La segunda vez que vi una referencia, poco clara eso si, fue en la película “El pianista” del director Roman Polansky que, por cierto, también se mojaba contando algo que en el cine comercial no había sido muy habitual. La estrecha colaboración de los judíos de derechas con las fuerzas nazis a la hora de exterminar a su propio pueblo. La mayoría de ellos miembros o simpatizantes del Bund.
Cuando supe a través de Julián Vadillo, prologuista de la edición española, que acababa de salir este libro en castellano corrí a la librería Mar Negro de mi barrio para encargarlo. Este libro, en estos tiempos oscuros en que el sionismo está televisando el genocidio del pueblo palestino, sin que los países poderosos estén haciendo nada por evitarlo, es tan necesario como valiente. Mucho.
Necesario porque en la lucha por la libertad es clave no sólo conocer el pasado, si no tener claro que la visión binaria y simplista del mundo es el camino directo a los totalitarismos. En ese sentido este libro da a conocer una parte de la historia sepultada por el poder capitalista actual, por el derrotado bolchevismo en su día, y por el sionismo. La de millones de judíos que no querían abandonar sus países para irse a vivir a Palestina. La de decenas de miles o más, agrupados en torno al partido socialdemócrata ruso judío, que además luchaban por construir el socialismo en Rusia y Polonia con la misma determinación con la que rechazaban el sionismo, adelantándo ya en su visión crítica la tragedia que hoy vivimos. Que, a pesar de todo lo anterior, y su laicismo no renunciaban a su judaísmo.
Es valiente porque en esta izquierda del siglo XXI, en que la mayoría de la militancia se comporta como las ovejas de Rebelión en la Granja, algo que les saque de la tranquilidad de la consigna fácil no siempre cae bien.
Lo único que le falta a este libro, bastante bien editado, y con un aporte gráfico interesante, son documentos adjuntos que hubiesen permitido profundizar más en los argumentos y las broncas de los bundistas con los sionistas de su época. No obstante entiendo que eso hubiese hecho que el libro superase de largo las quinientas páginas, demasiada apuesta para una pequeña editorial.
Os recomiendo que le deis una oportunidad a pesar de que, en estos tiempos, las tripas nos lleven a no querer leer sobre el sufrimiento pasado de un pueblo al que ahora apelan los genocidas para justificar su barbarie.
Leedlo, de verdad. Aunque al principio sólo sea para tener más argumentos os garantizo que os va a sorprender.