br /><br /> El personaje principal del chascarrillo, Antonio Guirado, es un ex policía municipal de Olot (provincia de Gerona) que además de lo que se satiriza en esta entrada formó parte de una banda de secuestradores que mantuvo retenida durante más de un año a una farmacéutica de la localidad. Evidentemente estando en activo en la policía.<br /><br /> También se hace referencia a la UCIFA, unidad de la Guardia Civil especializada en la lucha contra el narcotráfico, que fue desarticulada, y sus miembros encarcelados, por tráfico de drogas. <br /><br /> “El Nani” era un atracador de joyerías más que presuntamente asesinado por miembros de la Policía Nacional allá por 1983. Se hizo una película en su momento y un documental más recientemente. Más datos sobre ambos en Filmaffinity o IMBD.<br /><br /> Se hace mención al grupo anti atracos de Madrid cuyos miembros, durante los años de la transición, fueron sospechosos de estar demasiado implicados en su labor pero, digamos lo suavemente, como víctimas del síndrome de Estocolmo. <br /><br /> Por último se menciona a “El Dioni”, un guardia de seguridad que se ganó el cariño y la admiración de todos los españoles cuando en 1989 se largó con el furgón de la empresa para la que trabajaba cargado con la nada desdeñable cantidad de trescientos millones de pesetas. Una pasta. Cómo la alegría dura poco en la casa del pobre, y menos aún si además se es calvo y estrábico, fue capturado en Brasil y traído de vuelta a España unos meses después. Supongo que para que todos dejásemos de soñar con ser seguratas y con robar a nuestros jefes. Hasta Sabina le dedicó una canción.<br /><br /> Dicho esto paso a transcribir el artículo titulado “Munipa, coge el dinero y corre” pidiendo, eso si, que sean ustedes magnánimos. Yo no tenía aún un cuarto de siglo y, cómo decía Chaplin, es más difícil hacer reír que hacer llorar. Vamos allá:<br /><br /> <br /> En este Madero del Molo vuelve la carga un conocido Cop-Star que en esta ocasión se hace acompañar de teloneros para darle más gracia al que ya, desde sus primeros días, fue un clásico de las extravagancias y originalidades con las que los miembros de los cuerpos de seguridad del estado acostumbran a deleitarnos día si, día también, desde tiempos inmemoriales llenando de alegría las soporíferas páginas de los diarios que se pretenden serios.<br /><br /> Cómo decía, el clásico de los noventa al que me refiero no es otro que Antoni Guirado, el policía municipal de Olot que saltó a la fama con su single Hago un secuestro pero si en mi puesto, con el que logró mantenerse en la portada de todos los periódicos y noticieros durante meses. Primero como autor anónimo y, tras el esclarecimiento de los hechos, como líder indiscutible de la mala imitación de la banda de Los Apandadores con la que se juntó. Así pues se ha asegurado el regreso a la palestra mediático-informativa con la edición de una con una obra que realizó mucho antes de saltar a la fama y que lleva por nombre Coge el dinero y corre, en la que Toni junto a otros dos agentes de la misma policía municipal termina de vaciar la caja registradora de un comercio recientemente atracado al que habían acudido para realizar las pertinentes diligencias. <br /><br /> También desde Olot nos llega el caso de una joven promesa local (policía, se entiende) de nombre Manuel Busoms quien se ha atrevido con un maxi titulado Estafa a la compañía aseguradora en que es acusado por haber cometido supuestamente ese delito.<br /> <br /> Semejante explosión artística preconiza lo que podría ser una new age de cantautores protesta que van más allá del mero enriquecimiento personal y en sus obras tratan temas como la expropiación a la pequeña burguesía contra revolucionaria y la estafa a las grandes empresas oligopólicas por medio de la acción directa, recordándonos los viejos tiempos de la “transacción a la democrática” cuando surgieron grandes bandas de punk hoy olvidadas como la Brigada Anti-robo de Madrid. <br /><br /> Solo falta ver que hará la crítica judicial, que al parecer ya ha emprendido acciones contra estos innovadores del abuso de poder, y las grandes casas discográficas como Producciones Beneméritas (que produjo entre otros el afamado hit La UCIFA se la esnifa) o Discos Nacionales (con su gran éxito ¿Dónde estará mi Nani?), que probablemente no se quedarán de brazos cruzados y contra atacarán con algún golpe comercial.<br /><br /> En cualquier caso, es esperanzador ver como a pesar de las dificultades las nuevas generaciones van abriendo un hueco en la escena estatal y siguen la estela del que para mi es y será el mejor de los que se atrevieron a romper los moldes establecidos, El Dioni (a ver cuando te volvemos a ver por Tómbola, majete), que estará siempre en nuestros corazones.<br /><br /> Sin nada más que decir, hasta el próximo número. <br /> <br /> EL QUE VIGILA A LOS VIGILANTES<br /><br /></p>Dexter Coughtonhttp://www.blogger.com/profile/01702807377039521588noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5621387056422849186.post-28482362537871404622023-06-17T11:04:00.003-07:002023-06-17T11:14:46.784-07:00Cerrando el circulo (y III) Y ahora ¿Qué hacemos?<p>Ahí va la quizá excesiva tercera entrega. Me ha costado y creo que se va a notar. Quizás abarco demasiado y debería haber hecho caso a quién me recomendó partirla en dos pero no quería alargar esto más. Ya me contareis. <br /></p><p>Quiero agradecer a todos y todas las que en el propio blog, por guasap, por teléfono y en persona me habéis hecho críticas tanto positivas como de mejora a los dos textos anteriores. No paréis. <br /></p><p><br /></p><p> </p><p> </p><p>Si bien no estamos en abril, no me paga el interrail el gobierno alemán y espero, sinceramente, no morir de sífilis vamos a seguir, mi ego y yo, hablando de este ciclo que se cierra a ver si podemos ayudar en como afrontar el futuro, no solo inmediato, sino también a medio plazo. Nada nuevo, pero nada malo tampoco. Algo con lo que debatir o al menos teneros entretenidos.<br /><br /><br />Menos de diez años después de haber nacido para comerse el mundo las alternativas electoralistas han mordido el polvo y han dejado tras de si un paisaje de tierra quemada regado de cadáveres políticos. Una parte bastante importante de la militancia político social de nuestro país vive angustiada por el irrefrenable avance del fascismo, el cambio climático, la extinción masiva y, muy probablemente, por la perdida de subvenciones públicas que dejarán de abonar algunos jardines cercanos para ir a prados más azules, así como por la desmovilización popular. Casi, casi dan ganas de citar a Maquiavelo y decir aquello del caos, las estrellas y demás pero no es el momento.<br /><br />Esta sombra tiene tres causas principales. La inmediata, no cabe duda, es el triunfo de los partidos de la derecha sin complejos. El segundo, muy importante, es fruto de un esfuerzo estratégico por parte del sistema que dedica miles de millones de propaganda a hacer ver que este sórdido mundo es el único posible. En el caso de España, en los últimos meses, se han encargado de silenciar, entre otras, las huelgas francesas, no fuese que se nos pegase algo. Y, siempre, han lanzado paladas de mierda o silencio sobre nuestras nada desdeñables luchas locales. Solo informan de nuestras cagadas y derrotas. Normal.<br /><br />La tercera pata del banco viene de nuestras propias filas. Cuando comenzaron las campañas electorales de la llamada nueva política una parte importante del discurso era el componente milenarísta. Era ahora o nunca. <br /><br />Este discurso, uno de los problemas que tiene, es que cuando no se gana lo que queda es el miedo y la sensación de la derrota. Como derrotado pareció ya Pablo Iglesias Turrión el día que, asumido que no habría sorpasso, dijo que se había pasado de la guerra relámpago, aunque el pedante lo dijo en alemán, a la guerra de posiciones. Eso, en la terminología militar con los símiles que le gustaba usar era aceptar que ya no ganaría nunca. Y como derrotado se mostraba Pablo Carmona que, la semana siguiente a tomar su acta de concejal en el ayuntamiento más grande de España, firmaba un artículo de prensa junto a Emmanuel Rodríguez y Almudena Sánchez en el que pedían paciencia a sus bases y comprensión ante las limitaciones de trabajo dentro de las instituciones municipales y su techo de cristal. Las mismas limitaciones que negaban hasta solo diez días antes cuando afirmaban, recorriendo para ello todos los barrios de Madrid y otros muchos del país, que iban a reventar el mundo desde el palacio de telecomunicaciones o dimitir. Ya sabemos lo que pasó y es lógico que, quienes confiaron en ellos, estén de capa caída.<br /><br />Igual que la romantización en nuestras relaciones afectivas nos lleva con facilidad a expectativas inalcanzables y a aguantar situaciones inaceptables, esperando que nuestras buenas acciones conviertan en lo que queremos a personas que no lo son, generando mucho sufrimiento y estancando aspectos de nuestra vida, una gran parte de la militancia tendemos a idealizar en exceso las luchas sociales y sus devenires. Tanto las pasadas como las presentes. <br /><br />En lugar de esperar un príncipe, o princesa, azul esperamos a un líder o a una organización mágica e impoluta que nos lleve al paraíso socialista. Hijos de un sistema que promete la satisfacción inmediata de nuestros caprichos y deseos, nos frustramos si después de haber ido a tres manifestaciones no cambian las cosas. Esperamos que una huelga de un día haga temblar al patrón. Queremos que nos den siempre la razón en la asamblea.<br /><br />Pero los procesos sociales son un eco sistema, como los bosques, e igual que un bosque quemado no crece de nuevo en dos años, un movimiento social en una sociedad anestesiada por décadas de pensamiento simple, consumismo y conformismo, nuestras ideas y prácticas no van a impregnar a toda la sociedad de una sola tacada. Sin ir más lejos, desde que Fanelli llegó a España hasta que se fundo la CNT pasaron más de cuarenta años y otros veinte más hasta que casi se pudo intentar una revolución. Quererlo todo y ya, por desgracia, es la definición perfecta del capitalismo financiero y no debe ser, por tanto, parte de nuestra mentalidad.<br /><br />Esta idea romántica del cambio, este deseo de querer ver todo resuelto en nuestra corta vida, nos lleva además a dos puntos inaceptables. El primero ya lo hemos visto, la depresión y el derrotismo cuando esa máxima aspiración es evidente que no se va a cumplir. Cuando nos sentimos defraudados. El segundo es aún peor. En nuestra frustración renegamos de todos nuestros éxitos. Nos parecen estériles ante la revolución con mayúsculas que no llega. Pero compañeras, la historia del socialismo, de la lucha contra las injusticias, está plagada de grandes derrotas pero de innumerables pequeñas victorias cotidianas. Cada vez que un barrio se moviliza para ayudar a una familia con riesgo de desahucio, en lugar de quedarse en su casa viendo la tele y creyéndose lo de los okupas, se ha ganado. Cada vez que una plantilla de trabajadores se organiza y exije sus derechos en lugar de tragar con lo que diga el jefe se ha ganado. Cada ocasión en la que se rompe el mandato capitalista de ir cada uno a lo suyo y somos solidarios se ha ganado. Ni se entra en Managua, ni se asalta el palacio de invierno sin décadas de luchas previas acumulando derrotas y aprendizajes. <br /><br />Por eso tenemos que poner en valor nuestros medios y usar los del enemigo lo imprescindible, aunque les falte glamour y sean más cansados. Y no solo en lo institucional.<br /><br />No sabemos usar las nuevas tecnologías. Nos ahogamos en un hilo de twitter. Acabamos confuendiéndo, también nosotres, el metaverso con la realidad. Claro que son medios de difusión imprescindibles a día de hoy pero entrar a la batalla ideológica en esos espacios es abonar la estrategia del enemigo. No se puede vencer al pensamiento simple a base de pensamiento simple. Nuestra fuerza no es cuantos seguidores tenemos en redes sino cuantos vecinos pagarían una cuota por tener un local propio en el barrio, o para pagar abogados, cuantos dan su tiempo para organizar actividades... Y si, lo se, sus seguidores en redes son importantes pero es que su lucha es para generar pasividad y la nuestra debe ser para organizar actividad.<br /><br />Por no hablar de lo mal que gestionamos nuestras diferencias en unos medios que nos privan del uso de gran parte de nuestros sentidos provocando grandes broncas que, de haber debatido sobrios y en espacios físicos compartidos, las más de las veces no se si se hubiesen producido pero no habrían acabado tan mal.<br /><br />Los espacios de lucha que nos son propios son el territorio y el mundo laboral principalmente. Es ahí, en el día a día, donde nuestros discursos dejan de ser palabras para ser acciones. Donde podemos intentar combatir el racismo, el machismo, la homofobia, el individualismo y los egos... En la propaganda por el acto. <br /><br />Entonces ¿Qué podemos hacer? Bueno, lo primero, asumir que lo estábamos haciendo bien. Dejar de flagelarnos, al menos fuera de los espacios lúdicos designados para ello. Pese a todo sobrevivimos como movimiento a la derrota de la transición y fuimos capaces de estar ahí cuando en el año dos mil ocho hicimos falta. No para derrotar al capitalismo, pensar que eso podía haber estado en la agenda sería pueril, sino para acompañar y formar al pueblo. <br /><br />Valorar que pese a ser uno de los países con menor nivel de sindicación y con unos sindicatos mayoritarios bastante blandos, aún así, se han conseguido parar total o parcialmente reformas laborales criminales. Que sigue habiendo huelgas, piquetes, conflictos y represaliados.<br /><br />Recordar que, en lo peor de la pandemia, en muchos barrios de nuestro país fueron las asociaciones vecinales, e incluso espacios okupados, los primeros en paliar la situación de los más desfavorecidos económicamente por el cierre empresarial, abriendo sus bancos de alimentos y proporcionando comida a quien los necesitase. Poniendo el cuerpo, superando el miedo y arriesgándose a la represión de una policía que había recibido carta blanca por parte del gobierno más progresista de la historia de España.<br /><br />En los grandes incendios, cuando los servicios de extinción son insuficientes y el estado se ve desbordado, sí, aquí, en el primer mundo, son los vecinos los que se auto organizan para informar sobre el terreno que conocen a los trabajadores anti incendios y desarrollar toda la logística para cubrir las necesidades materiales de las personas evacuadas. Mientras, los diputados violetas y nacionalistas, miraban para otro lado cuando el PSOE aumentaba el gasto militar. Aunque, como dice un amigo mío que trabaja de bombero forestal, los Eurofighters no extinguen incendios. <br /><br />Los ejemplos, como ya puse en la optimista y aplaudida entrada del pasado 26 de abril, son muchos. Muchos más que los logros de las leyes aprobadas y vacías de contenido.<br /> <br />Tanto la gente dispuesta a cambiar como la clase trabajadora en general estamos cansados, dolidas, defraudados. Por eso, lo que necesitamos ahora, es recuperar la confianza en nosotras mismas y nuestras herramientas de solidaridad y supervivencia. Y eso no puede hacerse anunciando constantemente el apocalípsis. Ni desde un plató, ni desde un escaño, ni desde un centro social okupado. Aunque se tenga razón. La expectativa del fin sin remedio solo nos lleva a la rendición y al suicidio. Y lo que necesitamos es, que sea lo que sea que nos depara el futuro, por muy malo que sea, nos pille organizadas, dispuestas, confiadas, con toda la alegría posible y sin demasiadas fisuras.<br /><br />Insisto, para recuperar la tan necesaria confianza necesitamos, primero, pequeñas victorias que nos den fuerza a través del sindicato y en las luchas de barrio. La mayoría de nosotros sabemos que hemos experimentado mucha más satisfacción, hemos aprendido más de como luchar y le hemos encontrado más sentido a nuestra lucha formando parte de un piquete que cierra una empresa, parando un desahucio o ayudando a alguien a superar la tela de araña burocrática para conseguir los papeles de residencia o recibir atención sanitaria que viendo una votación de una ley aprobada en el congreso. Máxime cuando su aplicación no llega nunca. <br /><br />Pero no solo. El ciclo electoralista ha supuesto años de puñaladas traperas, en lo personal y en lo político, promesas incumplidas, mentiras constantes y cambiantes, sacrificios vanos. Puede que los que seguimos fieles a los planteamientos anarquistas no nos soprendiesemos demasiado pero eso no nos libra, como a quienes si creyeron en esos procesos, de haber sufrido por ello.<br /><br />Para empezar a reconstruir esa confianza será necesario debate y asunción de responsabilidades por parte de todos quienes quisieron domar a la bestia y ahora pretendan deshacer el camino andado. No hablo de una disculpa a lo Aznar, al vuelo, en tres segundos, y con una chulesca justificación posterior, ni una pantomima borbónica, en plano fijo y con mirada de perro apaleado mientras se dice aquello de “lo siento, me he equivocado, no volverá a suceder”. <br /><br />Lo que es necesario a estas alturas, y en muchas capas diferentes, es un reconocimiento con quienes queremos que sean nuestras compañeras en la lucha. Ante lo que ya tenemos aquí, si no queremos ver a gran parte de la población racializada de segunda generación votar a la extrema derecha, como pasa en otros lugares de Europa, ya podemos remangarnos y dejar de decir chorradas panfletarias como “nativa o extranjera la misma clase obrera”, porque si bien es evidente que nos explota el mismo capital solo alguien cegado a la complejidad de este sistema puede plantear que nos explota de la misma manera. <br /><br />Aunque nos escueza lo que nos digan creo que vamos con retraso en eso de sentarnos a escuchar, no oír, escuchar a las compas migras y ponernos un poco en disposición de ayudar en lo que nos pidan. Lo mismo aplica para los tíos en lo referente a las luchas feministas. Muy bien, o no, eso de ir de mani el día 8M pero sinceramente pienso que estamos a millones de años luz de habérnoslo ganado. En ambos casos la verdad está ahí fuera y nos vamos a llevar más de una sorpresa si al final dejamos de mirarnos el ombligo.<br /><br />Otra fractura necesitada de ser reparada es la que existe entre la militancia “consciente”y el común de los mortales no activistas.<br /><br />La brecha entre gran parte de la clase trabajadora y los movimientos sociales es enorme, es verdad. Y es cierto que una parte de esa clase trabajadora, migrantes incluidos, aspira a ser clase media y a vivir como creen que viven los ricos. Pero la solución, una vez descubierto el Mediterráneo, no pasa por cagarse en sus muertos, escribir sobre ellos como si fuesen especímenes de laboratorio y, en última instancia, convertirnos en populistas que se deslizan al rojo pardismo con tal de ser aclamados por la masa y arañar unos votos. A fin de cuentas obreros fachas ha habido siempre. <br /><br />El primer paso para romper ese abismo, y el segundo, y el tercero, lo tendremos que dar la militancia concienciada. Y lo tenemos que dar desde la humildad. Hay demasiada gente viviendo de escribir libros sobre como viven los currantes. Hay demasiada gente viviendo de partidos políticos, sindicatos y cooperativas subvencionadas y de otro montón de cosas que antes formaban parte de la militancia más elemental y la solidaridad cotidiana, que, por muy precarios que estén en lo contractual, no tienen nada que ver con la vida real de una trabajadora doméstica, un camarero, una fontanera o un tele operador. Y eso, cuando vamos a hablarles de unicornios, se huele. No se puede disimular. En serio. Tenemos un problema con toda esa nueva clase media cultural, porque es verdad que dinero no da las cosas que hacen pero suple su carencia económica con un pago emocional en ego y sensación de superioridad intelectual. Supuramos elitismo en como hablamos, en dónde vivimos, en como miramos, en que comemos...<br /><br />Hace años que esta brecha existe no solo entre la clase trabajadora en general y la izquierda divina, sino también entre la clase trabajadora militante concienciada y la izquierda divina que desdeña el trabajo manual porque su reino es el del precariado y la mentada élite intelectual. <br /><br />Una vez más no se trata, para romper ese cerco, de que los doctores y las doctoras entren a competir con la clase obrera por trabajos no cualificados pero dejar de explicarles como viven y de tratarles como si fueran idiotas cuando, a estas alturas sospecho que por error, coinciden en un espacio sería un buen comienzo.<br /><br />Por último, antes de que esta entrada se convierta en un folleto, hay otro aspecto en que el reconocimiento y la reparación serán necesarias para volver a confiar unas y otros.<br /><br />Toda la gente que nos metió los perros en danza a unos movimientos que, colectivamente, no veíamos la necesidad de concurrir a las elecciones. Que forzó tiempos y espacios, que escribió libros y recorrieron ciudades y pueblos como predicadores evangélicos prometiendo la salvación a través de la vía estatal deberían escuchar a quienes nos quedamos, reflexionar en profundidad y, solo después de esa secuencia en ese orden, poner en común las conclusiones. <br /><br />Por nuestro lado, quienes nos vimos envueltos en unos debates que ni queríamos ni nos interesaban. Que no sentimos utilizados y ninguneados. Que tuvimos que escuchar de labios y rostros antes cercanos que nuestras luchas no valían para nada y eran pueriles, que solo decíamos tonterías y eramos acusados de no entender ni la realidad ni el momento. Los que nos quedamos más solos que la una y, pese a no estar en el ajo, tuvimos que tragarnos sus sapos temo que aún deberemos darles una oportunidad. Aunque desde la víscera, al menos en mi caso, nos apetezca tanto como acudir a un homenaje a Lars Von Trier, o sea, nada.<br /><br />No espero, ciertamente, que aquellos que aún tienen expectativas de exprimir el limón parlamentario me lean ni me hagan caso. Tampoco creo que los muertos vivientes que se niegan a aceptar que su tiempo se acabó porque ellos solitos dinamitaron el reloj lo hagan. Ahora bien. La gente que proveniente de los movimientos sociales de carácter autónomo y libertario que salieron apaleados, y muchos sin dignidad ninguna tras años de tragar en gobiernos y corporaciones municipales, deberían plantearse seriamente lo que dije un par de párrafos más arriba, por el bien de nuestro propio futuro.<br /><br />Estamos en un momento histórico. Tan crucial como el de hace casi diez años.<br /><br /> En los ciclos de lucha son tan importantes el comienzo, como el proceso y el final, que es dónde nos encontramos ahora. Un final que a su vez supone el comienzo del próximo ciclo. <br /><br />En nuestras manos está trabajar para crecer o actuar cómo si nada hubiese pasado. En las de quienes se fueron y en las de los que nos quedamos. No se trata de hacer autos de fe ni juicios sumarios pero si de exigir responsabilidades y un verdadero debate colectivo. Si no de la misma intensidad al menos si con la misma perseverancia y expansión territorial. O eso o todo lo que venga a partir de ahora será más débil y más falso.<br /><br />La pelota sigue, como siempre, en el tejado. <br /></p>Dexter Coughtonhttp://www.blogger.com/profile/01702807377039521588noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5621387056422849186.post-4564820063810954702023-06-09T02:23:00.001-07:002023-06-09T02:23:39.761-07:00Cerrando el círculo (II) Un buen gobierno<p>Una de las máximas del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros era que una acción guerrillera que requiriese explicación era una acción mal planeada y/o mal ejecutada. Es más, durante mucho tiempo tuvieron una directriz en sus operativos que era la siguiente. Si, en cualquier momento previo a la acción, se valoraba que esta podía no salir exactamente como se había planeado, y si esto podía poner en riesgo el mensaje político que se quería transmitir con la acción planeada, era preferible cancelarla, por mucho que hubiese costado su preparación, antes que mandar mensajes confusos que pudiesen confundir al pueblo. No se podía permitir que ningún aspecto del desarrollo de la acción dependiese de la voluntad del enemigo. Menos aún el impacto de la misma.<br /><br />Además, para ser una organización clandestina y vertical que operaba en una dictadura militar, tenía unas bases muy amplias a las que consultaba lo más a menudo posible, y mantenía contacto con otras organizaciones como sindicatos y partidos a los que escuchaban para entender mejor el movimiento social del que, verdad o no, se sentían parte y vanguardia.<br /><br /><br /><br />De un tiempo a esta parte se ha puesto de moda entre un sector de los profesionales del parlamentarismo, sobre todo entre quienes buscan el voto de izquierda, entonar un mea culpa muy curioso cuando se tuercen los resultados electorales. Es muy habitual escuchar, como auto crítica supina, que probablemente el problema esté en que no se han sabido explicar correctamente los grandes logros sociales y legislativos que se han acometido desde puestos de gobierno y despachos.<br /><br />Durante la última campaña, además, cuando se veía venir a todas luces lo que pasó el 28 de mayo, se fue creando el relato de que la derecha pepera, el equipo de Ayuso y sus tentáculos en otras autonomías, manejan enormemente bien los medios digitales y de que tienen una mayoría absoluta en las televisiones y las radios. Lejos quedan los tiempos de la soberbia y la exaltación en que fuimos los más ingeniosos, los mejor preparados de la historia de España e incluso algunos pensaban en hacer la revolución a golpe de meme.<br /><br />En última instancia se llega a un clásico básico de los lunes con victoria electoral de los partidos abiertamente conservadores que es lanzar, desde el dolor de la derrota, mensajes rencorosos hacia un pueblo alienado, idiota, fascista y merecedor de todos los males que le sucedan. Afirmar, como Ramón Yarritu, que todo el mundo se ha vuelto tonto o moderno.<br /><br /> Pero no siempre fue todo así. Antes de llegar a este punto se pasó por dos etapas previas en que a los que anunciábamos el escenario actual como probable se nos ignoraba o se nos vilipendiaba. La fase de los gobiernos municipales y la fase del deseado gobierno central. <br /><br /> La primera fase, en la que Podemos no llega a lograr ni el famoso sorpasso ni tan siquiera formar gobierno, pero en la que algunas formaciones afines, compuestas por gentes que van desde avezados militantes de partido de toda la vida hasta ex libertarios y ex autónomos que, tras retorcer en demasía el concepto de municipalismo libertario, ganaron alcaldías de ciudades como Barcelona, A Coruña, Cádiz o Madrid. Esta primera etapa pudo haber servido para aprender de los errores cometidos a escala local desde el interior de la bestia. Pero es que hay algo más terco que la realidad, los egos de quienes se creen más listos y necesarios que el común de los mortales.<br /><br /> En enero de 2020, recuperada la alcaldía de Madrid por el PP, y después de dos procesos electorales y seis meses en los que, pese a las campañas basadas en el discurso de de la unidad anti fascista, PSOE y Podemos no se habían llegado a un pacto para gobernar debido a un desacuerdo, ojo, no en las cuestiones de programa y política social sino en cuantos ministerios le correspondían a la formación morada, se formó el auto denominado gobierno más progresista en la historia de España. Una vez más parecía no haberse aprendido nada ni de las experiencias municipales ni de anteriores gobiernos de coalición autonómicos en los que el resabiado PSOE se la había dado con queso a sus socios de gobierno cambiando programa por sillones.<br /><br /> A partir de su formación la tónica del ejecutivo no fue la de un gobierno que trabaja en equipo y que plantea debates a la ciudadanía sino la de dos bandas coaligadas que compiten por ver quien saca más leyes y puede aprovecharlas mejor mediaticamente. Una goza de la experiencia de los años y un aparato encastrado en los resortes del poder y se dedica a poner zancadillas a la más pequeña que, incapaz de respetarse a si misma, menos aún puede hacerse respetar y se conforma con esquivar los dardos y contarle a quienes, cada vez menos, quieran escucharle decir que eso no era lo que se había pactado.<br /><br /> Es probable que este gobierno pase a la historia por el que más leyes con título progresista ha redactado en menos tiempo pero una cosa es legislar y otra muy diferente gobernar y hacer valer esas leyes. El papel lo soporta todo pero es en el día a día, en la aplicación a pie de calle por parte de los y las interesadas, o en su defecto por el propio estado, donde el pueblo va a ver y sentir si esas leyes le son o no de utilidad real.<br /><br /> Un ejemplo podría ser la modificación legislativa para que las trabajadoras domésticas puedan cobrar la prestación de desempleo. Sin duda es un avance y es de justicia, si obviamos el hecho de que la gran mayoría de éstas mujeres se encuentran en situación irregular en este país, por tanto no cotizan, y mucho menos van a ir a reclamar un subsidio de desempleo. Y la ley de extranjería amiguitas, atención spoiler, no va a ser derogada nunca.<br /><br /> Otro ejemplo, más sangrante aún después de una pandemia que puso de manifiesto el precario estado de nuestro sistema sanitario, fue la anunciada derogación en el año 2022, de la nefasta ley 15/97. Sustituida por una ley prácticamente igual a la anterior. Una vez más el gobierno se comportaba como una banda, en esta caso concreto la de Stringer Bell en The Wire, que cuando ya no le queda droga de calidad se dedicaba a ponerle nombres cada vez más rimbombantes a su mierda de mala calidad con el anhelo de no perder así a sus clientes.<br /><br /> El último ejemplo que pongo, aunque queden decenas, el más sangrante para mi, es el de la ley del “solo si, es si”. Una ley sin duda necesaria en un país donde aumentan las denuncias por agresiones sexuales, individuales y en grupo. Una ley redactada por un partido que ha denunciado ya, públicamente, sufrir un menos precio por parte de la judicatura, cuando no directamente un ninguneo. Una ley que deja en manos de los enemigos de quienes la redactaron el cumplimiento de la misma. No se veía semejante astucia política en este país desde que ETA organizó una brutal masacre en el Hipercor de Barcelona y todo lo que argumentaron después fue que ellos habían avisado con tiempo suficiente para desalojar el edificio.<br /><br /> Pero bueno no solo de <i>leges interruptus </i>vive el desanimo de la izquierda.<br /><br /><br /> El gobierno más progresista de la historia de España, y de esto las dos bandas que lo conforman son responsables, ha aumentado el gasto militar de manera desorbitada mientras la brecha entre ricos y pobres sigue aumentando. No solo continúa con la eficiente política fronteriza de la Unión Europea sino que además ha justificado sin fisuras la matanza de la valla de Melilla el verano pasado. Ha abandonado definitivamente a su suerte al pueblo saharahui. Y, como colofón, en una decisión que de haberla tomado un gobierno del PP hubiésemos salido a la calle sin dudarlo, nos ha metido en una guerra. Sin debate. Sin pasar por el parlamento. Sin dejarnos decidir al pueblo español si queremos participar de una guerra entre dos potencias imperialistas que utilizan Ucrania como campo de batalla y tienen a su pueblo como víctima colateral. Y, por supuesto, acusándonos a los que nos oponemos a todas las guerras de ser esbirros al servicio de Moscú. Suma y sigue...<br /><br /> <br /><br /> Un partido político, nacido en teoría de los rescoldos de la calle, que forma parte del gobierno central y que, en esas condiciones, pasa de más de tres millones de votos a casi desaparecer en menos de cuatro años ha hecho las cosas mal. Muy mal. Por mucho que los medios de comunicación le critiquen y Ana Rosa Quintana ya no quiera desayunar con Pablo Iglesias. Por muy bien que el PP maneje WhatsApp inventando bulos. Por muy conservador que sea este país y aunque hubiesen puesto a un tartamudo de portavoz del gobierno, Podemos lo ha hecho francamente mal. Y nos ha salpicado al resto.<br /> <br /> Si en cuatro años de gobierno, incluso con una pandemia, todos tus logros pueden ser olvidados por el pueblo a golpe de bulo y de twit. Si una mayoría de la población no ha visto su vida lo suficientemente mejorada como para decir, "que demonios, voy a votar a esta gente que me cae tan mal pero que me viene tan bien". Si tienes que pasarte el día llorando por las esquinas redactando las cuentas del Gran Capitán de las ayudas sociales y las geniales sutilezas de tus aportaciones legislativas, la has cagado. Porque, digan lo que digan los progres despechados, el pueblo no es idiota.<br /> <br /> Podemos, la CUP, las apuestas municipalistas, y el resto de marcas electorales que vinieron a cambiar el mundo desde las entrañas del estado no solo hicieron lo contrario del FMLN, como dije en la primera parte de este escrito, convirtiéndose en lo que el sistema les ofrecía y anhelaba sino que, además, en el proceso, obviaron por completo las máximas de los Tupamaros uruguayos. <br /><br /> Priorizaron la cantidad de las acciones antes que la calidad de las mismas (muchas leyes vacías para dar titulares en lugar de apostar por una o dos bien redactadas y aplicadas con rigor y claridad). Liquidaron a sus bases en lugar de reforzarlas, cortando así su cordón umbilical con el pueblo, renunciando a su capacidad de informarse de primera mano sobre el impacto real de sus medidas. Permitieron que la ejecución final de sus medidas dependiese de cuerpos profesionales que les son hostiles confiando en su capacidad mediática y en su pico de oro para revertir la situación o, quien sabe, mostrarse cómo mártires ante su público.<br /></p><p> Eso si, hay algo que si han hecho a la manera de la más espectacular de las acciones del grupo guerrillero uruguayo. Dejarnos claro a todos y todas que ell@s no son las personas adecuadas para dirigir nada. Que, pese a sus promesas y fanfarrias, han elegido, de manera terca y consciente, apostar por la derrota,<br /> <br /></p>Dexter Coughtonhttp://www.blogger.com/profile/01702807377039521588noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5621387056422849186.post-87456470094244842422023-06-07T08:43:00.006-07:002023-06-08T04:21:42.688-07:00Cerrando el círculo (I) Vinieron para vencer<p>Estos textos que publico, no se si serán dos o tres entregas en los próximos días, no pretenden ser un análisis electoral al calor del 28M pasado si no más bien algo más amplio que trate de ver que ha pasado en los últimos catorce años desde que empezó la crisis económica en dos mil nueve hasta ahora. Intentaré no ser demasiado pesado y espero, sinceramente, contribuir a una reflexión más amplia y colectiva. Un abrazo.</p><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p><p>El 10 de enero de 1981 el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional lanzaba su “Ofensiva Final” en El Salvador. La idea era combinar una serie de ataques guerrilleros junto a la sublevación de algunas unidades del ejercito y, que estos hechos, provocasen una insurrección popular que derrocase al gobierno criminal de Napoleón Duarte. Las cosas, como suele ocurrir, no salieron según lo planeado y, apenas dos semanas después de ese 10 de enero el Frente dio por terminada, y perdida, la renombrada como “Ofensiva General”. Así comenzó, oficialmente, la guerra civil de El Salvador.<br /><br />En la siguiente fase del conflicto el FMLN se convirtió en una fuerza militar de primer orden y, casi, casi, en un ejercito regular. Ganaban terreno, capturaban prisioneros y hasta llegaron a tener, fruto de sus victorias, unidades de artillería. Todo esto en un país más pequeño que Galicia y con un apoyo militar y económico constante por parte de los EEUU.<br /><br />En este escenario favorable la Comandancia General del Frente tomó una polémica decisión. Decidieron reinventar su forma de lucha. Disolvieron gran parte de sus unidades, renunciaron al control efectivo de gran parte del territorio ganado a costa de vidas y esfuerzo y hasta enterraron los cañones tomados al enemigo, quedándose tan solo algunos morteros. Una gran parte de los combatientes no lo entendieron. Muchos fueron licenciados y enviados al exilio, otros retornados a los movimientos de masas, dónde estaban más expuestos y tenían menos capacidad de defensa, y los más contrarios a esta decisión fueron ejecutados. Así son las cosas en tiempos de guerra.<br /><br />La comandancia general, a la que se puede acusar de muchas cosas pero nunca de no entender y prever los derroteros bélicos del conflicto, entendió que de seguir el camino de la guerra convencional, pese al espejismo que suponían esos éxitos iniciales, equivalía a la derrota total en el medio plazo. La suya era una guerra civil, tremendamente política, en la que solo podían ganar si se olvidaban del mapa y se centraban en conquistar el corazón del pueblo. No podían ganar al ejercito gubernamental actuando cómo, ni convirtiéndose en, un ejercito gubernamental.<br /><br /><br />El 15 de mayo del año 2011 las calles y plazas españolas se inundaron de vida, indignación y rabia. Emulando, pese a no reconocerlo nunca en nuestra blanquitud, las protestas que el año anterior habían convulsionado al mundo árabe y al magreb.<br /><br />El primer 15M fue pura potencia. Gentes de todas las edades, de todos los orígenes e identidades, en barrios y pueblos. También en el extranjero. Cómo en todo magma de esas características no había un solo alma ni un solo objetivo. Es cierto que había temas, como los feminismos, que despertaron ampollas y roces pero, sin duda, era el sueño erótico y público de tod@s aquell@s que habíamos luchado de manera honesta y radical, extra parlamentariamente, contra el capital y, la mayoría también, contra el estado. Durante dos años, hasta que empezó el cansancio, el reflujo y se alcanzaron los límites propios de toda movilización el espacio público se convirtió en escuela de lucha.<br /><br />Y entonces, cuando más necesaria era la sabiduría acumulada desde la derrota de la transición, cuando llegó el momento para el que nos habíamos preparado durante décadas en el ámbito libertario y los espacios autónomos, el de recoger, acuerpar y preparar todo el poso humano que había quedado después de la crecida de cara a la siguiente oleada de recortes y descontento, entonces digo, sucedió lo contrario a lo que sucedió en El Salvador de 1983.<br /><br />Una parte de “nuestra comandancia general”, por miedo, por egos, por agotamiento, por necesidades vitales personales, o por otros motivos, decidió dar un giro de ciento ochenta grados a nuestra estrategia política de base y anti autoritaria. Basándose en un discurso del miedo a la derrota y a volver a lo de antes, y usando como apoyo el carisma personal de determinadas personas, nacieron varias iniciativas que planteaban el asalto a los parlamentos y las instituciones del estado así como, de manera más o menos clara, el abandono de las calles.<br /><br />La diferencia entre el giro estratégico decidido por la dirigencia del FMLN y la cabriola del grupo informal, pequeño pero influyente, que desde dentro de los movimientos de carácter libertario dejaron de serlo y quisieron arrastrarnos con ell@s es fundamental. Los primeros, quizá por que se jugaban la vida literal y no simbólicamente en ello, comprendieron que el tablero de lucha en el que estaban era el elegido por el enemigo y, a la larga, sería su muerte. Que en la guerra social, como en todas las guerras, no gana necesariamente quien tiene más medios, sino quien despliega más ganas e inteligencia. Es decir, quien lleva la iniciativa, elige los escenarios y marca los tiempos.<br /><br />Nuestr@s ex compañeras, por contra, olvidaron todo lo aprendido en los últimos doscientos años de movimientos socialistas y derrotas de clase. Decidieron abandonar nuestros espacios y actuar como si el el estado fuese neutral, un tablero de ajedrez en el que ambas partes cuentan con las mismas piezas y las mismas posibilidades salvo el movimiento de salida. Como si el estado no fuese una súper estructura, creada para la defensa de los privilegios y la acumulación de poder cada vez mayor. Cómo si los funcionarios no fuesen seleccionados cuidadosamente, y aleccionados cada día, para que esa maquinaria de maquinarias funcione para lo que quiere la clase dirigente. Como si milenios de historia de la humanidad y de evolución política pudiesen ser cambiados en dos legislaturas por un grupo de amigos que se creen los más listos de la clase.<br /><br />Nos vendieron que el estado es el gusano de especia y, ell@s, el Kwisatz Haderach. Que la revolución se puede hacer, como una serie, en un par de temporadas. Que los cambios se hacen porque tenemos razón y que las resistencias del sistema se derrumban con magdalenas y buenas intenciones.<br /><br />Decidieron ir a luchar al terreno elegido por el enemigo, con los tiempos que marca el capital, usando las herramientas creadas por el poder. Para ello se sacrificaron los movimientos de base. En parte por la des capitalización humana de los mismos con la diáspora de militantes reconvertidos en candidatos y, en parte, por el trabajo consciente y denodado para erradicar asambleas y círculos. Se sustituyeron los argumentos por las consignas y se promovió la pasividad y la ilusión frente a la organización y el trabajo cotidiano.<br /><br />Así nacieron y se desarrollaron Podemos y sus hijes autonómicos y municipales. Decían venir a vencer, dinamitar el sistema desde dentro o a marcharse al sitio desde el que habían venido y ser uno más de nuevo.<br /><br /></p><p><br /></p><p><br /></p>Dexter Coughtonhttp://www.blogger.com/profile/01702807377039521588noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5621387056422849186.post-32821765125234257202023-05-14T03:43:00.005-07:002023-05-21T15:25:54.408-07:00Espurgos de domingo III<p> Muy buenos días queridas, o no, lectoras del blog en lengua castellana con más faltas de ortografía a esta lado del océano Atlántico.<br /><br /> Vuelve la sección más deseada y esperada de éste blog y que tenía abandonada desde hace casi tres años. “Espurgos de domingo”. La sección en la que os aviso de que libros voy a tirar al contenedor de papel y os doy la oportunidad de quedároslos y que tengamos una excusa para vernos. Puede que penséis que esto tiene un punto de tirar de chorbo agenda en plena crisis de los cuarenta, que podría ser, pero si al final el libro no os gusta os lo vais a quitar de encima con bastante más facilidad que esas cándidas que pillasteis en vuestra juventud y que regresan de manera regular pese a que ya no recordéis ni quien tocaba en aquél concierto, ni la cara y el nombre de quien os las obsequió.<br /> <br /> Así que si te importan un pimiento los libros de los que me voy a deshacer o, más creíble aún, pasas una mierda de verme el jepeto aunque te mueras por esa edición única de las obras completas Agapito O' Hara Quintanilla editadas en rústico y con grabados, puedes dejar de leer aquí. Gracias por haberlo intentado.<br /><br /> Hoy os traigo una selección interesante de libros. Puede que no desde el punto de vista del lector medio pero si desde el punto de vista del estudiante de psiquiatría que hace la tesis sobre mi.<br /><br /> - Homicidio, de David Simon. Si, uno de los guionistas de The Wire y otras joyas televisivas. Tiene una descripción impagable de una calurosa noche de verano en una sala de descanso entre el personal de guardia de un servicio de emergencias. Solo por eso lo he guardado durante años pero ha llegado el momento de dejarle ser libre. Por lo demás, pues como ve un periodista joven, durante un año haciendo de rémora, el funcionamiento del departamento de homicidios de la ciudad de Baltimore.<br /><br /> - La vida exagerada de Martín Romaña. Éste libro me lo recomendaron en menos de un mes, por parecerles fascinante, un fundador de Traficantes de Sueños, un fundador de Klinamen y uno de la Casika de Móstoles. Si no os parece suficiente sois como Jon Nieve y no sabéis nada. A mi no me pareció para tanto, aunque me reí.<br /><br /> - Malta, gozo y comino. Hubo un tiempo en que yo no manejaba Internet con fluidez y preparaba viajes que nunca realizaba porque siempre acababa comiendo pupusas y hamburguesas del Wendys en El Salvador. No obstante yo seguía soñando y comprando guías como ésta para viajes que, como me daba miedo viajar solo, nuca realicé.<br /><br /> - El nacimiento de nuestra fuerza. Víctor Serge es, para mi, uno de los autores que más perplejo me dejan. Cuando habla de política y la revolución, incluida su vida, parece que te metes en una novela que te atrapa de principio a fin. Cuando escribe novelas sobre revolucionarios es como si lo contara el ex presidente de la Generalitat José Montilla, el hombre que de haberse presentado a un concurso de gracia contra una losa de mármol hubiese salido derrotado. Está ambientada en la Barcelona de 1917. </p><p> - Petros Markaris. Si, es un autor y no un libro, lo se. Pero es que regalo seis novelas y una guía de Atenas escrita por el. Son casi todas sus novelas negras del comisario Jaritos. Generalmente se trata de historias en las que especuladores, políticos corruptos, inversores sin escrúpulos, empresarios, etc, mueren a manos de gente que les odia por como se ganan la vida. Al final siempre pillan a los buenos pero es que supongo que si no nadie le editaría las novelas. <br />No hace falta quedárselas en lote, solo las que queráis.<br /><br /> - Fin de ciclo, de Emmanuel Rodríguez e Isidro López. Perteneciente a la colección Insomnios, perdón, Útiles, de Traficantes de Sueños es un libro que sacaron para analizar la crisis económica del 2009 y tal. Ésta el la versión larga porque, si no me equivoco, magnánimos ellos, sacaron una versión para mortales mucho más resumida, con recortables y páginas para colorear. Yo, soberbio que soy, me compré la edición para listillos y creo que la entendí.<br />Ahora que la crisis vuelve de nuevo es un clásico digno de releerse. Garantizo que mi ejemplar va sin manchas ni restos de comida.<br /><br /> - El libro rojo de Yomango. Titulo de principios de siglo que explicaba como robar en supermercados y grandes superficies y que animó a muchos jóvenes a usar triquiñuelas para vivir sin trabajar. No es de extrañar que muchos de los fans de este libro hayan terminado de diputados o asesores en partidos políticos.... Ahora que lo pienso creo que debería prenderle fuego.<br /><br /> - De la guerra. Clásico básico de la filosofía militar desde su publicación en el siglo XIX. Probablemente esté, junto a El Capital de Marx y La riqueza de las naciones de Adam Smith entre los libros más citados y, a la vez, menos leídos por quienes los citan. Se trata de una edición cubana de 1975 en un solo volumen que me traje de La Habana cuando el libro aquí era imposible de encontrar. Desde que el ministerio de defensa lo reedito hace unos años, en dos tomos y con letra para viejunos, no lo necesito. Solo una advertencia, sirve de poco para ganar más a juegos de estrategia de ordenador o tablero.<br /><br /> - Spirit of 69. No, no es una oda a la postura más sobre valorada del Kama Sutra. Se trata de un libro en inglés sobre la cultura Skin Head. Se lo dejó en mi casa la única skineta con la que me conseguí liar en mis años en activo. Y no, mal pensados, no he montado todo este post para llegar hasta ella con este libro. Dejo de ser rapada, que no amiga, y ya no lo quiso. <br /><br /><br /> Termino diciendo dos cosas. La primera,se que no estoy demasiado gracioso hoy, pero entre que tengo anginas y estoy en vísperas de un mal aniversario, no doy más de si. Y la segunda es que dentro de tres semanas hacemos mercadillo de libros en el barrio, para sacar pasta para mi asociación de niños sin papeles, invertidas y de género confuso, así que lo que no hayáis pedido para esa fecha lo venderemos para seguir financiando la decadencia de la cultura occidental. Dicho queda.</p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"> </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"> </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgx5qm4jF9LPmrEEn7QIqLrv8KHCTJT840g5iLWyJRobKv2dRHkC1YzgfrzrcYycyNeY9a9UzW-fMb4tyfzlVNvsTSAXiUkvK8-gGfwaTQz-LVzZZRb03wtFpt4OoKIy0uU-XYGrVoN_-soEv6CkvCw_4rUG7oTh4sUdvsHcPBbmnnpHI1OOuB8A5Is/s1280/Espurgo%20III.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="960" data-original-width="1280" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgx5qm4jF9LPmrEEn7QIqLrv8KHCTJT840g5iLWyJRobKv2dRHkC1YzgfrzrcYycyNeY9a9UzW-fMb4tyfzlVNvsTSAXiUkvK8-gGfwaTQz-LVzZZRb03wtFpt4OoKIy0uU-XYGrVoN_-soEv6CkvCw_4rUG7oTh4sUdvsHcPBbmnnpHI1OOuB8A5Is/s320/Espurgo%20III.jpg" width="320" /></a></div><br /><p></p>Dexter Coughtonhttp://www.blogger.com/profile/01702807377039521588noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5621387056422849186.post-41457543570019736942023-04-26T05:22:00.005-07:002023-04-27T03:31:47.407-07:00Seguimos<p> <span> Dedicado, especialmente, a Luis y Noe</span></p><p><br /></p><p>La última publicación del blog, la anterior a esta, tuvo bastante aceptación. Incluso varios me llamasteis para comentar aspectos del texto que no os habían gustado o, mejor dicho, que hubieseis mejorado como la profundidad, la extensión o el abrupto salto del cine a la política sin que mediara transición alguna.<br /><br />Más allá de que cómo libertario las transiciones no me gustan demasiado, por malas experiencias previas a lo largo de la historia en este y otros países, he de reconocer que el texto me parece que se quedaba cojo. No en los aspectos antes citados, no deja de ser una pequeña columna fruto del cabreo, que escribo para mi gente, en mi humilde blog de skin en excedencia y pagafantas en activo. No es eso.<br /><br />A mi me quedó un regusto amargo porque en el abrupto final no dejaba hueco para lo positivo. Me rechinaba antes de publicarlo y, por el número de personas que me contactaron para decirme que les entristecía lo cierto de mis palabras, lo oscuro mis previsiones, y la falta de alternativa, se me confirmó con el paso de los días. Es un texto muy duro y con el que puede parecer que he caído en el derrotismo. Quizás sea así.<br /><br />El caso es que durante los días de la Semana Santa que dieron a luz ese texto, fruto de un encuentro intrascendente, me vino otra reflexión a la cabeza.<br /><br />Yo tengo, al menos, una cosa en común con el Fari. A mi también me gusta apatrullar. No toda la ciudad, sería muy pretencioso a mi edad y en mi calamitoso estado físico. Me conformo con hacerlo por mi barrio. Ya sea en compañía de mi perro, de amigos, o en solitario, salgo a caminar. Recorro zonas por donde se que para la chavalada, paso por la puerta del centro social okupado,hago la ruta de las asociaciones de vecinos y reflexiono acerca de las parroquias del distrito mientras me pregunto porqué elegirían esos nombres aunque, al llegar a casa, nunca busco el origen de los mismos.<br /><br />Paseando el Miércoles Santo, como decía, me cruce en la puerta de una tienda de alimentación, cercana a unas canchas de fútbol sala, con uno de los chavales de la asociación. De quince o dieciséis años. Me sorprendió no verle con su pandilla habitual y rodeado de chavales que no superaban los doce años. Nos saludamos y me aclaró que había decidido acompañarles para que no fuesen y volviesen solos, para que no les pasase nada.<br /><br />Me despedí de los muchachos mientras pensaba en lo que acababa de ver. Un chico adolescente, cis hetero, de esa generación de cristal y egoísta, que no se separan del móvil y no miran más que su ombligo, se había tomado el tiempo de acompañar y cuidar a unos niños más pequeños que él de la forma más natural del mundo. Natural, no espontanea.<br /><br />No es espontanea porque este chaval lleva años en una asociación barrial que trabaja la construcción de comunidad desde la base y en que a partir de los catorce años, si quieren, toman las responsabilidad de entrenar y educar a niñas, niños y niñes menores de doce. Un espacio donde, además, tienen un consejo de infancia trimestral desde el que organizan sus salidas y actividades de ocio. Un equipo dónde pueden apuntarse a cualquier edad y sin pruebas de acceso. En el juegan todos los que se esfuerzan, al margen de calidad técnica, aunque el precio sea perder casi siempre<br />Este chaval lleva aprendiendo qué es una comunidad y como se cuida desde niño y es algo que ya difícilmente olvidará.<br /><br />Pero además, éste muchacho y ésta asociación no están solos flotando en el éter del universo. Solo en el kilómetro que hay al rededor del edificio en que vivo existen nueve locales (uno cedido por el ayuntamiento, un proyecto de auto empleo, un centro social okupado, cuatro asociaciones de vecinos,...) destinados a actividades sociales que reúnen a no menos de veinte colectivos centrados en diferentes campos de lucha por una sociedad diferente. Mejor. Justa. <br /><br />Unas asociaciones humildes, y sin el glamour de los que salen en la televisión y ocupan escaño en el parlamento, que en los últimos años han logrado parar tres proyectos urbanísticos inaceptables e innecesarios para el barrio. Que cada año sacan una cabalgata vecinal adelante, que han montado una red de compostaje por medio distrito, con una biblioteca y un gimnasio popular, que cada día rompen el aislamiento social y el individualismo sistémico y con un tejido social en el que trabajan como hormigas, compuesto por gente que va de los doce a los noventa años.<br /><br />Y esto solo en un par de barrios del distrito de Hortaleza. Sin contar Canillas, Manoteras, San Miguel... Sin tener en cuenta los demás distritos de Madrid ni a las ciudades del cinturón que la rodea. Ni, tampoco, los colectivos y organizaciones que trabajan en temas específicos no sujetos a lo local como son los sindicatos, las asociaciones de migrantes, los colectivos de contra información, los colectivos ecologistas, los espacios culturales, los colectivos en defensa de la diversidad de género y por la libertad sexual y otros muchos que me dejo en el tintero.</p><p><br />Un maremágnum de realidades y de luchas que son el verdadero motor de la historia. Los cientos de miles de personas que con sus luchas cotidianas y su negarse a rendirse y retroceder, que fuerzan cada día un poco el corsé del sistema capitalista y patriarcal y que construyen comunidad de forma anónima y constante hacen posible que los partidos políticos de izquierda pueden legislar, a rebufo de la calle, para ponerse medallas. Y siempre dando menos de lo que desde abajo estaríamos dispuestos a defender.<br /><br />No nos engañemos. José Luis Rodríguez Zapatero nunca hubiese sacado las tropas de Irak (aunque fuese para llevarlas a Afganistán) si no lo hubiésemos exigido antes millones de personas en las calles, ni habría aprobado la ley del matrimonio entre personas del mismo sexo si cientos de miles de gays y lesbianas en España no se hubiesen jugado literalmente la vida durante décadas para romper el cerco de la marginalidad.<br /><br />Alberto Ruiz Gallardón nunca hubiese dimitido como ministro y hubiese recortado alegremente el derecho al aborto si millones de mujeres no hubiesen salido a la calle para impedírselo.<br /><br />La ley del “Solo si es si”, sus aciertos y errores los hablamos otro día, es otro ejemplo de lo mismo. Nunca un ministerio hubiese planteado un tema tan duro, erosionante y a la vez tan necesario si no fuese por las olas de mujeres que inundaron las calles pidiendo una solución al tema de las agresiones sexuales y al tema del consentimiento tras el escarnio judicial del caso de la manada de Pamplona y otros igual de sangrantes.<br /><br />A fin de cuentas los derechos, se pongan como se pongan muchos juristas y los tribunos de la plebe, son como la energía. Ni se crean ni se destruyen, solo se transforman. Concretamente en privilegios para los poderosos y en miseria para los oprimidos, si nos dormimos en los laureles y no los defendemos.<br /><br />Termino diciendo a todas aquellas personas que os entristecéis porque los partidos políticos progresistas están divididos que dejéis de poner la alegría de vivir en las manos de aquellos a quienes no les importáis gran cosa. que os piden que os sentéis a esperar y que se ofenden cuando se les señalan sus cagadas.<br /><br />Pese a siglos de capitalismo salvaje, de guerras fraticídas, de los miles de millones gastados en propaganda, de la destrucción del pensamiento y de la educación, de la gestión de la pandemia desde el miedo y la obediencia, del machaque continuo por todos los medios a su alcance desde los libros de texto a los videos de Tic-Tok continuamos existiendo. Conservando vida y manteniendo vínculos que escapan a su control.<br /><br />Somos la semilla, nada oculta, de la vida que surgirá ya sea de las ruinas de su apocalípsis o a tiempo para evitarlo. En nuestras manos está. Aquí seguimos.</p>Dexter Coughtonhttp://www.blogger.com/profile/01702807377039521588noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5621387056422849186.post-64408927756642138122023-04-08T13:12:00.001-07:002023-04-27T03:32:01.681-07:00Partidos Franquicia<p> La mayoría de la gente que me conoce sabe que soy un amante del cine. Raro es el día que no veo una película y, cuando pasaba tiempo en el pueblo, podían ser hasta tres diarias. A pesar de eso me he resignado a verlo en casa ya que las salas, amén de prohibitivas, se me han vuelto hostiles. El exceso de publicidad, la falta de puntualidad del público, los móviles encendiéndose cada rato... me han alejado de aquél momento mágico en que se apagaban las luces, se abría el telón, y una mujer portando una antorcha o un león rugiente daban paso a la película.<br /><br />No obstante a lo dicho anteriormente, para ser sinceros, lo que más ha hecho por que yo casi no pise las salas de proyección radica en el cine que se hace hoy en día. No tengo nada contra el cine de evasión y entretenimiento, que busca ser taquillero, aunque vaya cargado de mensajes capitalistas y patriarcales. No en vano mis géneros favoritos son el Western y el bélico. Cuando están bien hechos. Solo a base de Neorrealismo italiano y Nouvelle Vague jamás hubiese pasado de las cien películas votadas en Filmaffinitty.<br /><br />Ahora bien. Una cosa es tragarse el mito fundacional de la construcción de los EEUU como nación en obras maestras del estilo de “El hombre que mató a Liberty Valance” o alegatos pro vida con humor y ternura tipo “ Café Irlandés” y otra muy distinta es el infierno de películas que estamos viviendo, carentes de guion, con exceso de metraje, tres finales por cinta y con una misma fórmula para todo en un afán de que todas las películas sean siempre para todos los públicos. O para ninguno. Dentro de este castigo aparentemente sin fin que nos toca vivir la guinda se la lleva el cine de franquicia.<br /><br />Sagas eternas que no solo han profanado mis iconos de la infancia (Star Wars, Indiana Jones, Alien...) y clásicos de la literatura, sino que además se dedican a estirar el chicle del producto hasta que no tiene ni sabor, ni forma, solo colorines y ruidos. Precuelas que dejan sin sentido las tramas de los títulos originales, personajes planos y sin carisma que lejos de ser héroes que recorren un camino épico de crecimiento y superación parecen veletas movidas por el viento. Historias que siempre están empezando de nuevo, contándonos lo mismo, como hemos tenido que padecer con personajes de cómic como Batman.<br /><br />El resultado es evidente. Este modelo hace que personas como yo, cargadas de prejuicios ideológicos, y con la maldición de una memoria aún activa, no estemos dispuesto no ya a pagar diez euros por tragarnos esa basura en una sala. Es que no llegamos al tercio de la cinta si es que nos atrevemos a empezarla en casa.<br /><br />Hace siete años un grupo de pro hombres, muy hombres la mayoría de ellos, creó la saga Podemos. Una idea poco innovadora que en su trailer nos prometía una apasionante historia en la que unos pocos héroes, los mejor preparados de la historia de España, construían una maquina de guerra electoral con la que ganaban las elecciones, derrumbaban el régimen del 78 y cambiaban la historia de nuestro país. Como era de esperar en un país donde no se invierte en súper producciones al final resultó una especie de híbrido entre “Diez Negritos” (novela en la que el protagonista va asesinando uno a uno a su compañeros de viaje) y un culebrón venezolano, con una ruptura de pareja en rueda de prensa incluida.<br /><br /><br />Dado que el capitalismo es insaciable, y la rueda del espectáculo debe seguir en marcha, estos siete años han estado plagados de spinn offs autonómicos y municipales y era cuestión de tiempo que alguien intentase crear su propia saga con guion y personajes parecidos. Y, ahora que se acercan las elecciones, parece que tenemos ganadora.<br /><br />El dos de abril pasado, si no me equivoco, Yolanda Díaz estrenó su propio partido franquicia y la primera decepción vino con el nombre. Lejos de bautizarse así mismo como “Los vengativos”, nombre que además de un guiño a Marvel sería un reconocimiento a la verdadera argamasa de ese engendro construido a base de expulsados, despedidas, purgados, aburridos, vilipendiadas y decepcionados (algunos hasta con motivos) con aquel simpático partido nacido en un teatro de Lavapies eligieron el nombre de Sumar. Y de lema inicial, “ Empieza todo”. <br /><br />Así. Como si ell@s fuesen el Big Bang de la política. Como si nadie hubiese existido antes y como si ell@s mism@s acabasen de llegar al planeta puros y libres de mácula. Obviando por completo que forman parte de esa nueva política que no rompe un gobierno por muchos migrantes que mueran asesinados (ya sea en las calles de la ciudad o en las fronteras del imperio), que acepta pactos que niegan la soberanía de los pueblos oprimidos, que nos mete en guerras que no queremos, y que se olvidan de cumplir promesas electorales de vital importancia como la derogación de la ley mordaza. Siempre prestos a intentar que creamos que ellos hacen la política con mayúsculas y nosotras, las que ponemos el cuerpo día a día en la lucha cotidiana, solo podemos ser simples comparsas. Repitiendonos a quienes tienen delante esa frase de cómic de que “un gran poder conlleva una gran responsabilidad” y la apostillan con un lamento de incomprensión por nuestra egoísta e ignorante parte.<br /> </p><p>Una repetición tan patética como cada vez que estrenan una nueva versión de Spiderman y tenemos que volver a ver como Peter Parker es picado por una araña mutante y como su pobre tío muere asesinado.<br /><br />Es sencillamente grotesco.<br /><br />El guion de lo que viene ya nos lo sabemos. Exactamente igual que no puede sorprendernos que catorce años después de la crisis de 2009 y con el mismo modelo económico y social estemos al borde del mismo abismo, con los mismos vencedores y los mismas vencidas, no deberá sorprendernos cuando en unos meses o un par de años la nueva franquicia se limite a Sumar decepciones, soberbia y excusas. A fin de cuentas suscribo esa frase, erróneamente atribuida a Einstein, de que la locura es repetir una y otra vez el mismo proceso esperando un resultado diferente.</p>Dexter Coughtonhttp://www.blogger.com/profile/01702807377039521588noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5621387056422849186.post-65617090854886055062022-07-18T03:51:00.002-07:002024-03-23T14:45:18.266-07:00 Rufián, la educación y la libertad de expresión <p> <br /><br /> El otro día, perdiendo el tiempo delante de la pantalla, me saltó un video con la intervención completa del diputado de ERC Gabriel Rufián durante el debate sobre el estado de la nación.<br /><br /> He de reconocer que si bien este sujeto no me cae demasiado bien si le considero un buen orador y decidí tragarme la media hora de intervención a ver que se contaba el aficionado perico en esta ocasión. <br /><br /> La primera parte de su discurso me gustó bastante. La dedicó a desenmascarar las soflamas del, auto denominado, gobierno más progresista de la historia de España aportando para ello un aluvión de datos de como están las cosas para las que no pisamos moqueta. Continuó con la matanza de Melilla y, reconozco, que en ese momento hasta me hubiera planteado tirármelo de tener la oportunidad. Pero ya. Poco después me sentí como esas veces que estás flirteando con alguien, todo va como un tiro, y, de repente, hace un comentario o un gesto que hace que se desinfle el soufflé. Cuando abordó el tema de la manipulación mediática, y su propuesta para atajar la intoxicación en redes, de derechosos y fascistas comparándola con una cuestión sanitaria se me pasaron todas las ganas. Cuando asumió como propio el discurso neocon hablando de anarquismo de extrema derecha en lugar de ultra liberalismo directamente le hubiese dado una colleja. <br /><br /> Su propuesta, nada novedosa, consiste al parecer en legislar para perseguir las mentiras en la prensa y en los medios varios de difusión a nuestro alcance. Poder multar e incluso cerrar los medios que publiquen bulos y falacias.<br /><br /> Siempre que alguien pide supervisar, revisar, fiscalizar, recortar en definitiva, la libertad de expresión me acuerdo del pequeño Hans. Al pequeño Hans, que ni era pequeño ni se llamaba Hans, le conocí a principios de siglo en la ciudad de Berlín. Como un servidor militaba en el anti fascismo y, de los pocos con los que coincidí, que se había criado en el lado oriental del muro. Lo que me contó,ignorante yo, me sorprendió bastante. La República Democrática Alemana educaba a sus ciudadanos en la verdad incuestionable de que los alemanes orientales, a diferencia de sus hermanos capitalistas, habían derrotado al nazismo. Los alemanes del este habían expiado sus penas pasadas con la construcción del socialismo y el único enemigo que les quedaba eran los parásitos internos que no aceptaban esta verdad y que conspiraban contra el estado. Ese era el único temor de las fuerzas de seguridad y los servicios de inteligencia.<br /><br /> Algo así le dijeron al pequeño Hans cuando fue a denunciar a una comisaría de su ciudad, en plena adolescencia, que le habían pegado unos nazis de su barrio. Aún no había caído el muro.<br /><br /> Un par de años después de aquello el auto denominado estado socialista desapareció y la República Federal Alemana, más que unificarse, se comió el territorio y a la población que había quedado más allá del muro tras la segunda guerra mundial. Fruto de este hecho se produjo una crisis económica enorme y otra de identidad aún mayor. Una parte de la población se radicalizó y la extrema derecha y los neo nazis empezaron a crecer como la espuma. Lo sorprendente para algunos fue que el lugar donde estos grupos tuvieron más crecimiento fue en la zona de Alemania que había tocado el cielo con sus dedos. Especialmente en el mundo rural.<br /><br /> Más de treinta años después de aquello, en la Alemania actual, determinados símbolos, determinadas imágenes y determinadas afirmaciones acerca del régimen nacional socialista que puedan interpretarse como una defensa del mismo o una negación de las barbaridades que este cometió siguen estando prohibidas, lo que no impide que exista una extrema derecha que se identifique con aquello y que esquive esa ley para decir y hacer lo que les da la gana.<br /><br /> Como militante libertario, a día de hoy de baja intensidad, entrado en años, al que casi le ha costado el pellejo un par de veces la defensa de sus ideas, comprendo perfectamente lo tentador de las apuestas coercitivas. El sueño, más fruto del deseo que del análisis, de que una vez prohibidas o acotadas las expresiones de odio, y las burdas mentiras en determinados medios, las aguas se irán aclarando y los debates podrán ser más limpios y sanos. Y que, con ellos en condiciones, el pueblo verá, comprenderá y actuará en consecuencia. O, al menos, podremos desayunar tranquilos en el bar de la esquina y pasear al perro por nuestros parques favoritos sin que comentarios hirientes mancillen nuestros oídos y jodan nuestros escasos momentos de tranquilidad en la derrota cotidiana que vivimos.<br /><br /> Lo que pasa no es, como dicen algunos, que se permiten demasiado bulos e intoxicación. La mayoría de quienes leáis esto lleváis años escuchando comentarios racistas, fascistas, homófobos y no os ha dado por salir a matar negros o pedir cita en el obispado de Alcalá para que os curen la homosexualidad a vosotras o a algún amigo.<br /><br /> El problema que tenemos como sociedad, ya sea en Madrid, en Kentucky o en Cojutepeque, es que se ha destruido la capacidad de pensamiento crítico del individuo. Se ha sustituido la educación por el aprendizaje mecánico de contenidos y se ha adormecido la curiosidad propia del ser humano hacía lo desconocido a base de obediencia y aislamiento.<br /><br /> El antídoto a esta realidad pasa por revertir esos caminos asfaltados por el sistema. Despertar la curiosidad y el ansia de saber, entrenar los cerebros para discernir los hechos de la fantasía y romper el aislamiento que nos divide como clase, en una auténtica apuesta por la educación de base y popular. Pero no es sencillo.<br /><br /> Porque el primer paso para des andar el camino hacia el infierno que nos han construido y romper ese aislamiento no puede ser a base de frases ocurrentes en twitter y lenguas afiladas en reuniones familiares, o congresos semi vacíos que cierren a la vez los debates y los puentes de comunicación. Solo lo romperemos a base de escucha. En el contacto diario y con prácticas solidarias cotidianas que terminen por despertar la curiosidad de nuestros hermanos alienados y les ayuden a abrir las orejas y los corazones.<br /><br /> <br /> Llegados a este punto solo me queda decir que las revoluciones no se hacen, aunque sinceramente dudo que el representante de los botiguers en el congreso quiera nada parecido a una, a base de sermones y grandes discursos de unos pocos líderes iluminados. <br /><br /> Muy al contrario estoy convencido de que las revoluciones se hacen cuando logramos implicar al pueblo en la toma de las riendas de su vida. Y para eso tendremos que dejar nuestros cómodos guetos con aire acondicionado y mantras tranquilizadores para dedicarnos a ser y convivir con el pueblo. Aunque eso incluya, me temo, aguantar a culés, terraplanistas, progres y cuñados.</p>Dexter Coughtonhttp://www.blogger.com/profile/01702807377039521588noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5621387056422849186.post-72530010913126781962022-03-23T04:52:00.026-07:002022-03-23T07:10:04.382-07:00Llegaron de noche<p> <br /><br /><br /> <span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> <span> </span><span> </span><span> </span><span> <span> </span></span></span><br /><br /><br /> Anoche hice una de las mías. Una de mis primas me había invitado al cine. El caso es que le tocaron las entradas en algún tipo de promoción que yo no tuve muy en cuenta. Con mi pachorra me planté en la calle Fuencarral, vestido como si fuese a una mani antifa de principios de los 2000 o viniese de robar cobre y tunear coches. Es decir, en chándal Adidas negro, sudadera negra con capucha, y zapatillas deportivas.<br /><br />En seguida me dí cuenta de que la cosa quizá no era como yo me la había imaginado. La cartelera del cine Paz superviviente, junto al Proyecciones, de la debacle que se llevó por delante Los Minicines, Los Roxy y el Bilbao, no exponía la cinta en cuestión y el cartel de la misma anunciaba su estreno para tres días después. El 25 de marzo.<br /><br />No es que me preocupe ya demasiado lo que piensen de mi y de como visto, pero reconozco que de haber sabido que íbamos a un preestreno me hubiese puesto ropas que no me hubiesen hecho parecer un extra de una película de Ken Loach entre tanta gente elegante, director y elenco incluid@s. <br /><br />No fue mi única sorpresa. Acudí a la sala convencido de que la pelí trataba sobre los Jesuitas asesinados y que se centraría principalmente en la magnética figura de Ignacio Ellacuría. Pensaba que abordaría la guerra civil salvadoreña, que quizá haría una pequeña introducción narrativa e histórica y que acabaría con ese crimen de lesa humanidad, por desgracia no el único pero sin duda el más mediático de ese conflicto, que fue la masacre de la UCA.<br /><br />Como siempre que tengo la oportunidad de ver o leer algo relacionado con el Pulgarcito de América llegué con unas ganas y una curiosidad tan grandes, mucho, como mi suspicacia. <br /><br />Me tranquilizó bastante, la verdad, que el director Imanol Uribe dijese que su idea había nacido de la lectura del libro Noviembre, de Jorge Galán, porque me pareció un gran trabajo y una gran guía para abordar este tema pero en ese momento, ansioso por que empezase la película y por la desconfianza fruto de la experiencia de otras obras literarias mal tratadas en la gran pantalla, no recordé todo lo que se contaba en el libro.<br /><br />Así pues la película no resultó ser lo que yo esperaba y quería ver. La cinta habla de la matanza si, de los jesuitas, aparecen Elba y Celina Ramos, el gobierno y nos muestra vagamente el conflicto armado y sus sufrimientos, pero ni los sacerdotes ni sus asesinos son los protagonistas. <br /><br />La historia se centra en una mujer, único testigo visual de los perpetradores de la matanza, llamada Lucía. Una limpiadora de la UCA que, por pura casualidad, se convierte en un asunto prioritario para la política salvadoreña e internacional en plena ofensiva militar y mediática de las fuerzas del Frente Farabundo. Una ofensiva que puso contra las cuerdas al gobierno y que, sin duda, marcó el devenir de la historia de su país en los años inmediatos. <br /><br />Me gustó mucho. En primer lugar porque el foco no se pone, por una vez, en los mártires españoles y sus acompañantes, muertos sin remedio, sino en quienes sobreviven y, de maneras sorprendentes, continúan la lucha por la verdad y la justicia.<br /><br />En segundo lugar es de agradecer que sea una mujer la protagonista de la historia. No habría sido difícil, ni sorprendente en este mundo, que la cinta hubiese dejado a Lucía en segundo plano para que un hombre -periodista, abogado, diplomático...- la suplantase y la salvase de su terrible destino. La mujer interpretada por Juana Acosta es respetada y lleva el peso de la narración. Desde su humildad y sus fuertes principios lucha por la memoria de los caídos y por mantenerse fiel a lo que vio en todo momento pese a las trabas enormes y el acoso que sufre por ello.<br /><br />Por último, sin ser un experto en la materia, me quedo con la sensación de que el trabajo dirigido por Imanol Uribe trata de ser en todo momento fiel a lo sucedido y respetuoso con los protagonistas. Tanto con los principales como con el pueblo salvadoreño en su conjunto. Además es de agradecer que no haya hecho uso ni de sentimentalismos baratos ni de morbos innecesarios, tan del cine de hoy, en la narración de un suceso que se podría prestar a ello.<br /><br />Los peros que le puedo poner a la película son solo dos. El primero, manías de perfeccionista por no decir otra cosa peor, que en las escenas en que los civiles huyen de Soyapango, hay algunas ropas y algunos vehículos, demasiado limpios y demasiado nuevos para el momento y el lugar. Una tontuna. El otro, que me ha dolido un poco, es el que después del trabajo tan serio realizado, y sin desmerecer la gran interpretación realizada por Juana Acosta, no se diese el papel protagonista a alguna actriz salvadoreña. No solo porque hay grandes profesionales en ese país,es que además, en mi opinión, hubiese sido la guinda perfecta para este trabajo. Aunque, bueno, el dinero también habrá tenido mucho que ver en esta decisión.<br /><br />Me despido de quien me lea, y no conozca mucho el tema, recomendando que se informe un poco de lo que pasó en aquél país y en aquella región por aquellos tiempos. Sobre todo para disfrutar más de una película, cargada de sutiles detalles históricos, que sinceramente pienso que no deberíais perderos. Y, que demonios, para las pocas veces que se hacen películas así, id a verla en sala y haced taquilla.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDXfcdDYFyZ9Y-X2Yp9Ov6CH062dmZFVYu2aXtHLzeoZqyoGb48zzV5P7dFMKQ2lCvu54qgt-FHhf0HcpgUvKs6taAbgykm2-rWzdk0OFoctOmn9QimxYqUKZyPwawR2-C2K1CfPtgqGM61uSd1F8gxWh0f8N6RjIKDDBt5jFAevHFNRBTVQzAMmBU/s2880/Llegaron%20de%20noche.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1557" data-original-width="2880" height="147" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDXfcdDYFyZ9Y-X2Yp9Ov6CH062dmZFVYu2aXtHLzeoZqyoGb48zzV5P7dFMKQ2lCvu54qgt-FHhf0HcpgUvKs6taAbgykm2-rWzdk0OFoctOmn9QimxYqUKZyPwawR2-C2K1CfPtgqGM61uSd1F8gxWh0f8N6RjIKDDBt5jFAevHFNRBTVQzAMmBU/w306-h147/Llegaron%20de%20noche.jpg" width="306" /></a></div><br />Dexter Coughtonhttp://www.blogger.com/profile/01702807377039521588noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-5621387056422849186.post-9722481192590398762021-08-17T05:04:00.001-07:002021-08-17T05:04:06.201-07:00Aliados de confianza<p> <br /><br /><br />Generalmente las novelas negras y policíacas coinciden en que sus protagonistas detectives, ya sean privados o funcionarios, tienen alguna característica peculiar. Una seña de identidad que les distingue del resto de sus colegas. Un oído imposible para el violín o una mano exquisita para la cocina son dos de las singularidades más conocidas, pero hay otras. <br /><br />Hoy, a casi cuarenta grados, me animo a confesar que en los últimos años empieza a manifestarse en mi una manía que parece sacada de las novelas de Petros Markaris ya que, cada vez más, me sorprendo a mi mismo cual comisario Jaritos revisando definiciones en diccionarios. Si bien, en España, no disponemos de su recurrente Dimitrakos tengo a mis disposición magnas obras como el diccionario de la RAE que es a quien suelo acudir cuando algo me rechina.<br /><br />Algunos de mis pensamientos y reflexiones de los últimos tiempos me han llevado a revisar repetidamente el termino aliado, que viene explicado como una persona que se ha unido a otra para alcanzar un mismo fin. Muy parecida es la definición para países y ejércitos.<br /><br />Así pues, según esta definición, un ejemplo de lo primero podría ser un grupo de vecinos que se asocian para conseguir mejoras en el barrio, las “Kellys” cuando crean un sindicato para defender sus derechos o incluso quienes comparten coche en un mismo recorrido para pagar menos de combustible.<br /><br />Un ejemplo clásico de lo segundo, muy interesante, serían los Aliados y el Eje durante la segunda guerra mundial. Si es interesante se debe a que fueron alianzas muchas veces frágiles y en las que varios componentes abandonaron a sus compañeros de viaje cuando no se unieron literalmente a sus enemigos iniciales. Así Finlandia firmó una paz por separado con la URSS en 1944. Rumanía y Bulgaria se unieron a los aliados según llegaban las tropas soviéticas a las fronteras de su país y, en la cima de esta montaña de desafecciones, Italia, país de origen del fascismo y firmante principal del Eje junto a Alemania y Japón, se unió a las tropas de los EEUU y Reino Unido pocos meses antes de acabar el conflicto como hiciese ya en la anterior guerra mundial. Tampoco vamos a culpar demasiado a fineses, rumanos, búlgaros e italianos por no querer acabar como sus amigos alemanes y buscarse las castañas por su cuenta. Pero da que pensar en la confianza que se puede y debe depositar en los <i>aliados </i>de confianza.<br /><br />Es muy probable que la salud de una alianza dependa de que lo que puedan obtener sus miembros coaligados sea, como mínimo, tanto como lo que pueden conseguir todos sus miembros por separado. No solo en el futuro sino, de algún modo, también en el presente. De no ser así siempre habrá algún eslabón débil que cumpla el papel de Italia en las dos guerras mundiales.<br /><br />De un tiempo a esta parte en los ambientes relacionados con la izquierda se ha popularizado el termino <i>aliado</i> para referirse, atendiendo a la definición aportada por la RAE y María Moliner, a los hombres que afirman no solo ser conscientes de que el patriarcado también les afecta negativamente sino que además luchan codo con codo con las feministas para acabar con ese constructo de poder y opresión.<br /><br />En un principio estos hombres están a la vanguardia de sus congéneres en lo que a empatía, lenguaje, teoría feminista y necesidades prácticas para la desaparición de las brechas de género se refiere. <br /><br />Escriben libros, imparten talleres, modifican su vestir y pugnan en redes. En definitiva son un nuevo espécimen que ocupa cada vez más y más espacio en el mundo de la izquierda y de los debates de género. Algo que a mucha gente le parece bien e incluso necesario. Los<i> aliados </i>que acompañan en esta lucha, salidos de entre las filas de los privilegiados y dispuestos a renunciar a sus regalías por el bien de la justicia, anuncian con sus palabras y sus actos unas nuevas masculinidades que sirvan como trampolín hacia una sociedad en la que ya nadie tenga que colocar sus brazos a diferente altura en un monólogo para mostrar lo evidente.<br /><br />Suena bonito y sería maravilloso. <br /><br />Yo soy un señoro cis con una expresión de género bastante masculina y patéticamente heterosexual; lo suficientemente viejo como para haber visto escandalizarse a la sociedad española por la campaña del “Pontelo. Pónselo” en plena pandemia de SIDA y como para recordar, en Informe Semanal, un reportaje sobre la negativa de gran parte de los mineros a que las mujeres trabajasen en los pozos junto a ellos. Reconozco que voy siempre dos pasos por detrás, como poco, de lo que está de moda en los debates de género. Sobre todo a nivel de academia y extrema izquierda. Y precisamente por eso, por mi experiencia acumulada, por la sana distancia con el centro del huracán, y por mis años de observación no me fío.<br /><br />No me fío porque estoy harto de ver a compañeros (okupas, anarquistas de pro, antifas varios, intelectuales,delegados sindicales, profesores, diputados....) que cuando se separan de las madres de sus hijos les racanean el dinero; o ven las criaturas lo mínimo posible convirtiendo de facto las custodias compartidas en regímenes de visita a la vieja usanza, dejando la compra de ropa, los estudios y las decisiones importantes en manos de sus ex mujeres (más aún que cuando eran pareja) porque su militancia, su activismo, su nueva vida es más importante y se lo exije. Hasta que se ofenden por algo, les da el ataque de paternidad tardía o tienen alguna otra necesidad oculta y, entonces, son capaces hasta de llegar a los tribunales con los peores argumentos y abogados mercenarios para machacar a la que un día fue su compañera de vida. Exactamente igual que haría cualquier macho mandril medio, con traje y sin rastas.<br /><br />No me fío porque en la izquierda estamos aburridos de casos de tíos guays, feministos, <i>aliados</i>, de esos con la arroba siempre en la boca (ahora será la e, supongo), que vestían orgullosos sus camisetas de “Te quiero libre” y ahora van con moño o falda y que luego se pasan el día violentando a las compañeras. No, no hablo ya de agresiones sexuales o físicas en fiestas y en pareja, que también. Me refiero a que las seguimos suplantando, ya sea desde el paternalismo o desde la condescendencia, pero siempre, siempre, siempre, desde la soberbia y, por supuesto, del privilegio.<br /><br />No me fío porque nuestra posición en esta alianza de lucha anti patriarcal es muy dispar. Mientras que hay quien se juega literalmente la vida, cada día, nosotros podemos hacer descansos, ponernos de perfil y hasta bajarnos del tren del feminismo cuando queramos ya sea por aburrimiento o porque ya no nos resultan suficientes los beneficios obtenidos de esta coalición de lucha. Podemos permitirnos, sin coste, firmar una paz por separado y seguir a lo nuestro, como Finlandia, o hasta unirnos a las huestes vencedoras, como Italia.<br /><br />Y por eso no me fío. Porque en realidad cuando, en un mundo de hombres, uno de nosotros tiene los santos cojones de bajarse del pedestal y caminar justo hacia el centro de la lucha contra esos pedestales, y esos privilegios, y ese ser el centro, lo que está haciendo es ser el centro de nuevo. El <i>aliado</i> hombre feminista renuncia a un privilegio caduco en la búsqueda de un nuevo privilegio que le abra nuevos éxitos con los que saciar su ego y mantener su estatus. Sabe que será reconocido, admirado, loado y citado aunque sea un farsante que hasta plagia sus textos de asambleas feministas e investigadoras mujeres de menor renombre, porque feministas hay muchas pero aliados no, y tenemos que cuidarlos.<br /><br />No me fio de los<i> aliados</i> como no me fío de los europeos que pontifican sobre anti colonialismo, ni de los blancos que no van al final de las manifestaciones anti racistas, ni de los políticos profesionales que hablan en nombre del pueblo. <br /><br />No me fío de los <i>aliados</i> porque si de verdad quisiesen renunciar a privilegios no estarían siempre tan guapos, ni tan perspicaces, ni tan descansados. Me atrevo a decir que simplemente no estarían siempre, como ahora están, porque limpiar el baño, comprar la ropa de los hijos y acompañar a los padres al médico lleva mucho tiempo. No escribirían tantos artículos, ni darían tantas conferencias porque pensar en el menú de la semana que viene y ayudar con los deberes agota más que leer a Negri y a Rita Segato.<br /><br />Es evidente que yo ni soy feminista ni voy de<i> aliado </i>pero no nos equivoquemos. No digo que los hombres no tengamos solución y seamos todos unas ratas egoístas. Pienso que los hombres podemos y debemos aportar nuestro granito de arena en la lucha contra el patriarcado y a la vez tengo claro que esa lucha no es real ni sincera si no es desde los márgenes, sin volver a estar destacando. Probablemente los hombres nuevos ya existen, están por ahí, pero no me cabe la más mínima duda de que no les vemos porque están en casa haciendo día a día aquello sobre lo que teorizan y con lo que nos deslumbran los <i>aliados de confianza</i>.<br /> </p>Dexter Coughtonhttp://www.blogger.com/profile/01702807377039521588noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5621387056422849186.post-25717317072556486782021-05-03T04:35:00.007-07:002021-05-03T10:24:06.708-07:00<p>
</p><p style="margin-bottom: 0cm;"><br /> <span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> <span> <span> </span></span></span><u>A guardia Cambiada</u></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><u><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibCYslEtixmAZWCtVTrPYqz5_V1klVZ6hJvcniHCU-LF_uoC5oofXteRUot2uD-fYTIiQ-Jh8lhyuzW-fcBInIe3Mb9LnajGaRTlXMGqele2wAo0kyoQtoJiPVKJmS1POtdLct7qSoQYA/s230/Libro+To%25C3%25B1in.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="230" data-original-width="219" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibCYslEtixmAZWCtVTrPYqz5_V1klVZ6hJvcniHCU-LF_uoC5oofXteRUot2uD-fYTIiQ-Jh8lhyuzW-fcBInIe3Mb9LnajGaRTlXMGqele2wAo0kyoQtoJiPVKJmS1POtdLct7qSoQYA/s0/Libro+To%25C3%25B1in.jpg" /></a></u></div><u><br /><br /><br /></u><br /><br />En muchas ocasiones los libros, como los magos en la Tierra Media, no llegan ni pronto ni tarde, llegan exactamente cuando tienen que llegar. Otras, en cambio, nos llegan a destiempo y no podemos o no es el momento ya de apreciarlos. Por último están los libros que jamás nos llegarán y que nos atrevemos a pensar y decir que nunca deberían haber sido editados.<br /><br />Hoy, evidentemente, voy a hablaros de uno de esos libros que me han llegado en el momento justo. Es más, si me animo a romper meses de silencio en mi blog hablando de él, es porque pienso que es un libro que llega en el momento para la mayoría de nosotros y de nosotras.<br /><br />En ésta ocasión, Antonio Tejerina, quién ya publicó “Sobrevivir a una mutación” en 2007 y en 2014 una novela gamberra y refrescante titulada “Melodías para morir o matar” (quizá la primera novela española que incluía un código QR para disfrutar de la banda sonora de la misma mientras se avanzaba en la trama) nos trae un nuevo trabajo con el nombre de “A guardia cambiada”.<br /><br />A mitad de camino entre un cuento largo o una novela corta, me atrevería a aventurar que con alma de guión o libreto teatral, es una obra tan breve como intensa. <br /><br />La historia es un banco de tres patas, ambientado en el Madrid de nuestros días, en que la vida y el azar hacen coincidir a tres náufragos en momentos diferentes pero igual de necesitados de algo más que una brújula que les ayude a seguir el rumbo.<br /><br />Un relato que nos muestra como desde las ruinas de las expectativas fallidas y las derrotas vitales también se puede construir un mañana; que el neón, las grandes promesas de éxito y el glamour son más una trampa atrapa moscas que una posibilidad de futuro para la mayoría y que la historia, con mayúsculas, siempre deja fuera de sus páginas a quienes se salen del camino o descarrilan.<br /><br />Pero también, esta es la grandeza de estas apenas ochenta y ocho páginas que, más allá de los escaparates, los olvidados por los escribas siempre tienen la posibilidad de vivir y de construir su propio mundo y su propia vida. Qué no encajar en los proyectos de autopista de cuatro carriles de éste mundo adicto a la velocidad y las gasolineras franquicia no significa que no podamos recorrer el mundo por carreteras secundarias y destartaladas. Lugares de encuentro con gentes que, con una dosis de vista y otra de buena voluntad, nos complementen para construir un mundo a la medida de nuestras necesidades. Y ser, en la medida de lo posible, libres.<br /><br />Solo os comento, porque odio los spoilers y es difícil no hacerlos cuando se reseña un trabajo tan concreto y medido, que esta obra que nos trae el sello Malandreams Ediciones cayó en mis manos a principios de año y ya me la he leído dos veces. La primera de forma rápida e inmisericorde. La segunda, después de haber estado rumiando el relato durante un mes, por pura necesidad de volver a él, como no me ocurría con un libro desde hace mucho tiempo. <br /><br />Una bocanada de aire sin mascarilla en tiempos de asfixia. No puedo decir más. <br /><br /><p></p><p style="margin-bottom: 0cm;"></p><br /><p style="margin-bottom: 0cm;"><br /><br />
</p><br />Dexter Coughtonhttp://www.blogger.com/profile/01702807377039521588noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5621387056422849186.post-47436891209910452112020-11-22T03:11:00.004-08:002020-11-22T03:25:58.146-08:00Breve historia del 20N<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizFxa21LlzhIatCsERK8eacbo9TwqRr2O9JCVGklRqv9olQQSDUwQwzU89yiKYTzBqNtsLBHyevDG36ksm12r__WJUYsfuszE5z2xoni13yWwuE7bD1FTbc8xaYZvm-lkXm5HL_1h5B00/s2048/Fotos+Molo.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2048" data-original-width="1536" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizFxa21LlzhIatCsERK8eacbo9TwqRr2O9JCVGklRqv9olQQSDUwQwzU89yiKYTzBqNtsLBHyevDG36ksm12r__WJUYsfuszE5z2xoni13yWwuE7bD1FTbc8xaYZvm-lkXm5HL_1h5B00/s320/Fotos+Molo.jpg" /></a></div><p>Rescato este artículo del 2007 porque como trata de temas pasados sigune teniendo validez. No lo aumento principalmente que desde entonces mi colaboración con esa mani ha sido casi nula y no voy a hablar de lo que no se. A las malas nos sirve para la nostalgia dominguera y recordar batallas pasadas.<br /></p><p> </p><p> </p><p>Cuando me solicitaron que escribiese un artículo sobre un tema como este sobre el que voy a hablar hoy, pasados ya años de la militancia estricta en el campo del antifascismo y con otras cosas en la cabeza, la primera sensación es la de desorientación. ¿Tiene sentido? ¿Le interesará a alguien?<br />Más tarde, reflexionando, y tras haber participado en una entrevista de radio con idéntica temática, en la que el locutor de radio, militante antifascista, no tenía muy clara la fecha de origen de la convocatoria antifascista, ni su causa, la petición comienza a cobrar cierto sentido. Independientemente del interés que a mi particularmente me pueda despertar hoy la militancia antifascista estricta, es evidente que toda ayuda para que no se olvide el por que hacemos las cosas es poca, ya que no se puede construir un futuro edificio si hoy no recordamos donde, como ni por que construimos los cimientos.<br />El veinte de Noviembre es, históricamente, una efeméride tanto para los fascistas reconocidos, como para un sector importante del antifascismo. Para los primeros, por ser este el día en que, en 1936, durante la guerra civil, fue fusilado José Antonio Primo de Rivera en la cárcel provincial de Alicante (la misma cárcel donde moriría seis años después el poeta Miguel Hernández). Para los segundos, por que exactamente el mismo día moría en Madrid, donde había acudido con parte de su columna para colaborar con la defensa de la ciudad, Buenaventura Durruti, carismático anarquista y líder de la columna miliciana más importante del frente de Aragón.<br />Con la derrota republicana, en España, solo se recordará la muerte del primero, y el régimen utilizará la fecha como conmemoración del sacrificio de un mártir del movimiento nacional sindicalismo en que todas las viejas glorias del régimen, famosas y anónimas, sacaban sus apolillados y olvidados uniformes del armario para festejar y alentar a los cachorros que deberían ser el recambió generacional. Se solían hacer actos en casi todas partes, siendo los más numerosos los que tenían lugar o fin en el valle de los caídos, lugar donde había sido enterrado José Antonio, y los que presidía el propio Franco desde el balcón del palacio real, en la plaza de Oriente de Madrid.<br />En el año 1975 el caudillo victorioso abandona el mundo mortal el mismo día de Noviembre que José Antonio y Buenaventura Durruti, no sabemos si por voluntad divina o como última escenificación terrible de un régimen condenado a desaparecer con su protagonista, y es enterrado junto al fundador de la falange.<br />A partir de este momento, el 20 N será la fecha para que, los franquistas primero, y otras familias del fascismo más tarde, conmemoren un régimen que oficiosamente había llegado a su fin.<br />Durante la transición fue bastante común que grupos de ultraderecha como los guerrilleros de Cristo Rey, entre otros, llevaran a cabo ataques contra militantes de izquierda, librerías, cines de arte y ensayo, teatros y demás agentes de la confabulación judeomasónica internacional, en una estrategia sistemática de desestabilización y terror. Las máximas expresiones de esta barbarie escuadrista serían el asesinato de los abogados de Atocha o la ensalada de tiros que tuvo lugar en Montejurra. <br />Así pues, pasaron los años. José Antonio vio desaparecer, desde el cielo, su nombre de las avenidas de las grandes ciudades. La gente corriente se olvido de que había algo que recordar y decidió pasar ese día trabajando o comprobando los resultados de la quiniela según cayese ese año, en laborable o fin de semana, y solo los nostálgicos, los franquistas convencidos y las nuevas generaciones de militantes nazis o fascistas apuntaban esta fecha en su calendario religioso particular. <br />Pocas fueron las concentraciones que resistieron a los nuevos tiempos, y entre ellas, una vez más, sería la de Madrid la más importante.<br />Blas Piñar, notario toledano, máximo dirigente de fuerza nueva, y diputado por la unión nacional (conocida por el bunker) hasta el año 1982, será orador principal de la concentración del 20-N en la Plaza de Oriente de Madrid durante los años siguientes, en el acto convocado por organizaciones como la misma Fuerza Nueva, pero también Acción Católica, Nación Joven, la Asociación de excombatientes….<br />Así llegamos al año 1988. Ese año se había fundado la organización juvenil Bases Autónomas, liderada por ex miembros de las juventudes de grupos de ultraderecha (entre los que destacan los hermanos Rodríguez de Castro y Fernando Perdices) más clásicos que quieren romper con la imagen y trayectoria de los grupos ya existentes y absorber a toda la juventud pandillera de Madrid. Skins, punkies, rockers…(principalmente en el mundo de las hinchadas futboleras, en el caso de Madrid, tanto entre los miembros del Frente Atlético como entre los de Ultra Sur, que hasta la fecha o bien eran gente de barrio despolitizada pero generalmente con sensibilidades de izquierdas). <br /> Ese mismo año, el 20 de Noviembre, tras la manifestación en la plaza de Oriente un grupo de medio más de medio centenar de rapados nazis ataca la plaza de Tirso de Molina, lugar de reunión de los militantes y simpatizantes de la izquierda radical madrileña, donde todos los domingos se ponen puestos de propaganda de organizaciones políticas y sindicales (CNT, AFAPP, grupos autónomos….) y también distribuidoras de material alternativo.<br />Dado el ambiente en los meses previos en que los ultraderechistas habían hecho incursiones en barrios como Malasaña y Moncloa, así como en las cercanías del metro en varios domingos, muchos militantes antifas habían acudido preparados para una posible agresión. <br />Se produce una muy dura refriega en la que algunos de los puestos políticos acaban por los suelos, hay varios heridos entre los antifas, ocho entre los nazis e, incluso, varios policías municipales se llevan lo suyo. El altercado se salda con dos detenidos, uno por bando, y queda plantada la semilla de la futura movilización antifascista más importante de Madrid en los siguientes años.<br />Son años muy duros. La organización Bases Autónomas ocultándose tras una confusionista e imposible ideología anarco fascista capta gran número de militantes y simpatizantes. Se organizan de forma paramilitar, muy verticalmente, y durante unos años se convierten en una fuerza que, a su manera, continua la política de agresiones y ataques contra la izquierda. No solo organizada, si no contra todo lo que huela a “guarro”, como ellos llaman a ocupas, punkis, feministas y todo lo que huela a rojo.<br />Por su parte, la izquierda radical más joven comienza las labores de autodefensa.<br />Una de ellas, la más vistosa con los años, será la organización de la defensa de los puestos políticos, sobretodo esa fecha del 20 N y los días cercanos. Así surge la coordinadora antifascista de Madrid, órgano de funcionalidad intermitente que siempre, después del verano, se juntaba para preparar los actos del 20 N.<br />La historia de la coordinadora será desde sus inicios una historia de supervivencia. Tanto frente a las tensiones externas como a las internas.<br />La presión de los fascistas se ve reforzada por la acción policial contra los militantes antifascistas y por el papel de los medios de comunicación, que o bien trata de abordar el problema como una cuestión entre pandillas juveniles despolitizadas totalmente y marginales (rollito Quadrophenia o Latin Kings versus Ñetas) o bien lo planteaba como una cuestión de dos bandos extremistas igualmente indeseables.<br />En este ambiente de presión mediática, una de las organizaciones de la coordinadora, las Juventudes Comunistas de Madrid (organización ligada al PCE), convoca una rueda de prensa unilateralmente para desmarcarse de las actitudes violentas y desconvoca la concentración. La causa fue las espectaculares imágenes de televisión del año anterior en que la policía mostró lo que supuestamente habían incautado a los manifestantes, bates de béisbol, hachas y otras armas blancas. Lo que si es cierto es que la concentración del año anterior (1989) acabó como el rosario de la aurora, es decir en una batalla campal.<br />Por esto el PCE presionó a los dirigentes de la juventud comunista para que hiciesen lo que acabaron haciendo.<br />Los años venideros siguieron marcados por la violencia. En Madrid y otros puntos del estado los nazis siguieron golpeando, llegando a asesinar a varias personas (Lucrecia Pérez en Madrid, Guillem Agulló en Valencia) y quedando varios crímenes sin resolver (la desaparición y muerte de una joven en el barrio de San Blas nunca fue aclarada, así como la muerte de un travestido en Barcelona, aunque en ambos casos se sospecho de ellos). Socialmente parece que empieza a percibirse esta nueva ola fascista como una amenaza real y la convocatoria tras el asesinato de Lucrecia reúne a más de 5000 personas, parece que salimos del guetto. <br />Con los noventa se deja la formula concentración defensiva y se pasa a la manifestación reivindicativa. Cada año coincidiendo con la manifestación de los fascistas, se hará una manifestación que comenzará en la glorieta de Carlos V de Madrid, para terminar en la Plaza de Tirso de Molina (inicialmente se intentó el recorrido a la inversa, pero las autoridades no lo permitieron). Mientras tanto, a la manifestación fascista, merced a los contactos internacionales tanto de los dirigentes de Bases Autónomas, como del matón Ricardo Sáenz de Ynestrillas comienzan a venir dirigentes nazis de toda Europa. Estos años la presencia de amplios dispositivos policiales impide los desordenes de años anteriores. <br />La manifestación antifascista va ganando popularidad año a año y la coordinadora, en estas fechas pasa a ser sostenida principalmente por los colectivos del área de la autonomía madrileña, si bien en vísperas de la fecha clave lo habitual era que muchas otras organizaciones se acercasen para formar parte de la coordinadora. Algunas de buena fe y otras con clara vocación partidista y con la intención de hacer proselitismo. Esto nos permitirá hacernos una idea de la importancia que había alcanzado esta manifestación.<br />El año 1995 será otro de esos años que los que hacíamos antifascismo no podremos olvidar. Después de otro año de terrible actividad fascista. Después de la muerte de un joven punk junto a la puerta de un garito nazi en Alcorcon. Y después de que tras su muerte, la manifestación oficial convocada por los mismos políticos que dejaban hacer a los fachas y legislaban en contra de la izquierda juvenil acabase en motín y batalla durante horas entre policías y manifestantes (el garito de rapados fue arrasado), todos esperábamos que aquel 20N fuese de órdago, pero jamás sospechamos lo que finalmente paso.<br />Ese año la manifestación la había legalizado Solidaridad Obrera, una central anarcosindicalista muy cercana al mundo de las ocupaciones, el antimilitarismo y el ámbito de la autonomía. Pero dos días antes de la manifestación, una explosión en un piso de Vallecas en el que vivían tres destacados militantes madrileños disparó todas las alarmas.<br />La prensa habló de artefacto explosivo. Tres compañeros fueron detenidos y un cuarto, en coma, se debatía entre la vida y la muerte en el hospital, bajo custodia policial. El miedo y la preocupación aparecieron entre militantes y simpatizantes que no sabían muy bien lo que ocurría. La prensa empezó a enmierdar, y a los compañeros se les aplicó la ley antiterrorista. Para colmo alguien había desconvocado la manifestación, o eso se decía.<br />Finalmente, y a costa de una escisión en Solidaridad Obrera, los compañeros tiraron del carro y se hicieron de nuevo cargo de la legalización del acto, pero eso muchísima gente no lo sabia y temíamos, al menos los más jóvenes, estar dirigiéndonos a una carnicería y que mucha gente se asustase y no acudiese al acto.<br />También se temía que este año dejasen hacer a los nazis y que la manifestación acabase siendo atacada por ellos. Muchos acudimos a la mani con bastante miedo y el teléfono de los abogados grabado con fuego en la memoria.<br />Pero nada de eso ocurrió. Ese año la manifestación fue un autentico éxito y una vez más los asistentes superamos la cifra de 5000 personas. Muchísima gente joven venida de todos los barrios de Madrid y de los pueblos de la periferia se juntó para reivindicar la lucha antifascista por encima de la criminalización mediática y de la actitud siempre chulesca, provocativa y desafiante de los antidisturbios.<br />A partir de ese año los fascistas, a nivel de calle, fueron decayendo. Mientras tanto, la actividad a la que estaba ligado inevitablemente el antifascismo madrileño creció. Surgieron muchos colectivos de barrio y centros sociales ocupados.<br />El siguiente año, 1996, volvió a cargar la policía, pero después de la finalización oficial del acto. Hubo varios detenidos y algunos de ellos interpusieron denuncias por torturas sufridas en comisaría.<br />Después de ese año se puede hablar de una constante en algunas de las características de la manifestación y lo que la rodea. Pequeñas escaramuzas tras el fin oficial de la mani. Noticias que vinculan a los antifascistas con organizaciones armadas (en 1998 la prensa hablaba de la relación entre los organizadores del acto y el PCEr-GRAPO), etc.<br />Es también la época en que la coordinadora trata de cambiar los iconos y los lemas clásicos de la convocatoria con la idea de hacer patente que el peligro actual del fascismo va más allá de las reyertas callejeras y los grupos de escuadristas. Es la época en que los militantes antifascistas procuramos hacer ver a la gente, a través de esta convocatoria y más de estas características, que la paulatina pérdida de libertades y derechos de determinados sectores de la población es el camino del autoritarismo del sistema. Sabemos que los nuevos fascismos ya no se servirán de la agresiva estética del fascismo de los años treinta y que por tanto serán más peligrosos si cabe.<br />Nuestro afán por movilizar a colectivos sociales de distinto tipo al nuestro (inmigrantes, mujeres, etc.) fracasa y este es el golpe final para que una parte importante de la militancia antifascista más experimentada, acusando el cansancio de tantos años, decida volcar sus afanes revolucionarios y transformadores en otros frentes de lucha.<br />Los años siguientes, la convocatoria languidece. Un año incluso la chavalada que se manifiesta llega a Tirso de Molina sin pancarta de cabecera y vuelve acabar todo como en los viejos tiempos, solo que esta vez reina gran confusión por que la falta de organización hace que los numerosos detenidos no tengan, en un principio, ni abogados disponibles.<br />Tras ese traspié, el año exacto no lo recuerdo, una nueva hornada de militantes trata de organizar de nuevo el acto. <br />Visto desde fuera parece que empiecen de cero. Mismas presionas externas (prensa, policía,…). Mismos iconos propagandísticos (se llegó a repetir de forma casi idéntica hace dos años un cartel de hace unos doce). Misma media de edad.<br />En los dos últimos años el banderín de enganche de la convocatoria oficial ha sido la memoria histórica, haciendo referencias principalmente a la represión durante la dictadura franquista.<br />La principal diferencia hoy por hoy, ha sido la ruptura que se ha producido este año. La convocatoria oficial provocó el abandono de la mani de todo el sector libertario, lo que supuso que en realidad este año en lugar de una manifestación hubiese dos. Una de la coordinadora oficial y otra de una suerte de coordinadora libertaria, claramente igualadas en número. Patético. <br />Esto se debió, principalmente, a una convocatoria oficial de corte partidista (por la republica, el socialismo y la autodeterminación) imposible de asumir por una parte importantísima de los militantes y simpatizantes de la convocatoria (yo mismo estoy abiertamente en contra de esa consigna), de hecho muchas personas que seguíamos acudiendo a la cita año tras año, pese a no ser ya dinamizadores activos del mismo, decidimos no ir por no protagonizar una escena propia de la “Vida de Brian”.<br />Lo que si puedo afirmar es que en los tiempos en los que yo era activo militante antifa jamás se nos hubiese pasado por la cabeza hacer un lema excluyente. Hubo un grupo que fue expulsado (la juventud comunista de Madrid) y otros que no fueron admitidos, pero el lema siempre fue amplio y unitario. A pesar de que el sector autónomo-libertario fue prácticamente unánime durante varios años. <br />Personalmente pienso que si se quiere que el antifascismo siga siendo valido como herramienta de lucha de las organizaciones revolucionarias madrileñas deberíamos abrir un debate sobre los errores del pasado y las perspectivas de futuro, pero eso ya debería ser materia a tratar en otro articulo y, puede incluso, que en otros foros. En cualquier caso espero que como introducción os sea beneficioso y que pueda aclarar ciertas incógnitas, así como provocar la curiosidad por el tema.<br />Sin más me despido de todos los lectores del “tupa”. Un fuerte abrazo para todos y todas.<br />Vicente Martínez<br /> <br /></p><p></p>Dexter Coughtonhttp://www.blogger.com/profile/01702807377039521588noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5621387056422849186.post-16009057744987842062020-11-09T07:56:00.003-08:002020-11-10T02:57:29.813-08:00Una ventana abierta (Capítulo 3, parte 1)<p>
</p><p> Ésta entrada va especialmente dedicada a Carolina y Alejandro que, sin conocerse, y en dos rincones del mundo muy alejados no han parado de insistir núnca en que siguiese con la historia de Magdalena, Fernando y la comandante Ruth, aún cuando yo ya no daba un duro por ella.</p><p>Espero que os guste<br /></p><p> </p><p> </p><p>Ya lo decía Ramona. Más bien bajita, morena y siempre con el pelo recogido en un moño, no puedo decir que fuese guapa, ni tampoco fea. Una de esas personas que, a simple vista, pasarían desapercibidas en ese Madrid que se resistía a dejar el blanco y negro. <br /><br />Apenas hablaba. Pero nunca dejaba nada sin decir. A sus miradas, sus tonos y sus múltiples variedades de respiración debo una intuición social que, no exagero, me ha salvado la vida en un par de ocasiones. Era capaz de decirlo todo con la única frase “Si señora”. Incluso el no más rotundo.<br /><br />De niño me fascinaba acompañarla, las pocas veces que podía ya fuese por una convalecencia o algún festivo escolar, al mercado de La Paz. Yo no entendía porque caminábamos tanto si teníamos mucho más cerca el de la calle Ibiza pero en el fondo, pese al cansancio, era para mi una gran aventura. Los puestos de pescado con los lenguados de mirada triste, las diestras manos de los carniceros despiezando los animales con golpes secos y precisos y las verdulerías con esas mujeres gritándose entre ellas y anunciando su género. Era un viaje a otro mundo.<br /><br />La sabiduría de Ramona, para mi, no tenía fin. A diferencia de otras empleadas que tuvo mi madre no iba siempre a tiro hecho para no perder tiempo. Para ella la compra era sagrada. Observaba los puestos y el material. Sin pausa, si, pero sin prisa. Y aunque sabía cuales eran los puestos de mejor tradición y calidad reconocía una ganga a distancia aunque no fuese uno de sus lugares habituales. Nunca la vi discutir un precio pero tampoco recuerdo que la dieran gato por liebre. Si algo no le convencía simplemente hacía un leve gesto con la cabeza y se marchaba. No se casaba con nadie. La única sirvienta de la que jamás, después de ir al mercado, se quejo mi puntillosa madre.<br /><br />Ante mis aflicciones de niño, ya fuesen por las notas, los castigos o las peleas con mis hermanos mayores, ella siempre me confortaba con una de sus máximas favoritas, recordándome que cuando Dios cierra una puerta abre una ventana. No se porque, pero siempre que evoco esas tranquilizadoras conversaciones estamos haciendo el camino ya de regreso a casa.<br /><br /><br /><br />Estaba en ese momento en que creía haber tocado fondo cuando el destino, confirmando la fé de Ramona, quiso que la ventana se abriese en forma de unas Magdalena y Katya que, desorientadas, habían confundido la caseta en la que nos encontrábamos, de un minúsculo grupo maoísta, con la de la Liga Comunista Revolucionaria en la que habían quedado.<br /><br />Aquella noche del jueves quince de mayo, puente de San Isidro, salí hecho un guiñapo de casa con dos muermos invitándome al suicidio sin saberlo y regresé, entrada la mañana del viernes, con esa energía que solo te dan las anfetas, las barricadas incendiadas o el amor correspondido. <br /><br />Si bien no había consumido drogas y nadie había iluminado la oscuridad con las llamas de la resistencia urbana había sentido, a lo largo de la noche, poco a poco, una sensación que creía que no volvería a sentir tan pronto. <br /><br />Desde casi el principio de la conversación la cosa entre Magdalena y yo había fluido. Una de esas veces que te presentan a alguien y la conexión es inmediata,como si os conocieseis de antes y solo llevaseis un tiempo sin veros.<br /><br />Me comentó que eran de Nicaragua. Tanto ella como Katya. Apremiadas por mi curiosidad concretaron más. De un lugar llamado Estelí. Al norte del país, cerca de Matagalpa.<br /><br />Se sorprendió mucho de que yo hubiese oído hablar del lugar en cuestión. Y de los combates que allí habían tenido lugar durante la revolución. Ese fue el comienzo. <br /><br />Le hable de mi trabajo como periodista, de mis ideas políticas y de como mucha gente en España, así como en el periódico para el que trabajaba entonces, seguía con interés los acontecimientos. Unos con preocupación por lo contagioso de las revoluciones, otros con la ilusión y la esperanza de que se diese otro paso hacia la revolución mundial. Cada familia y cada secta de la izquierda queríamos ver vetas y ramalazos de nuestras tendencias respectivas en aquellos que entraron vencedores en la Managua del 79.Ya fuese en sus discursos, sus manifiestos o en los colores de sus banderas.<br /><br />Entre las muchas cosas que aprendí aquella noche fue el gentilicio “Nica”. Me contó que cada uno de esos pequeños países centroamericanos tiene su propia forma de ser llamadas por los vecinos. La suya es la más sencilla y obvia. A los costarricenses les llaman “Ticos”, a los guatemaltecos “Chapines”, a los hondureños “Catrachos” y a los salvadoreños “Guanacos”. <br /><br />Al parecer estaban en Madrid para matricularse en la universidad. El gobierno revolucionario necesitaba técnicos y les había mandado aquí como vanguardia y, casi, casi, como experimento.<br /><br />A mi me sorprendió bastante lo que me decía porque pensaba que mandarían a su gente a estudiar a Cuba y a los países del este pero me contestó que si bien era cierto que eso pasaba la barrera idiomática, salvo con los cubanos, era muy fuerte y que además, algunas ramas del Frente Sandinista tenían aquí contactos que permitían que, además de estudios, pudiesen generarse otra serie de vínculos culturales. Además la necesidad de técnicos que tenía el país era mucho mayor que las ofertas de formación que recibían por lo que había acelerar la formación de cuadros. Por último, el gobierno de Managua, esperaba que pronto en España habría un gobierno de izquierdas y amigo. <br /><br />Aunque me moría de ganas de preguntarle por la guerra en Estelí y por la ofensiva final de 1979 me pareció ver que no estaban interesadas en hablar de eso. Era evidente que lo que para mi podían ser anecdotas y chascarrillos a una segura y prudencial distancia a ellas le traían recuerdos duros y personales. No insistí.<br /><br />Ella, por su parte, también tenía mucho interés en preguntar y pronto me vi contando anécdotas y batallitas del anarquismo madrileño de los últimos años de la dictadura y tras la muerte de Franco. Antes de los malos rollos que nos estaban envenenando en los dos últimos años en que parecía como si nos hubiésemos vuelto locos más preocupados por la compañera que se quería presentar a los comités de empresa que los Guerrilleros de Cristo Rey que seguían pegando palizas y asesinando a cualquiera a quien considerasen un peligro para la tradición hispana.<br /><br />Evidentemente, y pese al aumento paulatino de mi euforia, elegí solo las historias que podían contarse, no solo a viva voz, sino también para causar la risa o el asombro. Cumplí el objetivo con creces y durante un buen rato ámbas se rieron bastante.<br /><br />La que más le gustó fue la de cuatro compañeros ácratas que estudiaban en el ICAI, un centro de estudios técnicos de distintas materias, hermano gemelo del ICADE, una universidad privada donde se impartían derecho y economía, ambos pertenecientes a los jesuitas. <br /><br />A diferencia de la universidad, donde comenzaban a verse con cierta tolerancia algunas actitudes, y de los barrios obreros donde el paisaje ayudaba un poco, los cuatro del ICAI estaban en un ambiente hostil. La ubicación de la escuela, en el barrio de Arguelles, un lugar de clase media y fuerte lealtad al régimen, así como la actitud de gran parte de sus compañeros les hacía estar en una doble clandestinidad. La que tenían todos los que militaban contra una dictadura que a duras penas se sacudía su tufo fascista y la de aquellos que, además, militaban en territorio enemigo.<br /><br />Hijos de obreros, becados tres de ellos, solo uno sabía que no sufriría demasiado de caer en manos de la Brigada Político Social. El resto podían darse por jodidos.<br /><br />Su día a día consistía, principalmente en tragar bilis, disimular y soñar con planes imposibles para vengarse, aunque solo fuese una vez, de todos esos orgullosos hijos del franquismo. Se dedicaban a repartir prensa y propaganda junto a otro par de grupos de Madrid y, de vez en cuando, reunirse al aire libre. Poco más.<br /><br />Aunque pudiera parecerlo ni siquiera el colegio era un lugar seguro para esconder nada. A la iglesia de la Inmaculada y San Pedro, situada dentro del recinto de la escuela, acudía puntualmente para oír misa, cada sábado por la mañana, un magistrado del Tribunal de Orden Público y coronel de artillería. Por este motivo, desde el atentado mortal contra el presidente del gobierno Luis Carrero Blanco, la policía hacía registros regulares en el edificio. <br /><br />Por ese motivo también, los cuatro compañeros, se sentían más vigilados y más jodidos. Con más ganas de actuar y, al mismo tiempo, más miedo a ser capturados. Por eso precisamente su golpe fue el más audaz y el más doloroso posible para un sistema que solo entendía la violencia; que temía la ternura tanto o más que la alegría y la justicia. Que no podía olvidar sus terribles deudas pendientes tras años de atrocidades.<br /><br />Sin duda alguna el coronel Estévez, sus escoltas, y muchos de los feligreses hubiesen preferido cien veces un atentado o una algarada callejera, algo que justificase una vez más su odio y su rencor, antes que ver los miles de claveles blancos y rojos que, atados a los muros, a las ventanas y a las verjas, decoraban el edificio aquella mañana al acudir a misa. Ese sábado 27 de abril de 1974 el sol salía por el oeste.<br /><br /><br />Terminaba de contarle ésta historia cuando llegábamos a la Puerta del Sol donde tenía que coger el autobús para su barrio. Todos mis amigos y Katya se habían ido marchando, sin que nos dieramos mucha cuenta, a lo largo de la noche y de la madrugada.<br /><br />Aún nos dimos tiempo para un chocolate con churros antes de una despedida que ninguno de los dos parecía tener prisa por acometer. <br /><br />Sus últimas palabras, antes de subirse al autobús,y después de que me girase la mejilla al intentar yo besarle en los labios, fueron, “Cuando me lleves a ver esa iglesia”.<br /></p>Dexter Coughtonhttp://www.blogger.com/profile/01702807377039521588noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5621387056422849186.post-21631503724938193402020-11-01T02:52:00.004-08:002020-11-01T11:35:06.302-08:00Juventud sin presente<p>Tengo la sensación de que me hago viejo. Es un hecho que cada uno se hace viejo a su manera. Si ciertos amigos de Alicante lo han notado en una necesidad de revisar su pasado militante para escribir un libro y Arwen Undomiel lo sentía en el agua, lo sentía en la tierra y lo olía en el aire, yo me lo noto en que siento que me repito más que el ajo, como los viejos. <br /><br />Es cierto que también puede ser, éste comportamiento, un acto de heroica resistencia frente a lo que Bauman llamó sociedad líquida. Una sociedad donde nada perdura, siempre hay que estar renovando las cosas y el consumismo se ha trasladado también, y sobre todo, a las relaciones humanas. Pero como Bauman era un viejo es perfectamente posible que ambas opciones sean complementarias.<br /><br />El caso es que una de esas cosas que repito muy a menudo es la máxima de que el pueblo es ignorante pero no idiota. No puede no ser ignorante porque desde que perdió la guerra civil el pueblo, me repito, la gran victoria de las clases dominantes y sus capataces de finca, llamados eufemisticamente gobiernos, ha sido la de lograr que las trabajadoras y trabajadores de éste país no sientan ningún interés por la cultura. Que carezcan de inquietudes y, por tanto, de rebeldía.<br /><br />En esto todos los gobiernos han coincidido y es lógico. A fin de cuentas los pueblos son como el mar. Cuando uno lo mira de lejos es maravilloso ver su fuerza, escuchar su furia y admirar sus grandes olas sacudiendo y erosionando las rocas. Pero cuando uno está sobre su superficie lo que quiere es que sea manso y transparente como los océanos de postal.<br /><br />Una parte importante del pueblo siempre poco valorada es la juventud. A la juventud se apela para vender productos a pitopausicos, escribir programas electorales y, llegado el caso, para morir en las guerras. Pero no se la escucha. Nunca. Ni si quiera en las organizaciones supuestamente revolucionarias se deja espacio para que los jóvenes se expresen, experimenten, se equivoquen y aprendan. Los que obedecen promocionan, los que molestan tienen la puerta abierta y el futuro cerrado.<br /><br />Durante los últimos meses, desde que el Covid vino a amenizar nuestras vidas, la juventud española que ya estaba bastante machacada ha sido uno de los sectores sociales más castigados. Encerrados, silenciados y ahora culpabilizados por un sistema que apenas si comprenden y que ha generado el solito los males de los que acusa a quienes no pueden,aún, defenderse.<br /><br /><br />Pero no son idiotas. <br /><br />El otro día hablaba con Ramón. Ramón es un muchacho, cumplió los dieciocho el jueves pasado, que conocí en mi primer año como entrenador en Alacrán y que ésta temporada se ha animado a ayudarme a entrenar a las chicas de doce a quince. Le he visto holgazanear y crecer. Ambas de manera impresionante.<br /><br />No solo sabe mucho de fútbol. Además tiene la cabeza bastante bien organizada. Poco amueblada, si, porque se ha criado en esta sociedad de trabajado analfabetismo funcional, pero con mucho sentido común.<br /><br />El otro día, charlando de todo un poco después de despachar a las alacranas a su casa, compartía una de sus reflexiones conmigo. “¿Porqué no podemos estar siete amigos en el parque, a las once de la noche, con las mascarillas puestas y luego veo a la gente en los debates de la tele hablándose a gritos y sin mascarilla?” Ese día aún tenía diecisiete años. No le parecía bien, ni justo, aunque les hiciesen PCR antes a los tertulianos. Me repito No son idiotas.<br /><br />La conversación con Ramón, con quien siempre aprendo alguna cosa, me sirvió para confirmar lo mal que lo están pasando. Lo que sospechaba de comentarios, miradas, silencios y desapariciones. La espiral de los últimos años años se está agudizando. Puede que estos chavales nunca sepan quienes son Zizek o Naomi Klein, ni hablen como ellos. Pero saben de lo que hablan porque lo sienten en sus carnes cada día.<br /><br />Nuestros jóvenes, los nacidos en los últimos veinticinco años, quizá más o quizá menos, son dos generaciones criadas sin más expectativas que la esclavitud salarial. Si los hijos de la transición y del fin del bloque soviético alcanzamos a ser engañados con la mentira de que con esfuerzo y una gota de suerte viviríamos mejor que nuestros padres los nacidos en las últimas décadas no han tenido ni ese espejismo. <br /><br />Se les exige un trabajo constante, con una jornada laboral de unas treinta y cinco horas semanales en el instituto y el colegio y una incalculable cantidad de horas extra a la salida del mismo (deberes, refuerzos, academias de idiomas...), a cambio de que quizá, aquellos que no se queden por el camino, tendrán un trabajo de mierda. Sin caretas. Sin sonrisa Profiden. Sin mentiras. Y sin presente. Por que esta juventud no solo ya no tiene futuro, además les estamos robando el presente.<br /> </p><p> Los niños y las jóvenes aprenden lo que viven, no los sermones que se les sueltan. Si se desconfía de ellos, desconfiaran. Si se les ignora, nos ignoraran. Si les castigamos, en cuanto puedan, ya sabéis lo que nos pasará.<br /><br />No voy a apelar a ningún gobierno, ni a ningún partido, porque en el ADN de los mismos no está el escuchar al pueblo como no está en el ADN de un tiburón blanco el comer coles de Bruselas. Voy a apelar a quienes aún quieren, de verdad, un mundo mejor. A quienes leyendo mi blog estéis de acuerdo, lo compartáis o no (por si no queda claro era un comentario publicitario).<br /><br />Tenemos que dejar de exigirles como adultos y castigarles como a niños. Los que tenemos conciencia social, lo que quiera que sea eso en cada caso, no podemos permitir que la generación que no defendió sus derechos ahora castigue y machaque a la generación de sus propios hijos por ello.<br /><br />La chavalada hoy en día necesita dejar de ser invisible. Dejar de ser sospechosa. </p><p>Necesita respeto,confianza y cariño . Para empezar, ser escuchada. No oída e ignorada como hacen muchos trabajadores sociales que dan soluciones imposibles para realidades ignoradas. Escuchada en profundidad y conciencia. Dejar que experimenten, que opinen, que rían y que nos tengan a su lado como apoyo cuando se equivoquen.<br /><br />Cualquier otra cosa es abonar el nuevo totalitarismo. Entrenar a nuestros verdugos, geriatras o carceleros. Pardos o con coleta.</p>Dexter Coughtonhttp://www.blogger.com/profile/01702807377039521588noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-5621387056422849186.post-11688489545909756092020-10-17T12:40:00.004-07:002022-02-05T13:56:13.401-08:00A leer, a la biblioteca<p> <br /><br /><br />Una de las tragedias del mundo actual, consecuencia de la hegemonía blanca y de la deriva terrible que adquirió la ilustración con el triunfo de la burguesía, es la de ser incapaz de aceptar la complejidad del mundo. Entender que hay muchas realidades posibles y legitimas que lejos de ser opuestas pueden ser complementarias. La incapacidad, en definitiva, de rechazar el neo maniqueísmo imperante.<br /><br />La concepción de un mundo dividido en dos polos (blanco-negro, bueno-malo, dulce-salado...) es una forma que nos impide comprender la realidad en toda su complejidad y profundidad. Como todas las normas, esta lucha contra el simplismo actual, tiene sus excepciones.<br /><br />Hay realidades en este planeta ante las que no podemos permitirnos la equidistancia, la multiculturalidad, ni el pos modernismo de pandereta. Existen, como digo, lineas visibles y audibles que sí dividen al mundo en dos sin solución de continuidad, a un lado los defensores de la vida y la esperanza y del otro los esbirros del mal y del capital.<br /><br />Frente a los defensores, egoístas e insensibles, de la calefacción central nos alzamos los que denunciamos la aberración humana y medio ambiental que esto supone. La sociedad también se divide entre quienes sabemos que la tortilla de patata debe llevar cebolla y estar poco cuajada y los que no tienen ni idea de la vida y solo comen tortillas para guiris, con tacto de esparto, sin gusto y sin alma; Campos de batalla estos, entre otros muchos, dónde nos jugamos el futuro de la humanidad y del hedonismo.<br /><br />Uno de los enfrentamientos más enconados se viene dando, desde mediados del siglo XX, si no antes, en el mundo del cine.<br /><br />El séptimo arte tiene a su alrededor dos grandes bloques y, de quien salga ganador, depende el futuro de esa gran fabrica de sueños.<br /><br />De un lado hay quien defiende que el invento de los hermanos Lumiere es una fabulosa forma de entretenimiento. Integral en sus formas (es decir que incluye a igual nivel todos los aspectos que la conforman y que ha ido ganando complejidad a medida que se han ido añadiendo mejoras tecnológicas a su producción), y capaz de transmitir emociones y valores de una manera tan sencilla como profunda. Algunos sabemos que, como pasa con la literatura, la música y las demás artes, el cine, es polifacético y multiusos. Qué hay una película para cada momento y cada estado de animo. La gente que afirmamos esto somos, sin duda, aquellos a los que nos gusta el cine y lo hemos comprendido en su totalidad. Luego están los demás.<br /><br />Esos “demás”, que por desgracia son una mayoría abrumadora hoy en día, forman una suerte de confederación de grupos más o menos numerosos, afortunadamente poco coordinados y en ocasiones enfrentados entre si, cuyo único objeto es destruir el que fuera quizá el primer ocio que tuve en común con mi difunto padre. <br /><br />Esta multitud aniquiladora la conforman los amantes de los efectos especiales y las explosiones sin sentido ni lógica (váyanse a jugar al Fornite, por favor, o incorpórense a una colla de dimonis), los fetichistas de la fotografía (el mundo está lleno de fabulosas pinacotecas ahora, gracias a Internet, al alcance de todos) y los amantes del cine dogma (incluso María Montessori os daría de ostias hasta romperse las manos), entre otras perniciosas facciones de esos desalmados. <br /><br />La peor de las sectas anti cine, se que estabais esperando éste momento, lo conforman los <i>cinéfilos</i>. <br /><br />El <i>cinéfilo</i> de manual es como los funcionarios de “El ministerio del amor” en la novela 1984. Son todo lo contrario a lo que su nombre pregona.<br /><br />Estos seres, que tienden a adoptar las formas estéticas de moda en cada época, conciben el cine como una suma de factores y no como un todo que supera con creces esa ecuación. Tienen alma de forenses y deberían trabajar, sin excepción, en los departamentos de anatomía patológica de universidades y hospitales. Diseccionan las películas como si fuesen seres inertes. De manera aséptica y sin cariño.<br /><br />A diferencia de los alienigenas vaina de La invasión de los ladrones de cuerpos, los <i>cinéfilo</i>s, pueden ser reconocidos de múltiples formas pero hay una infalible. El audio.<br /><br />Un aficionado al cine, un amante de este conjunto de disciplinas y estilos aunados bajo un formato único y exprimido hasta el infinito, siempre que pueda, verá las películas dobladas a su propio idioma para poder zambullirse de lleno en la historia. Al menos la primera vez. Por contra, nuestras némesis usurpadoras del sinónimo culto de nuestra afición, siempre, y cuando digo siempre es SIEMPRE, tendrán que ver la película en Versión Original Subtitulada. <br /><br />Intentar ver , por ejemplo, Trono de Sangre de Akira Kurosawa, doblada al castellano, con un cinéfilo al lado es como tratar de aguantar una misa entera, dentro de la iglesia, con el pequeño Damian Thorn a nuestro costado . Un infierno de odio, pero no el del mentado Kurosawa, por desgracia.<br /><br />El<i> cinéfilo</i> tiene una batería de argumentos tan amplia como contradictoria para defender su snobismo terrorista y anti disfrute.<br /><br />El más común es, sin duda, el de que al doblarse el diálogo se pierden la profundidad interpretativa y los matices lingüísticos. <br /><br />El primero es muestra de su ignorancia. Cuando en España existió una muy buena escuela de dobladores esta era una rama artística más y había grandes profesionales que hacían un fabuloso trabajo de interpretación que hoy, sí, añoramos. Pero eso no es consecuencia del doblaje en si, sino más bien el modo de producción capitalista que ni invierte en formación ni valora a sus trabajadores y, claro, el resultado es equivalente a lo invertido. El segundo, lo de los matices lingüísticos, me fascina.<br /><br />Si bien puedo entender, incluso aceptar, que un verdadero bilingüe en inglés, y además friki de temas militares, valore muy positivamente el cuidadoso detalle de la película 1917, en que cada unidad militar que se cruza el protagonista tiene un acento común entre sus soldados y diferente a los del resto de unidades, para mostrar el hecho de que hasta la segunda guerra mundial los regimientos del ejercito británico se organizaban por condados de origen, no entiendo que puñetero sutil giro lingüístico puede apreciar un estudiante de biología, natural de Calatayud,Aragón, España profunda, en una conversación entre Sanjuro Tsubaki y Hanbei Muroto en plena era Tokugawa. En el Japón del siglo XVI, para entendernos todas. <br /><br />Lejos de apreciar nada, y dado que el cine es como dije una combinación de factores, es muy probable que por seguir los diálogos, nuestro snob inventado ad hoc para este ejemplo, se pierda lo que ocurre en el segundo plano, gran parte del vestuario, el maquillaje, la escenografía y detalles de la trama que luego puedan resultar cruciales.<br /><br />Lo mismo le da 2001, densa y pausada, que Uno, Dos, Tres o Los caballeros de la mesa cuadrada, con sus trepidantes diálogos cargados de dobles sentidos difíciles de seguir, a ratos, incluso en una lengua materna. Cuando el osado <i>cinéfilo</i> comienza la película sin doblar , como le ocurrió a los apóstoles el día de Pentecostés, sufre un episodio de xenoglosia y entiende a la perfección cualquier idioma que pueda ser proyectado en celuloide. Desde el urdu hasta el arameo pasando por el élfico o el lenguaje nahuatl. Mientras dure la película él los entiende. O al menos los intuye lo suficiente, tanto los idiomas como a las culturas que los usan, para saber si el trabajo actoral es merecedor de un premio en Cannes o de un simple y comercial Oscar.<br /><br />Otra característica es su masoquismo. Evidentemente está relacionado con el anterior. Con una suerte de calvinismo estético, el <i>cinéfilo</i>, es incapaz de ver una película si esta no lleva inoculada una dosis de sufrimiento elevada. Así pues Gritos y Susurros, que además de ser un tostón es el fruto de la mente de un perturbado peligroso, le parecerá una obra sublime mientras que Rango, la de dibujos, le parecerá indigna de ser comenzada. Este rasero pueden sufrilo, incluso, diferentes obras de un mismo autor, de tal forma que Las uvas de la ira será aceptada como una buena película mientras que Fort Apache o Centauros del desierto sufrirán el desprecio eterno del cinéfilo que, a lo sumo, en su disfrure diseccionador nos concederá una aprobación a su fotografía. Aclaro ya que la mayoría de éste grupo además de pedantes suelen ser progres con lo que si además de sufrimiento, el filme, no va cargado de un evidente discurso social al estilo de El ladrón de bicicletas será catalogado de fascista.<br /><br />El clímax sexual máximo de un <i>cinéfilo</i> que aspire al nivel 5 es cuando acude a ver documentales. Paradojicamente, y en contra posición con su antifascismo de fotograma, les fascina Leni Riefenstahl aunque tampoco le hacen ascos a La isla de las flores o a cualquier cosa mal grabada en un país nacido después de la caída del muro de Berlín. La mejor manera de que te miren por encima del hombro es mencionarles a Michael Moore, un advenedizo al servicio de Soros.<br /><br />Es un tema que da para mucho y que me ha costado muchas discusiones y amistades. Pero quiero que sepáis que no soy el más radical en esto. Hay incluso historiadores que defienden que una de las causas del batacazo de la izquierda no continuista en la transición española fue por causa de los <i>cinéfilos</i>. Agentes infiltrados por la policía en los movimientos que a base de bombardear a la juventud española, mediante cine fórums, con películas de Ingmar Bergman o Jean Cocteau, empujaron a esta a los brazos de la heroína y de Ana Belén.<br /><br />Da igual las presiones que reciba. No pienso retractarme. Y recordad esto. Cada vez que un <i>cinéfilo</i>-vaina os proponga ir a ver en VOSE una película que puedas escuchar en vuestra propia lengua respondedle. A leer guiones, a la biblioteca.<br /><br /> <br /><br /> <br />P.D.- A ver cuanto tarda en aparecer alguno que me diga que no lo inventaron los Lumiere...</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjAhf-IUTDLhlkCDJtyTJLxWtm5trjNB6HCrRaoe1OtBsXYbKmN1tk-LxPL8BLDlA0eGent_73tT2HnHfP24q4Povu2NvoOtrj2kzVVLJGZqEzHS-hEdmD7fC-Vbccl1OfzZKnmEh-Ff0Y/s2048/Cin%25C3%25A9filos.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2048" data-original-width="1536" height="238" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjAhf-IUTDLhlkCDJtyTJLxWtm5trjNB6HCrRaoe1OtBsXYbKmN1tk-LxPL8BLDlA0eGent_73tT2HnHfP24q4Povu2NvoOtrj2kzVVLJGZqEzHS-hEdmD7fC-Vbccl1OfzZKnmEh-Ff0Y/w240-h238/Cin%25C3%25A9filos.jpg" width="240" /></a></div><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span><span> </span><span> <span> </span><span> </span> </span><span> </span><span> </span> Parte de mis pelis favoritas </span><span> </span><span> </span><span> </span><br /><p></p>Dexter Coughtonhttp://www.blogger.com/profile/01702807377039521588noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5621387056422849186.post-58775704156663311902020-09-21T09:29:00.000-07:002020-09-21T09:29:53.314-07:00Alcoholes y rencores (capítulo 4, parte 2)<p>Entraron en la parroquia más cercana. Allí, con unas cañas y una tapa de oreja a la plancha, la compañera le puso un poco al día de los últimos acontecimientos. Al parecer Esteban y Carolina, que se habían líado la misma noche que él conoció a Magdalena, se habían ido juntos con los paralelos, que era la forma despectiva que tenían en la CNT oficial de llamar a aquellos que se habían escindido de la organización. Manuel se dedicaba a las farmacias, pero no como ella, sino que estaba enganchado al caballo y andaba pagando palos; en cuanto a Esteban no sabía nada de él. Ni ella ni nadie. Era como si se lo hubiese tragado la tierra.<br /><br />La puesta al día duró más o menos lo que duró esa ronda. El silencio se podía cortar entre el par de compañeros de sindicato. Los ojos de Teresa se posaron, amables, en los de él y mientras le agarraba la mano sobre la mesa beige del bar se acercó para besarle suavemente.<br /><br /> Ella no vivía lejos de allí y fueron a su casa. Fernando se dejó llevar en todo momento por la iniciativa de la afiliada de químicas, sin estar muy seguro, pero necesitado en su soledad de contacto humano. De calor. De cariño.<br /> </p><p>Desde su duda forzó una pasión que en ese momento no sentía. Le quitó el jersey de cuello vuelto y, muy torpemente, fue derrotado por el sujetador negro de la compañera. Mientras ella se desembarazaba de tan poderoso enemigo él se quitó los pantalones.<br /> </p><p>Se tumbaron y tras unos cortos besos y unas torpes caricias la mujer morena se tumbó sobre él y, poco a poco, ayudada de su mano derecha, empezó a introducirse la polla en su cuerpo. Una vez que hubo terminado le empezó a montar suavemente.<br /><br />Al principio Fernando disfrutó de la incomparable sensación de piel y carne húmeda en contacto con su piel pero duró poco. La escasa luz que entraba de las farolas de la calle fue suficiente para iluminar el cuerpo de su ocasional amante. El tronco delgado y la piel excesivamente blanca destacaba por contraste con la larga melena azabache. En otros momentos de su vida, en los que había llegado a imaginar este encuentro de una manera muy diferente, se hubiera sentido feliz de estar con una mujer tan bella. Sin embargo, hoy no era ese cuerpo de piel clara con el que quería compartir. Cuando, subiendo sus brazos por los costados de ella, alzó la vista para descubrir un cuello desnudo del que no colgaba ninguna cruz de madera se sintió en la necesidad huir.<br /><br />La tumbó con desgana boca arriba sobre la cama y empezó a llevar el ritmo, en una postura que en realidad no le gustaba nada. Abrazándola y con la cabeza pegada a la de ella aceleró sus embestidas, rítmicas e insensibles, con el fin de terminar cuanto antes. La respiración de ella había cambiado, intuía que no disfrutaba tanto como antes pero hoy le daba igual. Terminó en seguida y sin casi esperar se tumbó también mirando al techo, a su lado, pero sin llegar a rozarla. <br /><br />Teresa se giró para mirarle. En silencio, apoyada sobre un codo, comenzó a acariciarle la barba rizada. Pudo ver que en su mirada qué más qué reproche había ternura y preocupación. Le dijo algo que no escuchó porque estaba empezando a ser dominado por un sentimiento de suciedad y de rabia. Se mantuvieron juntos, desnudos, empapados de flujo y sudor frío, el uno al lado de la otra durante un tiempo que a Fernando le pareció eterno. El ambiente era gélido hasta tal punto que nadie que viese la escena desde fuera y sin conocerlos podría sospechar que hacía años que eran amigos y compañeros de lucha.<br /><br />Incapaz de sostener más la situación, cuando Tere se acercó para besarle la comisura de los labios, se incorporó bruscamente esquivando el gesto de cariño.<br /><br />Me marcho, dijo, en tono seco, mientras se ponía los pantalones.</p><p>Teresa se puso el jersey en silencio y le acompañó hasta la puerta. Se marchó con las manos en los bolsillos de la cazadora y la mirada puesta en el suelo, escaleras abajo. Escucho, sin darse la vuelta, en tono a mitad de camino entre la afirmación y la pregunta que le llamaría al día siguiente. No se volvió ni se molestó en contestar. El sonido de la puerta le acompañó mientras doblaba el recodo del descansillo. <br /><br /> <br />Deambulo por el barrio sin rumbo fijo, cargado de autocompasión y lamentándose por la mala suerte de haber perdido dos amores en poco más de un año. Convencido de que ya nadie le amaría. Se sentía el centro incomprendido del universo y objetivo de una venganza injusta y divina que bajo ninguna circunstancia se merecía. Fue así, cargado de amargura, como llegó a un club anunciado con unas letras de neón azules y con una puerta iluminada por una bombilla. Abrió la puerta y bajó las escaleras. Pensó en lo poético que era estarse acercando, de manera física, a ese infierno en el que ya se sentía en lo personal. <br /> <br /> <br />En el momento en que entró había más gente pero contrariamente a su costumbre no les hizo el menor caso. Se pidió un whisky y se dedicó a retozar en su particular ciénaga de sentimientos. Ignoró a las dos chicas ligeras de ropa que se le acercaron para que les invitase a una copa. No tuvo noción del tiempo hasta que la mujer de las uñas color pollito le devolvió a la realidad con su petición de cierre. Era evidente que había estado mucho más tiempo del que pensaba metido en su cloaca.<br /><br /><br /><br />Meaba entre dos coches cuando oyó como la mujer y sus dos compañeras terminaban de cerrar el garito echando una chirriante valla metálica de cortina. Escuchó que hablaban de lo mal que había ido la noche y de los hijos de la más mayor, la que le había vendido el tabaco. Lo último que entendió, antes de que la distancia desdibujase las voces y el ruido de los tacones contra el suelo, era que la hija preparaba el desayuno al pequeño y le llevaba al cole para que ella pudiese descansar hasta medio día. <br /><br />Se cerró la bragueta. Miró alrededor. En el letrero apagado podía leerse “Club Inverness” y, a su lado, un dibujo representaba a una chica vestida solo con escote y medias largas sentada de manera imposible sobre una copa de champán ridículamente desproporcionada. Los edificios le parecían vagamente familiares. Juraría que no estaba lejos de Puerta Bonita.<br /><br />Caminando con las manos en los bolsillos de la trenca y pensando en la rubia del antro que acababa de cerrar se díó cuenta de que si no tenía cuidado se iba a convertir en un hombre repugnante. Cobarde, egoísta y autocomplaciente. Se avergonzó de ahogarse en problemas de niño bien y corazón roto. Precisamente el que, por oficio y militancia, sabía de verdad como sufre la gente por el mundo. <br /><br />Sintió que había tocado fondo y decidió que nadie tenía porqué comerse su mierda. Ni sus amigos, ni sus compañeros, ni mujeres anónimas atadas como galeotes a una barra sucia y pringosa.<br /><br />Si todavía estaba disponible aceptaría el trabajo que, la semana anterior, le había ofrecido su primo como corresponsal para uno de los periódicos más importantes del país. La situación en destino se tensaba por momentos y la incorporación era inmediata. Solo tenía que preparar los bártulos, vacunarse y encontrar valor para disculparse con Teresa por haberse comportado como un cerdo.</p>Dexter Coughtonhttp://www.blogger.com/profile/01702807377039521588noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5621387056422849186.post-43110975075471033872020-09-13T03:04:00.012-07:002020-09-14T10:55:24.160-07:00Espurgos de domingo II<p> </p><div data-block="true" data-editor="9ifnl" data-offset-key="3mhsp-0-0"><div class="_1mf _1mj" data-offset-key="3mhsp-0-0"><span data-offset-key="3mhsp-0-0"><span data-text="true">Decía, bueno dicen que decía, Diógenes que el equipaje debería ser tal que no te arrastrase al fondo en caso de naufragio.</span></span></div></div><div data-block="true" data-editor="9ifnl" data-offset-key="9se9g-0-0"><div class="_1mf _1mj" data-offset-key="9se9g-0-0"><span data-offset-key="9se9g-0-0"><span data-text="true">Como yo pienso que el naufragio es inevitable sigo aligerando el mío. Ahí os pongo el espurgo de la semana. Al final foto borrosa.</span></span></div></div><div data-block="true" data-editor="9ifnl" data-offset-key="2buip-0-0"><div class="_1mf _1mj" data-offset-key="2buip-0-0"><span data-offset-key="2buip-0-0"><br data-text="true" /></span></div></div><div data-block="true" data-editor="9ifnl" data-offset-key="26o16-0-0"><div class="_1mf _1mj" data-offset-key="26o16-0-0"><span data-offset-key="26o16-0-0"><span data-text="true">- La insoportable levedad del ser, una edición de kiosco. Este os interesa por si váis de culturetas. No sea que al vejestorio de Kundera le den un Nobel antes de espichar y os toque ir corriendo a Traficantes de Sueños a descubrir que, de repente, se han agotado los ejemplares del insigne autor checo.</span></span></div></div><div data-block="true" data-editor="9ifnl" data-offset-key="3nuk5-0-0"><div class="_1mf _1mj" data-offset-key="3nuk5-0-0"><span data-offset-key="3nuk5-0-0"><br data-text="true" /></span></div></div><div data-block="true" data-editor="9ifnl" data-offset-key="8i4t6-0-0"><div class="_1mf _1mj" data-offset-key="8i4t6-0-0"><span data-offset-key="8i4t6-0-0"><span data-text="true">- Noam Chomsky para principiantes. Yo siempre he pensado que esta colección es la mayor estafa de la historia ya que hasta Hegel resulta más fácil de leer de su puño y letra que después de ser destripado por estos supuestos divulgadores. Si nos metemos en un autor tan asequible como el bueno de Noam es ya una broma de mal gusto. Ideal para regalar en un cumpleñaos de esos que todo el mundo lleva mierdas que no necesita, en este caso con la esperanza de que le toque a alguien que nos caiga especialmente mal.</span></span></div></div><div data-block="true" data-editor="9ifnl" data-offset-key="7nun5-0-0"><div class="_1mf _1mj" data-offset-key="7nun5-0-0"><span data-offset-key="7nun5-0-0"><br data-text="true" /></span></div></div><div data-block="true" data-editor="9ifnl" data-offset-key="82pf2-0-0"><div class="_1mf _1mj" data-offset-key="82pf2-0-0"><span data-offset-key="82pf2-0-0"><span data-text="true">- El Bucle meláncolico, de Jon Juaristi. En fin, allá quien quiera dar credibilidad a un tipo que en 20 años pasó de estar en la linea dura de ETA Político Militar a la linea dura del PP. No tengo nada contra los bipolares si están medicados pero como historiadores no me inspiran confianza. Sin más. Ah, si. Perdón. Habla de la trayectória del nacionalismo vasco desde antes de Sabino Arana. Con sus cositas, claro.<br /></span></span></div></div><div data-block="true" data-editor="9ifnl" data-offset-key="4j43v-0-0"><div class="_1mf _1mj" data-offset-key="4j43v-0-0"><span data-offset-key="4j43v-0-0"><br data-text="true" /></span></div></div><div data-block="true" data-editor="9ifnl" data-offset-key="e3ag3-0-0"><div class="_1mf _1mj" data-offset-key="e3ag3-0-0"><span data-offset-key="e3ag3-0-0"><span data-text="true">- Lo que el trabajo esconde, de varios autores. Lo editó Traficantes de Sueños antes de volverse adictos a los tostones italianos (no, no hablo de recetas culinarias). Basicamente se trata de una compilación de trabajos de un montón de universitarios, que no han visto una obrera textil en su vida ni han hecho tampoco un turno en una franquicia de comida rápida, en el que le cuentan a otro montón de univeristarios de la misma calaña lo que es el trabajo.Mano de santo contra el insomnio.<br /></span></span></div></div><div data-block="true" data-editor="9ifnl" data-offset-key="au8gj-0-0"><div class="_1mf _1mj" data-offset-key="au8gj-0-0"><span data-offset-key="au8gj-0-0"><br data-text="true" /></span></div></div><div data-block="true" data-editor="9ifnl" data-offset-key="5ao9s-0-0"><div class="_1mf _1mj" data-offset-key="5ao9s-0-0"><span data-offset-key="5ao9s-0-0"><span data-text="true">- Instituciones y derecho de la unión europea, de Aracelí Mangas. Hubo un tiempo, en 2015, en que todo parecía posible. Incluso que yo trabajase para un eurodiputado. Lo adquirí para saber distinguir, al menos, el bufet de diputados de la Comisión de Derechos Humanos del congreso en Bruselas. Si quieres ligarte a un/a opositora a Técnico de la Administración Central darle éste libro es quizá la única forma que tendrás de verle/a en los próximos cuatro años. Yo no lo despreciaría tan facilmente.</span></span></div></div><div data-block="true" data-editor="9ifnl" data-offset-key="eds52-0-0"><div class="_1mf _1mj" data-offset-key="eds52-0-0"><span data-offset-key="eds52-0-0"><br data-text="true" /></span></div></div><div data-block="true" data-editor="9ifnl" data-offset-key="eofro-0-0"><div class="_1mf _1mj" data-offset-key="eofro-0-0"><span data-offset-key="eofro-0-0"><span data-text="true">- Entre el deber y el Motín, de Marcus Rediker. Editado por anti persona es una obra pelín extensa pero muy interesante que aborda lo que siempre quisiste saber sobre las relaciones laborales de los marineros anglosajones de los siglos XV,XVI Y XVII. Una locura. Te cuenta hasta lo que comían los miércoles de cuaresma los marineros calvinistas. El caso es que Radiker, junto a Peter Linebaugh, escribió uno de los mejores libros sobre el tema que he leído. "La hidra de la revolución" (estáis que os lo regalo) y su divorcio académico es una muestra más de que el trabajo en equipo siempre es mejor y de que los personalismos son destructivos no solo para las segundas temporaads de las series de la HBO.</span></span></div></div><div data-block="true" data-editor="9ifnl" data-offset-key="3ksjk-0-0"><div class="_1mf _1mj" data-offset-key="3ksjk-0-0"><span data-offset-key="3ksjk-0-0"><br data-text="true" /></span></div></div><div data-block="true" data-editor="9ifnl" data-offset-key="b6dvb-0-0"><div class="_1mf _1mj" data-offset-key="b6dvb-0-0"><span data-offset-key="b6dvb-0-0"><span data-text="true">- El asedio, de Arturo Pérez-Reverte. Si, ya se. Es un machista y un españolista insoportable. Pero también lo es el vicepresidente del gobierno y por el pérfil de mis amigos y lectores es muy posible,si estás leyendo esto, que hasta le votases en las últimas elecciones y le defiendas a regañadientes ante tus cuñados. Volviendo al libro no es la mejor novela del capullín pero me la quedaría si no fuese porque me lo regalaron por dos lados distintos. A las malas, si eres muy optimista ante nuestro futuro inmediato, tiene un tamaño ideal para usarlo en la construcción de barricadas y parapetos. Y aunque os joda escribe y viste mucho mejor que Pablo Iglesias Turrión<br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKCepeS3aMHBOFR30ebuWagZv_k4s5BdUh00lbnwScBl_VxGI5sa0wKhg3gr_OkT4WwGQJYSbCYEYaRw0va4-GP2p5rmgggI8LLUjt57rioaC_w4wKT_XLUG9UjvjbYnSak1xqlie6opk/s2048/IMG_20200913_112031.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1536" data-original-width="2048" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKCepeS3aMHBOFR30ebuWagZv_k4s5BdUh00lbnwScBl_VxGI5sa0wKhg3gr_OkT4WwGQJYSbCYEYaRw0va4-GP2p5rmgggI8LLUjt57rioaC_w4wKT_XLUG9UjvjbYnSak1xqlie6opk/s320/IMG_20200913_112031.jpg" width="320" /></a></div><br /></span></span></div></div>Dexter Coughtonhttp://www.blogger.com/profile/01702807377039521588noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5621387056422849186.post-79179447941124110272020-09-07T23:19:00.000-07:002020-09-07T23:19:02.250-07:00Privilegios y primigenios<p><span></span>Como muchos sabéis soy <a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPsL6AGg5IqBszM4x-WixbOjafKPPYtr3OWspknQ-pHadB8BH9vpQVhTP36h89SRg4msxzCSZJyvhmkL4ntWrx3BiewFNXWQWu0KE5IynrIGCxTdSzZKRvMDIDMRg3Q5GS9T7c5Cdmzgs/s2048/IMG_20200907_095058.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1536" data-original-width="2048" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPsL6AGg5IqBszM4x-WixbOjafKPPYtr3OWspknQ-pHadB8BH9vpQVhTP36h89SRg4msxzCSZJyvhmkL4ntWrx3BiewFNXWQWu0KE5IynrIGCxTdSzZKRvMDIDMRg3Q5GS9T7c5Cdmzgs/w320-h240/IMG_20200907_095058.jpg" width="320" /></a>un fanático jugador de rol. El sábado pasado teníamos nuestra irregular partida mensual pero debido al exceso de horas de trabajo de la mayoría y a que yo, milagrosamente, había dirigido una partida la tarde anterior nos tocó improvisar. Es decir, que acabé improvisando yo. Narrando una partida de una sola sesión a "La llamada de cthulhu". Un juego de terror ambientado en las obras de Lovecraft. Si, ese que ahora inspira una serie en la HBO.<br /><br /> Como soy muy tradicional decidí que ambientaría la partida en los años 20 del siglo ídem, que para quienes no lo sepáis es la ambientación en la que se pensó y diseño el juego original. Dado que los amigos con los que jugué esa tarde son veteranos les dí libertad absoluta para diseñar sus personajes. Solo les comenté que la partida estaría ambientada en Nueva Inglaterra y que transcurriría cerca de los bajos fondos de la ciudad de Arkham.<br /> <br /></p><p> En seguida surgieron las ideas. Un ex boxeador de origen irlandés, un barbero de oscuro pasado descendiente de alemanes, un patrullero corrupto también hijo de nacidos en la isla esmeralda y un músico vagabundo afroamericano. <br /><br /> Yo no quise interferir pero si teníamos que interpretar bien los personajes, y yo tengo que ambientar decentemente la partida, ese jugador estaba a punto de vivir un pequeño infierno. No tanto por la calidad de la interpretación de cada jugador, algo a fin de cuentas secundario, sino por las dificultades que se va a encontrar el personaje de marras en un ambiente como el de los años veinte en los EEUU, siendo negro, en una zona como la que se desarrollaba la trama. Me vino a la cabeza la película Ragtime de Milos Forman, muy recomendable, y la use como fuente de inspiración ambiental. No pude quitarmela de la cabeza.<br /> <br /> La partida fue bastante caótica y surrealista, algo no muy improbable en Cthulhu. Y terminó, dentro del juego, con un cadáver robado y profanado, una viuda asesinada por unos duendes grises de alcantarilla, un barbero inocente condenado a muerte y tres prófugos de la justicia. Lo más sorprendente, sin duda, fue el hecho de que sacaron todas las tiradas de cordura menos una y nadie enloqueció por los espectáculos bizarros en los que se vieron envueltos, que no fueron pocos. Aclaro, para los profanos, que en éste juego se tiene en cuenta que los espectaculos raros, violentos y desagradables afectan a la salud mental y es recurrente hacer tiraads para ver si la estabilidad emocional de los personajes aguanta o sucumbe. <br /><br /> Fuera la cosa se saldó con un amigo que lo pasó bastante mal y cuyas intervenciones estuvieron muy limitadas. Su personaje no podía entrar en la mitad de los sitios a los que iban a investigar,le ignoraban o le insultaban y le faltaban al respeto de manera continua. Y eso que si intervine para que cambiase el nombre que había elegido, tirando de ese invento del diablo llamado Internet, fundiendo el nombre de tres conocidos músicos de la época y que había resultado ser ni más ni menos que el de Robert Edward Lee. <br /></p><p><br /> Para los desconocedores de este personaje real, se trata del más reconocido general de las tropas confederadas durante la Guerra Civil de los Estados Unidos. Entre otras cosas se opuso al derecho al voto de los esclavos libertos tras la guerra y, a día de hoy, un héroe para gran parte de los supremacistas blancos en ese país.<br /><br /> Me pilla veinte años antes, no le aviso, y le arruino la tarde hasta el punto de que me deja de hablar durante un mes.<br /><br /> Después, cuando terminamos y nos fuimos a cenar, se dio una situación de reflexión en todos nosotros. Si en el salón de casa de un amigo, interpretando un papel en un juego por espacio de cuatro horas (fue corta la partida), sabiendo que cuando quieras lo dejas, meterse en la piel de un afroamericano, de una persona racializada, es una experiencia desagradable en la que te quedas fuera casi todo el tiempo ¿como es cuando no es un juego que puedes parar en cualquier momento y volver a tu piel blanca? ¿qué clase de vida llevas cuando en todo momento eres un ciudadano negro, o mujer, o trans, o sin papeles o varias de estas juntas y te sabes prescindible y machacable? <br /> <br /> No se como acabó el debate. Ellos fueron a un bar a cenar y yo me fui a sacar a Jack para no caer en la tentación de alimentos poco recomendables. Ahora bien, una vez más me quedó claro que incluso los que vamos por la vida de militantes y "aliados" tenemos la enorme suerte, cuando estamos cansados, de poder darle al botón de off para olvidar las miserias de la vida. Y los que podemos hacer eso nunca deberíamos olvidar que eso, sin duda, es un gran privilegio.<br /></p>Dexter Coughtonhttp://www.blogger.com/profile/01702807377039521588noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5621387056422849186.post-91124725255769366542020-09-02T01:29:00.001-07:002020-09-02T01:47:12.270-07:00Alcoholes y rencores ( Capítulo 4,Parte 1)<br />
En enero y marzo publique, en tres entregas, un relato que ando construyendo. No es de lo que más éxito ha cosechado el skinhead pero aún así me apetece seguir con esta historia. Para las que la estáis siguiendo aquí va un capitulo suelto. Si he tardado tanto es porque entre el anterior y este debería ir otro, pero no consigo escribirlo y este que sería el cuarto o el quinto ya lo tengo "terminado". Como hice con la parte titulada "San Isidro labrador" os lo doy en dos entregas. El título es provisional y se aceptan propuestas de cambio, que a mi no me gusta nada.<br />
<br />
Espero, por privado y en persona si es posible, vuestras críticas.<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
El eructo mudo de Fernando vino acompañado de una ligera arcada con sabor a whisky barato y bilis. El tímido vomito reprimido había venido a cortar sus reflexiones sobre la felicidad. <br />
<br />
Un soliloquio de ebrio en el que para sí despreciaba a aquellos que se consideraban dichosos cuando simplemente se conformaban con una vida rutinaria y gris. Esa horda de epsilones que con su complacencia y sumisión apuntalaban el mundo de mierda que les tocaba vivir. Esclavos satisfechos en una existencia que transcurría entre anuncios y horas extra con breves descansos para gastar y endeudarse.<br />
<br />
Pero no se lo reprochaba. Ni les culpaba tampoco. A fin de cuentas eran como los animales nacidos en los circos y los zoológicos, que nunca habían tenido la posibilidad de experimentar su fuerza y su libertad. Como esos canarios caseros que, cuando les habrían la puerta de su jaula, regresaban temerosos al poco de explorar el salón si es que se atrevían a salir de su prisión. No.<br />
<br />
Su rencor eterno. Su odio casi vesiánico era para sus antiguos amigos. Para aquellos que después de haber sentido la adrenalina de la libertad, por breve que hubiese sido, habían vuelto corriendo a esconderse bajo las faldas de la tradición. Los que habían sentido el viento en la cara, la hierba húmeda bajo sus piés desnudos y un horizonte abierto, sin vallas ni muros, en el que construir un nuevo futuro y lo habían cambiado por treinta denarios de plata. Fuesen estos en forma de despacho con moqueta, de éxito de ventas y taquilla, o de matrimonio estable. Aquellos con los que había compartido el vértigo del desafío en aquella luminosa primavera de rebeldía y ahora le habían dejado, solo y desnudo, expuesto a la intemperie en una noche de invierno que se prometía larga y terrible. <br />
<br />
<br />
A punto estaba ya de llegar el momento en que volverían,obsesivos, sus pensamientos sobre Magdalena y los motivos de su abandono cuando un nuevo intento de huida por parte de su flujo gástrico le obligó a centrarse en asuntos más perentorios. <br />
<br />
Tras llevarse el puño cerrado a la boca para apoyar el gesto de reprimir sus náuseas dejó el vaso en la barra pegajosa de madera. Estiró la mano hacia su paquete de tabaco para hurgar sin éxito con los dedos en busca de un cigarro. Escrutó con sus ojos vidriosos por el hueco arrancado en la parte superior de la cajetilla y estrujó resignado al guerrero azul que la adornaba, dejándolo caer sobre la barra. Por un instante se sintió como el antaño aguerrido combatiente celta que le miraba arrugado desde donde había caído. <br />
<br />
-¿vendéis tabaco?<br />
-Te lo vendo si te marchas guapo, que hace una hora que tendría que haber cerrado.<br />
<br />
Alzó la vista con la intención de hacer, desde su egoísmo primitivo y masculino, un comentario sarcástico sobre la contradicción entre el tipo de garito y las horas de cierre pero no pudo.<br />
<br />
La mujer que había tras la barra, la que podía ver ahora con las luces encendidas, era una persona de carne y hueso. El maquillaje barato cuarteado apenas podía disimular las ojeras y nada podía para ocultar la mirada cansada tras horas de trabajo. Una bisutería de tres al cuarto adornaba un cuello en el que la piel empezaba a destensarse como el vestido que lucía. Un vestido por el que asomaban dos senos tan sometidos ya a la gravedad como lo estaba Comisiones Obreras a la patronal desde los Pactos de la Moncloa. Los dedos de la mano, que ahora le tendían la cajetilla de Rex, estaban pintados de un amarillo chillón que quizá pretendiesen ir a juego con el tinte del pelo pero que sin la penumbra anterior resultaba demasiado histriónico.<br />
<br />
Reconoció el gesto al instante.Había visto antes esas caras de cansancio y de derrota. Las había visto y las había fotografiado. En la Standard Eléctrica. En Roca. En los mercados y en la hostelería. La historia de la izquierda hablaría solo de las grande huelgas y de los piquetes. De los héroes como Camacho y de los mártires caídos en la refriega. <br />
<br />
Pero él recordaba otras estampas. Más allá de las fotos para la prensa. De las sonrisas tras la asamblea y antes de la batalla. Imágenes en blanco y negro. En la parada del autobús o en los vestuarios. En los andenes del metro, en las cafeterías de empresa. En las puertas de atrás de las naves industriales y los almacenes. Durante los descansos para el bocadillo o para echar un pitillo.<br />
<br />
Los rostros de la extenuación. Y los rostros del miedo. Miedo a llevar siempre ese agotamiento a cuestas. A no tener un minuto. A la nevera vacia. A la soledad, con los hijos, tras un turno de ocho horas, y quizá dos horas más de transporte público, para llegar a una casa por hacer. A empezar la segunda jornada laboral. A fregar. A comprar. A planchar. A echar números. A cocinar para cinco. A hacer posible, desde su anonimato y sacrificio, que se llevasen a cabo las batallas que se decidían en los despachos y los comités. A que todo siguiese igual mientras las fuerzas para soportarlo van menguando con los años.<br />
<br />
Sin poderlo contar si quiera por que sus madres lo pasaron peor; Por que no saben lo que es pasar una guerra; por la sensación de que se quejan de vicio. Sin poder protestar ante un marido, sindicalista y con carnet del partido, que siempre está reunido. Construyendo un mundo nuevo sin pasar por casa más que por ropa limpia y comida. Generando más trabajo y sin dar nunca las gracias. Sin emitir una palabra amable ni tener un solo gesto de ternura. Ternura sepultada por años de rutina conyugal, por desaires, por silencios. Ternura reservada, llegado el caso, para algunas apariciones en público y los momentos en que quería algo más.<br />
<br />
Observó el rostro de esa mujer agotada y se preguntó, por un instante, qué pensaría de él. Y de todos los que eran como el. De esos hombres de bien. Padres de familia , o solteros, incansables luchadores que en momentos de debilidad, de aburrimiento o de asueto, se acercan por este local o algunos parecidos a pagar por compañía. A creerse graciosos y seductores a cambio de un vaso de garrafón disfrazado de marca. A meterle mano a “las chicas” como si fueran objetos de su propiedad o bienes comunales para el uso y disfrute de los machos ibéricos. A que se les proporcione el descanso del guerrero. <br />
<br />
Sintió pena y asco de sí mismo. Sacó su último billete, azul, del bolsillo derecho y dejó las quinientas pesetas sobre la barra. Con un precario equilibrio barruntó una suerte de disculpa y salió a la calle.<br />
<br />
<br />
El frío de la madrugada, seco, madrileño, le quitó parte del pedo y le hizo recobrar algo la verticalidad. Se sintió confuso. No tenía ni puta idea de donde estaba ni de cómo había llegado allí. <br />
<br />
Se levantó las solapas de su trenca forrada de borrego, comenzó a caminar buscando una avenida o calle reconocible.Trato de recordar, desde el principio. Como esos guías turísticos que se saben las cosas de carrerilla y, si les cortas, tienen que empezar de cero.<br />
<br />
Había salido, más bien huído, de casa a eso de las siete de la tarde. Desde la calle Tesoro, bajando por Marqués de Santa Ana, y subiendo por Pez había parado en el Palentino donde se desayunó un sandwich vegetal y un segoviano. Después de media hora escuchando a dos veteranos del Informaciones discutiendo sobre las posibilidades de que se reflotase el periódico o pactar una jubilación aceptable salió sin destino fijo.<br />
<br />
Cuando se quiso dar cuenta, y tras un par de paradas técnicas en sendas tascas para combatir el frío, se vió en La Latina. No lo pensó demasiado y bajó por la calle Toledo. Dejó a su derecha el parque de bomberos sin dejar de sorprenderse, como siempre, de dos apagafuegos orondos,a los que tenía fichados hace tiempo, que se pasaban las guardias en la puerta. Sin importar la temperatura, siempre en camiseta, pese a sus más que aparentes cincuenta años. Encendiendo un cigarro tras otro y viendo la vida pasar.<br />
<br />
Con cierta envidia por la aparente felicidad ajena continuó su caminar. Cruzó el puente sobre la M-30 y enfiló, por inercia y sin querer, por pura costumbre, por unas calles paralelas a General Ricardos, con destino al Pasaje español. Para no ofender a las almas más puras del lugar apareciendo con una litrona de Mahou se ventiló un par de cañas rápidas en la parroquia más cercana y ya, por fin, se adentró en el callejón donde estaba situado el Ateneo. Un pequeño edificio que alojaba a uno de los núcleos libertarios más estables de la zona sur de Madrid y donde quizá podría encontrar algún amigo.<br />
<br />
<br />
Antes de llegar se topó con Teresa. Hacía algún tiempo que no se veían. Ella le comentó cómo estaba el panorama y, ante la opción de tener que acabar otra vez escuchando la discusión monotemática del último año y medio, aceptó tomarse algo con ella.Dexter Coughtonhttp://www.blogger.com/profile/01702807377039521588noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5621387056422849186.post-14417189902495102352020-08-24T06:13:00.000-07:002020-08-24T06:19:07.262-07:00Seré un negacionista<br />
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhChlHugD1Ku82Xvli4htcscfY8XNjcv3OTtylB3ygQsJSv-aC4LE3ESGkmkSSTL4C5VAHyT4q86t5pMwpB5xCkG_6-5Ctlf41b8zHgZryNgBZka4aySN6vcSpW79VkYmTrz0e9t7quCN0/s1600/Negacionismo.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1600" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhChlHugD1Ku82Xvli4htcscfY8XNjcv3OTtylB3ygQsJSv-aC4LE3ESGkmkSSTL4C5VAHyT4q86t5pMwpB5xCkG_6-5Ctlf41b8zHgZryNgBZka4aySN6vcSpW79VkYmTrz0e9t7quCN0/s320/Negacionismo.jpg" width="320" /></a>La unión soviética de Stalin inauguró, entre otras muchas formas de represión, el uso por parte del “socialismo real” de la psiquiatría como herramienta de represión. Una practica que continuó tras la muerte del georgiano y muy probablemente hasta el fin de los días del paraíso proletario.<br />
<br />
En su película “El intercambio” el cineasta Clint Eastwood nos cuenta la historia real de una mujer cuyo hijo ha desaparecido y a la que la policía entrega un niño distinto en su lugar como si fuera el suyo. Cuando trata de denunciar la negligencia y la corrupción del departamento de policía de Los Ángeles es encerrada en un manicomio para mujeres donde descubre que la mayoría de ellas están ahí por ser molestas a la sociedad, bueno, más concretamente por ser molestas para hombres con poder en la sociedad. Se las trata como locas pero es ahí, en su encierro, donde de verdad han perdido la salud mental.<br />
<br />
A finales de los años noventa, en el área metropolitana de Barcelona, fue detenido un individuo acusado de quemar varias empresas de trabajo temporal. Actuaba solo. El caso fue juzgado en primera instancia y el propio fiscal del caso, en su petición final, desestimaba la prisión por considerar que ese individuo era como Alonso Quijano que a base de leer demasiado había perdido la razón. A fin de cuentas eso de la lucha de clases ya había sido superado y por ello recomendaba tratamiento psiquiátrico en lugar de prisión. <br />
<br />
Tratar a los disidentes como locos, como enfermos mentales,es una idea de una perversidad tan grande como su genialidad. Mientras que el disidente político es un enemigo a batir que, llegado el caso, puede tener parte de razón y cuya persecución puede despertar simpatías, el loco es un ser carente de credibilidad y potencialmente peligroso. Se le aísla por su bien, pero también por el nuestro. Son irracionales, pasionales, violentos. Y, por supuesto, nada de lo que digan debe ser tenido en cuenta. Lastima es lo más que se nos permite sentir por ellos.<br />
<br />
El loco no es disidente ni opositor. El loco no es torturado en una celda, sino tratado por su bien. El loco no sabe lo que dice ni lo que vive. El loco, a diferencia del represaliado, sencillamente no es.<br />
<br />
El lunes pasado empecé a pensar en estas cosas. El domingo anterior, dieciséis de agosto, había convocada una manifestación en la Plaza de Colón de Madrid, no se se muy bien por quien, para exigir verdad y denunciar una serie de mentiras que a su juicio estaban teniendo lugar. Al menos eso rezaban los carteles fotocopiados que había pegados por los edificios de mi barrio.<br />
<br />
Los programas matinales de la televisión, los periódicos, los informativos, las redes sociales y supongo que la radio, así como todos los ciudadanos de bien que me iba encontrando mientras sacaba a Jack o trabajaba en el estanco, jaleados por tan filantrópicas instituciones, clamaban iracundos contra la estupidez de los cientos o par de miles, que más da, que se reunieron en la capital del reino.<br />
<br />
En un principio, claro, ver a tanta gente apretujada; muchos, que no todos, sin mascarilla, aparentemente poco organizados y con una mezcla de consignas poco definidas y muy variadas me generó el rechazo esperado. Mi leve hipocondría, mi condición cívica propia de todo buen anarquista, y mi exposición a la realidad de los últimos cinco meses hizo que me cayeran mal.<br />
<br />
Sin lugar a dudas gente que dice que el virus no existe, que afirma que lo que quieren es meternos un chip en el cerebro para controlarnos, que ha sido un plan orquestado para acabar con nuestros abuelos y otras teorías por el estilo solo pueden ser una panda de locos. Ya está.<br />
<br />
Pero el día y la semana siguieron. Por un lado con el ataque a los enajenados negacionistas -también a los insolidarios que se van de fiesta o no se ponen mascarilla- y por otro con la ofensiva contra los Okupas que atemorizan a España.<br />
<br />
Y empece a recordar. No digo pensar porque, por desgracia, rara vez dejo de pensar. Soy como ese personaje de Los Invisibles a los que su pareja acusa de estar pensando hasta cuando folla. Y me recordé a mi mismo la primera quincena de marzo.<br />
<br />
Por aquel entonces, en el primer episodio de esta serie cutre y repetitiva en que han convertido nuestras vidas, discutí mucho. Con mucha gente.<br />
<br />
Defendía entonces que estaba seguro, sin tener datos más allá de los públicos, que ésta pandemia no iba a ser tan mortal como parecía y que nos encontrábamos ante un experimento de control social a escala mundial. <br />
<br />
Más adelante, durante el confinamiento, y a veces en discusiones difíciles con amigos queridos por teléfono, seguí planteando que había partes del discurso oficial que no me encajaban con las cifras de contagios y de muertos.<br />
<br />
En estos meses de soledad y miedo, mucho miedo, y mientras conversaba con amigos y familiares médicos y enfermeros, me venían machaconamente a la cabeza algunas películas y libros. En lo que a cine se refiere hubo dos títulos que se me aparecían una y otra vez. El primero, por motivos menos obvios de los que podáis llegar a pensar, era “Estado de sitio”, de Costa Gavras. El otro, “Cortina de humo”, de Barry Levinson. En cuanto a las lecturas destacaría también dos. “Principios elementales de propaganda de guerra” de Anne Morelli y “La doctrina del shock”, el mayor éxito de Naomi Klein. Quizá esto debería haberlo escrito antes del verano para daros tiempo a revisar las referencias que os apunto, pero igualmente os invito a que las echéis un vistazo.<br />
<br />
A la salida del confinamiento, con mi gente más cercana aunque estuviesen lejos, el tema de conversación siguió, como nos pasa a la mayoría, girando en torno a la pandemia y sus consecuencias. Al menos al principio.<br />
<br />
Hoy, meses después de aquellas acaloradas conversaciones en el parque con los perrunos, en vísperas del que quizá haya sido el acontecimiento social más traumático para los europeos blancos de las últimas décadas sigo pensando parecido.<br />
<br />
Tened en cuenta el hecho de que soy un firme defensor de la teoría de la navaja de Ockham. Aplicado a nuestro problema es que asumo que el virus mutó, como estudié en B.U.P que mutan tantos virus, primero porque convivimos en exceso con especies animales cuyo hábitat hemos invadido de manera masiva y, segundo, porque podía hacerlo.<br />
<br />
Asumo sin dudas que nadie lo fabricó en un laboratorio y descarto que nadie quiera meternos, de momento, un chip en el cerebro para controlarnos. Volviendo a la anterior teoría ¿para qué van a gastarse ese dineral en semejante invento cuando ya les funcionan fenomenal Internet y la tele y encima les pagamos por usarlas?<br />
<br />
En mi entorno cercano, como para cerrar cualquier grieta por la que filtrar dudas, han fallecido cuatro personas; han enfermado unas dos docenas, algunas de ellas de bastante gravedad y cuatro de mis personas más queridas son sanitarias que han estado trabajando al pié del cañón. Atendiendo pacientes, firmando certificados de defunción y viendo morir pacientes en las UVIs. <br />
<br />
Ahora bien, que el virus exista, que sea todo lo natural que pueda ser un virus mutado por nuestra depredadora expansión territorial y capitalista y que se haya llevado por delante a miles de personas que de no ser por esta irrupción hubiesen muerto de otra cosa en otro momento no significa que no haya motivos para pensar en las mal llamadas conspiraciones. Vamos allá.<br />
<br />
En lo global el año 2019 fue un continuo de señales de alarma económica. Todos los indicadores hablaban de un nuevo ciclo de recesión y crisis. Por los mismos motivos de la de hace doce años pero con la gente más enfadada y mucho menos de donde rebañar. <br />
<br />
Un ciclo de recortes y penurias que, estando tan reciente la crisis anterior, era presumible podría provocar más protestas, más virulentas y más organizadas que las de hace una década. Sobre todo ante el hecho de que lejos de reformar para mejor el capitalismo (cosa que por otro lado a mi me parece imposible), los poderosos, se han dedicado a acelerar su modelo criminal, a aumentar la explotación y su tasa de ganancia. Y los distintos gobiernos, todos, a gestionarles los tramites legales para ello.<br />
<br />
El capitalismo global, haciendo como siempre de la necesidad virtud, ha logrado algo inaudito. Aprovechando un nuevo virus, peligroso, si, pero que a día de hoy en España tiene una mortalidad que ya no llega al uno por ciento, ha logrado, decía, algo nunca visto. No solo ha hecho parar de manera controlada la economía donde y como han querido, además han alcanzado un objetivo aún más importante. Sacudirse la responsabilidad de la situación de miles de millones de personas sumidas en la pobreza por su avaricia desmedida para endosársela a un bichito invisible al ojo humano. Así, la situación que se veía venir desde hace un año, ya no es una crisis fruto de su acción sino consecuencia de un accidente de la naturaleza.<br />
<br />
En segundo lugar a escala global, con su proyección en cada país, esto les ha servido como un ensayo general. Como un estudio. Un experimento de ver cuanto tiempo, y que medios, son necesarios para aleccionar a la población y meterla en su casa; porcentajes de desafección y de afección extremas ante las medidas tomadas; las reacciones en redes y comunicaciones de millones de personas. Así como, a medio plazo, observar los efectos secundarios de todas estas medidas (depresiones, suicidios, medicalización, criminalidad, conflictividad social y laboral...). Esta gente si trabaja a largo plazo.<br />
<br />
En lo concreto, esta pandemia, en muchos países ha servido para aplicar medidas más duras, en ocasiones dictatoriales, contra poblaciones en rebeldía mientras los focos miran para otro lado. En Chile, por ejemplo, el pueblo estaba por tumbar a su segundo gobierno consecutivo y peleaba por forzar la redacción de una nueva constitución. Ahora le represión continua contra los trabajadores, a los que se les saca literalmente de casa para llevarles a trabajar y se les encierra de nuevo al terminar la jornada, y contra los Mapuches, a los que se les sigue asesinando impunemente para quitarles sus tierras mientras que las medidas ya no son oficialmente represivas sino sanitarias. Pero están también Hong Kong, Ecuador, Palestina, Argentina...<br />
<br />
En el reino de España hemos tenido el privilegio de ser el país que ha tomado las medidas más restrictivas de Europa occidental. No se puede esperar menos de un país que goza de un aparato estatal postfranquista y donde para los partidos políticos la democracia y la participación empiezan cuando se abren las urnas y termina cuando,ese mismo día, estas se cierran.<br />
<br />
Una vez más no dejo de ver una manos oscura detrás de éstas medidas. Si bien acepto que en marzo, no queda otra, una coincidencia entre la gripe estacional con el nuevo virus haría colapsar los servicios sanitarios no dejo de pensar en la necesidad que tienen quienes gobiernan, todos, ya sea el gobierno central y los autonómicos de magnificar la enfermedad, hablar de guerra y militarizar la sociedad, se da por una serie de motivos de los que comentaré un par.<br />
<br />
El primero es que cuanto más grande es el reto más aceptables son los resultados, por magros que sean. Cuanto más enorme es el monstruo menos podría haber hecho el estado para prevenirlo. Como ocurre con la cuestión económica la “catástrofe natural” es un intento de apartar el punto de mira del hecho de que TODAS las comunidades autónomas están gobernadas, ya sea con mayoría o en coalición, por los partidos que aprobaron la infame ley que ha permitido descuartizar la sanidad pública durante los últimos veinte años, la 15/97.<br />
<br />
Por otro lado el lenguaje bélico, el manejar una situación de pandemia y tratar un virus como a un enemigo permite a los poderes establecidos que una sociedad cierre filas como un ejercito y que los posicionamientos mayoritarios sean uniformes, en bloque. Es una forma sucia pero efectiva de laminar las críticas, sobre todo entre los propios colectivos sanitarios, al menos en un principio. A fin de cuentas, en tiempos de guerra, quien desde la base duda y cuestiona es un traidor y debe ser tratado como tal.<br />
<br />
El ataque desde los medios a las posturas negacionistas, la ridiculizacón de sus posturas, el tratarles como tarados es en realidad un aviso para navegantes y una estrategia a medio plazo. <br />
<br />
No se les discute, se les insulta. No se les debate, se les humilla. No se les da espacio, se les caricaturiza. <br />
<br />
Al final el día solo nos queda estar con los sanos, los responsables, los obedientes o pasarnos a las filas de los desquiciados, los egoístas y los ignorantes. Sin medias tintas. Sin espacio para preguntarnos como puede ser que una enfermedad que una vez conocida y con medios adecuados mata menos que la gripe haya colapsado nuestro sistema sanitario -y parece que puede volver a hacerlo- o porqué los belgas no superaron el cuarenta por ciento de ocupación en UCIs al tiempo que el gobierno animaba a salir de casa, hacer ejercicio y vida sana desde la responsabilidad y el respeto a las distancias.<br />
<br />
El problema que esto nos genera es que cuando la crítica social y el ejercicio de la libertad de expresión, por absurdos que nos parezcan sus planteamientos, son tratados como delirios sin sentido o síntomas de vesianismo lo que nos estamos jugando es el mismo concepto de democracia. Y esto no es casualidad. En política la casualidad casi nunca existe.<br />
<br />
Como dije no dudo que las explicaciones más aceptadas sobre el virus son ciertas. Que lo están usando para atemorizarnos, vapulearnos, dividirnos, desposeernos y aleccionarnos tampoco. Aunque claro, supongo que eso es porque soy un negacionista.<br />
<br />Dexter Coughtonhttp://www.blogger.com/profile/01702807377039521588noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5621387056422849186.post-71062895080205709422020-08-16T10:26:00.001-07:002020-08-18T02:46:49.477-07:00Lo que han oído es cierto<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7WQIxIl3NtgtzxOWYVGBRsDL-L7OufjRBq-YwmtcT2OJoXy-WONZJ7IzIGpywZc1lLGVu365o79ZUeU3dsO0-abm8tyslY6D5ykC6zzPhPnON0ZNE74iGthCrZhaqWtD0nDot0Y4pkQM/s1600/Forch%25C3%25A9.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1600" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7WQIxIl3NtgtzxOWYVGBRsDL-L7OufjRBq-YwmtcT2OJoXy-WONZJ7IzIGpywZc1lLGVu365o79ZUeU3dsO0-abm8tyslY6D5ykC6zzPhPnON0ZNE74iGthCrZhaqWtD0nDot0Y4pkQM/s320/Forch%25C3%25A9.jpg" width="320" /></a>Un buen librero, uno que se precie de tal título y que ejerza esa profesión en peligro de extinción, es algo así como un híbrido de maitre, confesor y camello. Y a los que nos gusta leer necesitamos tener unos cuantos de estos extraños personajes en la agenda, para cuando se nos acaban las existencias o simplemente por si el consumismo fetichista arrecia.<br />
<br />
El problema principal es que como, a pesar de todo, son humanos y necesitan vender libros, tanto para pagar las facturas del banco como para saciar el apetito de su auto estima profesional, saben estrujar esos fetichismos particulares de cada cliente lector y convertirle en víctima de si mismo de tal modo que acabe comprando más de lo que a veces puede, quiere, o necesite leer. <br />
<br />
Fue en uno de esos gestos de vileza en los que, hace dos meses, en pleno pandemónium global recibí una llamada de la librería La Malatesta. Marcos me informaba, por mi propio interés y adelantándose a sus rivales de la calle Duque de Alba, de que Capitán Swing había sacado un libro sobre uno de mis temas favoritos. <br />
<br />
Evidentemente, cual yonki carente de voluntad, le pedí que me lo guardase y afirmé que iría en cuanto me fuese posible. Ni le dejé que se extendiese sobre los pormenores de la novedad. Hablaba de El Salvador y eso era suficiente para ganarse un sitio en mi pequeña colección de libros sobre ese país.<br />
<br />
Así fue como “Lo que han oído es cierto” llegó a mi biblioteca. Los que tenemos temas recurrentes, y extensas colecciones de libros, sabemos que comprar un libro es una cosa y leerlo ya otra muy diferente. Muchas veces los libros tardan años desde que son compulsivamente adquiridos hasta que son cuidadosamente seleccionados para su degustación. Tratar de explicar los motivos es una perdida de tiempo. Un libro se lee cuando se tiene que leer.<br />
<br />
En este caso su momento no tardo. Desde que en junio lo metí en la mochila junto a otro par de volúmenes hasta hoy que escribo sobre el nada más ha pasado un mes y medio y solo ha tenido que ver a otros tres o cuatro libros ser leídos antes que el.<br />
<br />
Lo mejor de todo este proceso, y en este sentido de mi propia adicción a El Salvador , es que abordé el libro sin tan siquiera mirar las solapas. Cumplí con mis manías personales antes de empezarlo, busque el año de la primera edición original, miré cuantas páginas tenía, y me lancé a la aventura. <br />
<br />
He de decir que no daba mucho por el en un principio. Principalmente porque mis dos lecturas anteriores, el último libro que reseñé en este mismo blog (https://elskinheadqueleianovelasdeamor.blogspot.com/2020/07/en-memoria-de-abraham-guillen.html?zx=34392fdc881003d5) y Lectura Fácil, de Cristina Morales, ponían el listón muy alto.<br />
<br />
Me equivoqué. Sin duda, a veces, acercarse a algo desde la falta de expectativas y/o el desconocimiento facilita la grata sorpresa.<br />
<br />
El libro escrito por Carolyn Forché, una poetisa de nacionalidad estadounidense, es una aproximación a los orígenes de la guerra civil de El Salvador muy interesante. Tanto en fondo como en forma.<br />
<br />
La autora, cosas que pasaban en aquellos tiempos, abandona su puesto de profesora universitaria y se planta en un lugar que desconoce por completo gracias a una surrealista invitación. Aterriza en un país pequeño, del que apenas habla el idioma, sumido en una lucha entre la violencia salvaje y la valentía sin medida; donde ante la miseria económica y sus creadores se alzan la dignidad y la terquedad de un pueblo dispuesto a todo con tal de lograr la justicia. Un territorio que se desliza inexorable hacia el abismo de la guerra abierta.<br />
<br />
Forché construye su relato, y aquí está parte de lo que me ha encantado, no tomándose a sí misma como única protagonista de su memoria sino como un diálogo con su guía local. No es la historia,exclusivamente, de una gringa que se va a vivir aventuras y su visión de los buenos salvajes. Su contra parte actúa como un mentor, sin duda muy masculino, que la acompaña escalón a escalón en su ascenso al darse cuenta de lo que de verdad está pasando en ese rincón del mundo en ese momento. Me parece un gesto, más allá de lo narrativo, honesto y necesario.<br />
<br />
El hecho de que su estancia tuviese lugar antes del comienzo oficial de la guerra nos permite una visión distinta y muy necesaria a la de otros testigos extranjeros que o bien llegaron más tarde o bien prefirieron centrarse en los años y sucesos posteriores al asesinato de Monseñor Romero en 1980 y a la posterior ofensiva final (inicial reconocen con sorna sus protagonistas) de 1981.<br />
<br />
Unos recuerdos, a retazos, en que se pueden intuir las lagunas de la memoria y de las circunstancias en que a pesar del tiempo la poeta a respetado los nombres clandestinos de aquellos quienes se lo pidieron o cayeron en la lucha.<br />
<br />
La única pega seria que le pongo a la edición es que si bien marca muchos de los términos propios del habla salvadoreña no explica a pie de página el significado de los mismos. Dicho esto quedo muy agradecido a una editorial española que se ha animado a publicar un texto que a priori no tiene pinta de ser un éxito de ventas en nuestro país habida cuenta del tiempo pasado desde aquella epopeya de la historia.<br />
<br />
Para terminar no diré que es un libro fácil o necesario pero si muy recomendable para quienes queremos a el Pulgarcito de América. No me cabe duda de que las estampas plasmadas negro sobre blanco en estas páginas son una invitación a la reflexión y a la crítica. Un buen recordatorio para entender los males del presente.<br />
<br />
Para aquellos que se acerquen a esta lectura sin conocer el paisíto una sola advertencia. A veces las cosas que cuenta Carolyn pueden parecer exageradas o peliculeras. Faltas de realidad. Inventadas. No la culpen El Salvador muchas veces parece sacado de un relato de realismo mágico y muy probablemente lo que están leyendo si no es cierto sea porque se quede corto. <br />
<br />
<i>"No te dejes llevar por la retórica. Si los campesinos salvadoreños entran al combate, y creo que lo harán, tienen que ganar. De lo contrario, sufriran doscientos años más."</i>Dexter Coughtonhttp://www.blogger.com/profile/01702807377039521588noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5621387056422849186.post-37768317056344773302020-08-08T09:01:00.001-07:002020-08-08T09:01:09.183-07:00La vida de los otrosEn el año 2006 se estrenó ésta película alemana que cuenta la historia de un meticuloso y eficiente oficial de la STASI, azote de disidentes, al que encargan vigilar a un reconocido literato del régimen en busca de impurezas ideológicas.<br /><br />Trufada de escenas memorables yo destacaría, para esta entrada del blog, esa en la que acompañado de su superior decide sentarse en la primera mesa que encuentra en el comedor del cuartel y como, cuando su responsable jerárquico le hace notar que es una mesa para tropa y no para oficiales como ellos, el le contesta aquello de que por algún lado tiene que empezar el socialismo.<br /><br />El capitán Gerd Wiesler, a lo largo de los 137 minutos de metraje, hace su particular viaje a Ítaca para acabar convirtiéndose en el escudo del dramaturgo espiado. Muere el burócrata y triunfa el humanista. Es un cuento acerca del socialismo que nunca fue. De la evolución que nos hubiera gustado vivir y que, como pasa también con Good Bye Lenin, jamás vieron nuestros ojos.<br /><br /><br />Durante este confinamiento la grandilocuentemente llamada izquierda española, sus dirigentes, sus militantes, sus bases y sus voceros con honrosas excepciones han seguido el camino inverso al del personaje interpretado por Ulrich Mühe.<br /><br />Vaya por delante que a día de hoy sigo pensando que antes del diez de marzo el gobierno tenía las manos atadas. Y no se me escapa que después, debido a un gran número de factores tanto estructurales como coyunturales, patrios e internacionales, cebarse con la reacción y las medidas para esa segunda quincena es injusto y hasta ventajista.<br /><br />Es más. Pese a mi punto de vista crítico desde el primer momento con el sensacionalismo irresponsable que desde los medios de comunicación se hizo de la situación y de mis serias dudas de la peligrosidad, en términos absolutos, de esta nueva variedad de virus entiendo y acepto que las medidas de cuarentena han sido y son de las precauciones más probadas que tiene la humanidad ante estas crisis no solo entre personas. Y parafraseando al Un, dos, tres de Mayra Gómez Kemp, hasta aquí puedo ceder.<br /><br />Llevamos, en el Reino de España, seis meses de verbena vírica y la situación no llama al optimismo. Pero no hablo de lo económico, ni del calamitoso estado de nuestro sistema sanitario. De hecho cualquier profesional de la salud mental nos reconocerá sin mucho problema que todo el mundo ha salido tocado de esta experiencia de confinamiento.<br /><br />Junto al virus del Covid 19 lo que más se ha extendido por nuestro país ha sido el miedo. Y si bien el refrán reza que el miedo es libre es evidente que no lo somos los que lo padecemos. En esta realidad de miedo constante, tensión sin final en el horizonte y calma chicha a la espera del siguiente batacazo, aderezada por unos medios de comunicación borrachos de bipolaridad parece que los grupos sociales mayoritarios, en redes y medios, son principalmente dos.<br /><br />De un lado están los que, como los amantes petrificados de Pompeya han decidido que ante el incierto pero aterrador futuro prefieren que les quiten lo bailado, en una irresponsable e irrefrenable carrera hedonista entregada al consumismo y a la falta de cuidado. Hacia si mismos y, por tanto, hacia el resto de nosotros. <br />En otro de los extremos se agolpa la legión de penitentes de la santa mascarilla. Hombres y mujeres, muchos sanitarios y profesionales que han estado en contacto con el aspecto más terrible de la tragedia, y que han quedado obsesionados con la necesidad de una profilaxis absoluta.<br /><br />A mitad de camino entre ambos, necesito creer, una mayoría silenciosa que entendemos los dos estados de animo y que tratamos de navegar este torrente de emociones, sin sucumbir a la falta de consideración auto destructiva y capitalista de los primeros ni acabar abrazándonos al sueño del totalitarismo hidrocólico de los otros como forma de sobre llevar las incertidumbres que nos sacudieron a todos cuando se abrió la caja de Pandora el catorce de marzo pasado.<br /><br />Me preocupan, aunque entienda, principalmente las actitudes del segundo grupo al que gran parte de la izquierda se ha unido de manera escandalosa. No porque la otra actitud me parezca bien ni mucho menos, es sencillamente que a los hedonistas del séptimo día les doy ya por perdidos.<br /><br />Me preocupa sobre manera, como decía, este aferrarse a la profilaxis individual como forma de salvación de la humanidad y el anhelo autoritario que acompaña a estas actitudes. Percibo, provocadas por el miedo sin duda, una falta de empatía total (de la que ya hablé el 20 de marzo en un post de mi fb), una superioridad moral y una caza de brujas.<br />
<br />Muchas personas que no tienen problema en denunciar las mentiras de la derecha fascista cuando acusa a los braceros migrantes de ser focos de contagio se tragan el sapo de que los jóvenes son una panda de irresponsables, ignorantes y egoístas a los que no les importamos los demás una mierda y, casi, casi, que se infectan a posta en discotecas, playas y piscinas para matarnos a los adultos. Aterrador.<br /><br />Me da pavor pensar en que rápido hemos olvidado no ya lo que fue ser joven y biologicamente irresponsable (el cerebro de los adolescentes neurologicamente es diferente al de los adultos y percibe de forma menos clara muchas formas de peligro) sino el hecho de que fueron los niños y los adolescentes los grandes olvidados del confinamiento. Unos los últimos en salir y, los otros, casualmente olvidados en los partes oficiales y en el hecho reconocido a posteriori de que si podían salir a la calle para recados y compras como adultos. Aunque nadie lo dijo y, por tanto, no salieron.<br /><br />Me entristece, me enfada, pero sobre todo me asusta mucho que la misma sociedad, las mismas generaciones que no fuimos capaces, durante veinte años, de defender un sistema educativo y sanitario en condiciones, una generación cuya inacción fue en parte responsable del shock que hemos vivido hace apenas dos meses esté ahora clamando y culpando de los descalabros futuros, puede que inmediatos, a aquellos que por su edad y estatus social casi nada tienen que ver con lo que ocurra.<br /><br />Los mismos que hemos aceptado el tele trabajo con calzador y sin límite horario. Los que nos hemos ido de vacaciones antes que convocar una huelga general tras la cuarentena para exigir una sanidad y una educación digna tanto para los que la usan como para las que la hacen. Los mismos que hemos tomado las terrazas de los bares con los niños antes que clamar por la apertura de los parques y que nos hemos hacinado en el metro, los autobuses y cercanías sin prenderle fuego a la ciudad para defender nuestra propia salud ahora decimos que el próximo brote es culpa, no de los empresarios del turismo y sus exigencias ni de los políticos a su servicio, sino de los hijos del vecino (el nuestro ya sabemos que nunca ha roto un plato).<br /><br />Sinceramente amigos creo que ha llegado el momento de superar nuestros miedos, trabajarnos nuestras contradicciones, librar nuestras batallas tanto individuales como colectivas de una maldita vez, y dejar de culpar a los adolescentes. Darles ejemplo en lugar de sermones. Ser más como el capitán Wiesler y dejar de preocuparnos por controlar la vida de los otros.<br />
<br />La alternativa al capitalismo salvaje y su inhumana cotidianidad no puede ser, nunca, un totalitarismo de izquierdas. Aunque lleve mascarilla.Dexter Coughtonhttp://www.blogger.com/profile/01702807377039521588noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5621387056422849186.post-47076440386132685322020-07-26T02:13:00.000-07:002020-07-26T02:13:48.406-07:00En memoria de Abraham Guillén<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhU9YGn-7WKt6sDna8GPBFaUC-lVgC_-1LJy2Xukw8TpSgYYeu-xND1CuruTIXKXgJpZJw8hWCJNP5r-sr8eMHMPwGjDBZf4qUux9pxwvoLwMUuySNrK23XijAxBP4V2yaWBSvewO5V5yY/s1600/Guill%25C3%25A9n.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhU9YGn-7WKt6sDna8GPBFaUC-lVgC_-1LJy2Xukw8TpSgYYeu-xND1CuruTIXKXgJpZJw8hWCJNP5r-sr8eMHMPwGjDBZf4qUux9pxwvoLwMUuySNrK23XijAxBP4V2yaWBSvewO5V5yY/s320/Guill%25C3%25A9n.jpg" width="240" /></a>La memoria es bastante puñetera. Por eso, a estas alturas, no puedo asegurarlo al cien por cien pero aún así me atrevo a afirmarlo. Creo que la primera vez que alguien me hablo de Abraham Guillén fue cuando estudiaba en Alicante. Entre el otoño de 1995 y el verano de 1998. Fue una simple pincelada. <br /><br />Estabamos en una reunión bien de una plataforma unitaria a la que yo acudía como delegado del CAU (Centro autónomo autogestionado) o quizá en una del fallido intento que hubo de montar una radio popular. Mientras esperábamos a que llegaran los rezagados para poder empezar a pelearnos no siempre de manera respetuosa un militante del PCE algo mayor que yo me enseño el libro de “Economía Autogestionaria” mientras me decía que lo estaba leyendo porque aunque era anarquista era un autentico cerebro.<br /><br />Yo, que debía tener veinte años en aquél momento no le hice mucho caso. No me interesaba la economía, aún no me había sacudido la soberbia juvenil que te impide abrir las orejas cuando el prejuicio es demasiado fuerte (qué me iba a explicar a mi un pecero del anarquismo hispano) y estaba en esa fase que muchos hemos pasado en ciertos ambientes de tener solo ojos para la mal llamada “Revolución española”. Devoraba los Durrutis, los Garcías y los Meras sin espacio para ninguna otra cosa y sin entender aún que una dieta verdaderamente sana, sobre todo para el cerebro, debe ser variada y rica. No solo abundante.<br /><br />Los siguientes encontronazos con el personaje en cuestión fueron ya a mi regreso a Madrid. Comentarios de compañeros anarquistas. Portadas muy feas de libros en mercadillos, distribuidoras o librerías y el volumen de “Economía Libertaria” danzando por mi casa. Mi padre, economista y libre pensador, lo había mordisqueado un poco. Su juicio sobre ese título sin ser demoledor no fue demasiado positivo. Como no podía ser de otro modo mi primer escarceo con Abraham fue “El error militar de las izquierdas”, una de sus obras de análisis sobre las causas de la derrota del bando republicano durante la contienda civil española.<br /><br />Fue un gran descubrimiento.<br /><br />Hace un par de semanas, por fin, ha visto la luz un libro de José Luis Carretero Miramar cuyo objeto de estudio es ese señor del que os vengo hablando.<br /><br />“Abraham Guillén. Guerrilla y Autogestión” es el título de esta obra en la que Carretero nos lleva de la mano de este singular personaje. Desde su infancia en un remoto lugar de Guadalajara hasta el final de sus días en el popular y hoy gentrificado barrio de Lavapies.<br /><br />Perfectamente ambientada en su momento histórico y con una acertada combinación de fuentes escritas y entrevistas a protagonistas del momento, esta obra, es capaz de trasladarnos a ese instante crucial en que pareció que toda América latina podía sacudirse el yugo del imperialismo <i>yankee</i> con las armas en la mano.<br /><br />De manera sencilla pero completa y asequible, el autor de esta biografía, nos va desgranando, etapa a etapa, no solo las vivencias del economista y periodista caracense si no también perlas escogidas del pensamiento de éste. <br /><br />Es un trabajo didáctico que logra la nada sencilla tarea de hacer divulgativa la trayectoria de su protagonista y la obra de este que, para ser sincero, muchas veces era algo caótica y enrevesada. Un hombre poco preocupado por el estilo y apremiado por la necesidad de transmitir.<br /><br /><br />Las escasas carencias de este libro son, para mi gusto, la poca información de la infancia de Abraham, por otro lado difícil de obtener; de quienes le abrieron las puertas al mundo de la cultura y el ansia de saber. Quizá también le cambiaría alguna leve cuestión de estilo más patente en el capitulo final. Por lo demás estamos ante una obra que rompe un candado y paga una deuda. <br /><br /><br />El candado es, a mi parecer, la densidad y profundidad propias de la forma en que Abraham tenía de escribir, sobre todo de economía. Accesible para pocos. La selección hecha por Carretero de los fragmentos más amables y su contextualización son una invitación a leer más. Una suerte de menú degustación para que nos animemos a probar en un futuro próximo cada uno de los platos que nos tiene reservado el legado de “el viejo”.<br /><br />La deuda es la de un movimiento olvidadizo con todo aquello que no encaje en la leyenda que se ha forjado tanto sobre la composición de sus filas como en lo referente figuras magnificadas, marginales o no, como Maroto, Pellicer, Baliús, Durruti o Federica, por corrientes empeñadas en confundir lo que fue con lo que a ellos les hubiese gustado que fuera. Un mundillo que prefiere la comodidad de las certezas aunque sean inventadas, la paz del sillón y la verdad revelada, a las inseguridades que generan los personajes imperfectos, con aristas, reales. Personajes como Abraham. <br /><br />Como no me gustan los spoilers solo os diré una cosa. Tenéis que leerlo.<br />
<br />Dexter Coughtonhttp://www.blogger.com/profile/01702807377039521588noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5621387056422849186.post-32254504148717087432020-05-15T02:28:00.000-07:002020-05-15T02:28:45.583-07:00Cine, chavalas y subvencionesDespertar el interés de una parte de la chavalería adolescente por cuestiones que estén fuera de lo que está de moda en el momento es francamente difícil. Si además es por algo relacionado con los estudios es casi imposible. Si hablamos ya del sector de la adolescencia como el que temenos mayoritariamente en Alacrán la tarea empieza a estar al nivel de una epopeya clásica.<br />
<br />
Una de nuestras actividades son clases de apoyo, tanto dentro como fuera de colegios e institutos públicos de nuestro distrito. Durante cinco años forme parte de los grupos de la asociación que impartía estas clases.<br />
<br />
El tema de las clases de apoyo, la verdad, daría para horas de charla y decenas de entradas en blogs, así que voy a tratar de no dispersarme demasiado, que ya me ha dicho gente que sabe de esto más que yo que hago entradas muy largas.<br />
<br />
El primer gran desafío que yo me encontré, una vez asumido que las clases de apoyo que dábamos como asociación a chavales de mi barrio no me iban a permitir emular a Robín Williams en El club de los poetas muertos, fue el de llamar la atención y lograr despertar interés en grupos de chavales y chavalas que no solo están haciendo horas extras no remuneradas, sino que la mayoría de ell@s sienten con mayor o menor grado de realismo que su futuro es bastante oscuro y van a esas clases con la misma ilusión con la que cualquiera va a pagar una multa de tráfico.<br />
<br />
Con esta coyuntura, hace ya cuatro cursos, se me dio una oportunidad fruto de la casualidad. Una de las chicas de mi grupo asignado, muy maja, de buen corazón pero muy perdida y desatendida en casa, resulto apellidarse como un histórico poco conocido del anarquismo español. En la clase de al lado, una de sus mejores amigas en aquél momento, que se pasaba el día escaqueándose para acoplarse a mi grupo y poder estar juntas se apellidaba como otro sujeto del mismo movimiento y del mismo periodo. Ambos también unos piezas de cuidado. Descartado el parentesco directo se me ocurrió un juego.<br />
<br />
Un día que no estaban haciendo ni el huevo más allá de hablar de chicos, programas basura de TV y actividades poco recomendables para mujeres de su edad, es decir un día como cualquier otro en nuestra vida de absurdos prolongadores de jornada, les lancé un desafío. <br />
<br />
Era miércoles. Si para la siguiente clase, el lunes, eran capaces de averiguar y explicarnos en el aula, que dos personajes de la historia de España poco conocidos pero a mi juicio importantes, se apellidaban como ellas dos las invitaba al cine y a merendar. Se podían sumar al reto quienes quisieran en clase. No era fácil y reconozco que no daba un duro por que lo buscaran.<br />
<br />
<br />
El lunes llegaron excitadísimas. Eran cuatro en total las que se habían puesto a la faena. Era evidente que alguien las había ayudado y lo llevaban todo mal apuntado en un papel. Atropelladamente explicaron de manera correcta quien era el albañil madrileño que llegó a coronel durante la guerra civil. Ese era el fácil. Del segundo apellido solo supieron darme el título de un libro que hablaba sobre el sujeto en cuestión. Me pareció suficiente.<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizhQt8fh6yXJ5zon56LRZwNBXXSJIzYSRBgkuOMaamDVI1EECtAGDdzrTD1nyNrRgk2FyWbzlZsNpXcUkv54P_NUCMgX_2FCKbIYcZ8oGhyphenhyphenIfuDQBjubjzW4pm3pHQ7_jmVAYzSGbGaCM/s1600/Mera.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizhQt8fh6yXJ5zon56LRZwNBXXSJIzYSRBgkuOMaamDVI1EECtAGDdzrTD1nyNrRgk2FyWbzlZsNpXcUkv54P_NUCMgX_2FCKbIYcZ8oGhyphenhyphenIfuDQBjubjzW4pm3pHQ7_jmVAYzSGbGaCM/s320/Mera.jpg" width="240" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El no abuelo de una de ellas </td></tr>
</tbody></table>
<br />
Un par de semanas después cumplí la promesa y nos fuimos las cinco a un centro comercial del barrio. Eligieron Alicia a través del espejo y no me aceptaron la merienda. He de decir que nunca más he logrado que ninguno de los chavales ni chavales me ganen en un reto de estos, y lo he intentado varias veces.<br />
<br />
De aquella sesión de cine salí con varias lecciones aprendidas. No conseguí que apagasen los móviles, solo que los silenciaran. A una de ellas hubo que dejarle al entrada en la taquilla a su nombre porque llegó tarde quince minutos. No pararon de hablar en casi ningún momento y a ratos miraban el aparato de Satanás porque les entraban mensajes y mierdas. El siguiente día en clase me contaban que ven las series en el móvil y, con suerte, en una tablet. Dos no recordaban haber ido nunca al cine. Carecían por completo de cultura cinematográfica.<br />
<br />
Reflexioné mucho en su momento y estas ultimas semanas me he acordado de esta vivencia. Sobre todo a raíz de las peticiones de ayuda legítimas de colectivos de trabajadores del espectáculo.<br />
<br />
El problema de la “cultura” en éste país es un problema de raíces profundas, muchas de las cuales desconozco, aunque le veo paralelismos con otros ámbitos de la vida y la política cotidiana. <br />
El problema enorme que tenemos en España con la caída libre de las artes, de todas, no se va a solucionar con un plan de subvenciones para el cine y la música que para colmo, como bien señalan algunos interesados, se quedará corto y solo llegará a los grandes nombres dejando a la mayoría en el paro por tiempo indefinido.<br />
<br />
El problema en nuestra sociedad no es que los museos, los cines y los conciertos sean caros, que lo son.<br />
<br />
El verdadero problema con mayúsculas en este país es que la cultura no interesa a las élites que la perciben, en el mejor de los casos, desde un snobismo interesado y patrimonialista o, en el peor, como una perdida de tiempo de rojos y bohemios. Y lo que no interesa cuidar a las élites, en una sociedad alienada, apenas le interesa a nadie más.<br />
<br />
Pienso que no se puede cuidar lo que no se ama. Y no se puede amar lo que no se conoce. No se conocen el teatro, la pintura, el cine, la música, la escultura, la arquitectura, la poesía, la gastronomía, la literatura, el deporte, la costura, ni nada en la vida con visitas formales y rutinarias, anuales, a estos espacios.<br />
<br />
Son excepciones los muchachos y muchachas,como decía una amiga con la que compartí esta reflexión, que se puedan de verdad interesar en la opera porque una vez en su vida el instituto les lleve al Teatro Real a ver Turandot o Carmen. Servirá, no lo dudo, para llenar las sesiones, pagar nominas y justificar algunos proyectos, pero no deja de ser pan para hoy hambre para mañana.<br />
<br />
<br />
Cuando yo estudié imagen (sin sonido) nos hicieron pasar por todas las ramas de la profesión. Cámara (en grúa, hombro, fija...), realización, dirección, guión, luz, montaje en mesa y montaje digital. Así descubrí lo fascinante, para mi, de ésta última disciplina. A ningún médico se le pide que elija especialización sin haber rotado antes por todas. Con la cultura pasa lo mismo.<br />
<br />
<br />
Si queremos salvar, quienes apostamos por un mundo mejor, por una sociedad socialista de base, las artes y a quienes las hacen posible tenemos que salvar la educación. Quitar horas lectivas de inglés, matemáticas y otras asignaturas “útiles”. Dejar de concebir los centros educativos públicos como fabricas que forman trabajadores sumisos para el futuro y pelear que la salud y el arte formen parte permanente de la curricula. <br />
<br />
Solo cuando escriban, pinten, esculpan, realicen, compongan, graben.... sentirán y valoraran todo eso como suyo. Hace tiempo que llegó el momento de dejar a mirar a los de arriba, instalados y satisfechos pidiendo migajas y ayudas para volver a mirar a los lados y hacía atrás para transmitir enseñanzas.<br />
<br />
Entiendo y respeto las demandas de los colectivos afectados en el mundo de la cultura en su lucha por la supervivencia inmediata, solo planteo que o ampliamos la profundidad de nuestras exigencias, de nuestras luchas, y las engarzamos con las demás luchas y los objetivos de una nueva sociedad o estamos perdidos.<br />
<br />
Puede que no hoy, ni mañana, pero si un día próximo y para siempre.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />Dexter Coughtonhttp://www.blogger.com/profile/01702807377039521588noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5621387056422849186.post-32739317111972036702020-04-20T01:16:00.000-07:002020-04-20T01:17:12.684-07:0020 de AbrilHace unos años escribí esta chorradita en un muro de fb. Ahora la rescato para quienes o no la leisteis entonces, no sois amigos de mi alter ego en el invento de satanás de Zuckerberg o simplemente lo habéis olvidado.<br />
<br />
Espero arrancaros una sonrisa al menos:<br />
<br />
<br />
Hoy, aún a riesgo de que nadie me crea como le pasó a Ángel Berriatúa y/o aparecer mañana flotando boca abajo, muerto, en la piscina del jardín como Joe Gillis, me he decidido (probablemente debido a un brote de locura causado por mi aislamiento montañes al más puro estilo Jack Torrance) a revelaros una verdad que llevo callando demasiado tiempo. Se trata del mensaje oculto y fascista que esconde la letra de una canción. Una canción escrita e interpretada por unos supuestos "rojillos" pucelanos que se trata, en realidad, de un homenaje secreto a Adolf H.<br />
Si amigos, uno de los temas más conocidos de la banda "Celtas Cortos", 20 de Abril, escrita,¡JA!, dicen, un año después, en 1992. <br />
El 20 de Abril del 90 fue el 101 aniversario del nacimiento del Fuhrer y, en esta canción, no solo se le homenajea veladamente si no que además se nos revela que no murió en 1945 ya que se trata de una carta que éste, no se sabe desde donde ni cuando, le envió a Eva Braun. <br />
Pero analicemos la canción:<br />
1º- En la primera estrofa se dice: 20 de abril del 90 ..... ¿te sorprende que te escriba?- Evidente, en su condición de líder clandestino, Adolf, no podía arriesgarse a escribir a sus seres queridos y delatar su paradero. Pero, el día de su cumpleaños, solo y melancólico, tras lústros en el altiplano paraguayo con una repugnante y nada aria llama como mascota, rompe el silencio y se decide a escribir. Es humano.<br />
2º El estribillo- Esta parte es fundamental, por que es donde se explican el porqué verdadero de la carta. La añoranza y el sentimiento contrariado ante la traición. <br />
"¿Recuerdas aquella noche en la cabaña del Turmo, ...? <br />
Hoy no queda casi nadie de los de antes, <br />
y los que hay <br />
han cambiado...<br />
No puede haber duda alguna, se refiere al Berghof en el Berchtesgaden, su castillo en las montañas de Bavaria, y a todos aquellos jerarcas que, pasados los años, acabaron en la CDU, la patronal o la banca olvidando el ideal nacional socialista.<br />
3º- Interés disimulado del cornudo- <br />
"Pero bueno, ¿tú qué tal? Di. <br />
Lo mismo hasta tienes crios. <br />
¿Qué tal te va con el tío ese?"<br />
Por fuerza tiene que tratarse de Otto Gunsche, guarda espaldas de Hitler con el que Eva se marchó tras la caída de Berlin. Derrotado,vegetariano, y sin imperio, el bajito y estridente cabo austriaco no podía competir con un pedazo de ario de 1´99 de altura, atlético (no colchonero) y puro musculo.<br />
El desdén hacía él, fingiendo no conocer al tipo que le paseo el perro desde 1943 lloviese, nevase o callesen obuses de punta, es típico de un romántico que soñó un imperio y se quedó sin novia. Puede que se lo esperase del livinidoso Goebbles, pero jamás del bueno de Otto.<br />
El bulo de la boda final en el bunker, creado para dar credibilidad mediática y dramática a la farsa, no deja de expresar el secreto anhelo de un Adolf más chapado a la antigua de lo que le gustaba reconocer y que, probablemente, se las dio de liberal con Eva para ligarsela. Típico de cualquier pagafantas.<br />
La última parte de la canción, la despedida y tal, o bien es paja que metió el fuhrer para despistar a los fisgones, trucos de vieja escuela clandestina, o lo metieron los pucelanos para despistar. Ésto no haría más que demostrar hasta que punto esos mequetrefes seguidores de Duguin llevarían años riéndose de su público en los conciertos. Tocando mientras piensan "mira estos guarros como bailan, si supieran de verdad lo que dice la canción".<br />
Esta es la cruda realidad amigas y está ahí fuera. Ahora haced lo que debáis...<br />
Os enlazo la canción para que veáis que, por muy loco que yo esté, no miento. Escuchad, escuchad...<br />
<br />
https://www.youtube.com/watch?v=Z9mH0rPunmgDexter Coughtonhttp://www.blogger.com/profile/01702807377039521588noreply@blogger.com0